domingo, 24 de octubre de 2010

LA GENERACIÓN "Y": PERFIL LABORAL EN EL MUNDO DIGITAL

Tienen menos de 30 años, trabajan en empresas líderes del mundo online y pretenden del empleo mucho más que un buen salario. Son los jóvenes "Y", una generación con perfil digital que revoluciona el mercado laboral
Mariano Otero tiene 25 años, es marplatense, estudió Economía en la UBA y trabaja en Google. Su cargo suena pomposo, o incomprensible para los no iniciados: Business Solutions Representative. "Trabajo con pymes, y las ayudo a ser exitosas en Internet", explica a través de la pantalla plana, en videoconferencia desde Nueva York. La mitad del tiempo, Mariano trabaja desde bares, hoteles o en la oficina de sus clientes, ya que el puesto es regional y tiene reuniones con empresarios de Chile, Colombia y Centroamérica.
Su caso es un exponente de una nueva generación de "trabajadores de la economía digital", uno de los sectores más dinámicos a futuro, cuya demanda laboral no para de crecer. La movilidad y el uso intensivo de las nuevas tecnologías son la característica de este tipo de empleos, que van más allá de la programación y el desarrollo de software.
"Me recibí en 2007 en la universidad pública y empecé a trabajar en una firma de consultoría. Al año siguiente me trasladaron a Brasil y, en 2008, un amigo que trabajaba conmigo volvió a la Argentina para entrar en Google. El me comentó que estaban buscando gente", cuenta. Hasta ese momento, Mariano pensaba que en la compañía fundada por Sergei Brin y Larry Page eran todos programadores o analistas de sistemas.
"Lo más loco es que las oficinas de Google Argentina estaban en el mismo edificio de mi trabajo anterior. Pero como tenía el preconcepto de que para entrar tenés que ser un poco nerd, nunca me había postulado", confiesa. "Finalmente, le mandé el CV a mi amigo, y aquí estoy."
"Yo estaba acostumbrado a ir a la oficina de traje y corbata, y aquí el ambiente es muy descontracturado. En la oficina de Nueva York, por ejemplo, muchos vienen con su mascota. Pero eso no significa que no trabajamos -advierte-. Tenemos metas y, en la medida en que las alcanzamos, cada uno maneja sus tiempos. En mi caso, como tengo mucho contacto con clientes, me tengo que adaptar a la disponibilidad y los husos horarios de ellos. En esto, la tecnología me ayuda muchísimo. Hacer reuniones por videoconferencia o utilizar herramientas colaborativas para trabajar en grupo, es cosa de todos los días", afirma desde la pantalla.
Salario vs. flexibilidad
Los llamados jóvenes Y están ingresando de lleno en el mercado laboral. Los nacidos entre 1983 y 1990 plantean algunas diferencias con sus antecesores de la generación X (1965 a 1982) y los baby boomers (nacidos tras la Segunda Guerra Mundial). El salario ya no ocupa el primer lugar a la hora de decidir ingresar o permanecer en una compañía. La posibilidad de seguir aprendiendo, estar en un buen ambiente de trabajo y contar con tiempo para sí mismos ganan terreno. Y las empresas están tomando nota de ello.
"Los jóvenes de hoy buscan flexibilidad de horarios para poder integrar actividades extralaborales, como estudios, deportes, hobbies o voluntariado en alguna ONG. Hay espacios que no están dispuestos a abandonar por mejor pagada que sea su oportunidad laboral", dice Daniel Serra, gerente general de Zonajobs.
"Lo bueno es que pude ir cambiando de sector y creciendo. Acá se trabaja mucho en equipo y, si bien nuestra tarea es analítica, estamos todo el tiempo en contacto con las áreas comerciales y de ventas", dice Gimena Massa, de 21 años, con tres años de experiencia laboral. Es analista de Business Intelligence en Demotores.com, un sitio de compraventa de vehículos del grupo Dridco. "Mi función es analizar toda la información que llega; crear reportes e informes sobre el comportamiento de los clientes, lo que más buscan y lo que publican en el sitio", define.
Gimena cursa actualmente el tercer año de Ingeniería Industrial en la UTN y trabaja a tiempo parcial. "Lo que estoy viendo en la facu se vincula con mi trabajo, porque tiene bastante de análisis matemático", afirma.
Trabajo en un clic
Los trabajos cambian, y la forma de buscarlos también. Hoy, la mayoría de los jóvenes hace su búsqueda laboral por Internet. Como Santiago Pachano Rojas (25), que encontró su actual empleo (jefe de Marketing Online de Zonajobs) haciendo doble clic en un aviso. "Trabajo desde los 18. Mi primer empleo fue en una consultora de comercio exterior, y luego trabajé 7 meses en una aerolínea para un proyecto puntual."
Al terminar el proyecto, le ofrecieron un puesto en el área contable. "Pero por lo que estaba viendo en la facultad, me interesaba más el área de marketing. Estuve 15 días buscando trabajo y conseguí un puesto en el área de negocios móviles de un medio digital", cuenta. De ahí pasó a Zonajobs, donde se ocupa del desarrollo de iniciativas en redes sociales (Facebook, Twitter, Linkedin) y el armado de acuerdos con socios estratégicos del mercado online.
Para hacer este trabajo "no se necesita saber programar, pero sí conocer algunas herramientas que usan los desarrolladores de software para tener un lenguaje común", dice Santiago, que lidera un equipo de tres jóvenes. "Como esto no se estudia en la facultad, hay que ir aprendiendo sobre la marcha. Ahora estoy haciendo un posgrado sobre marketing digital -dice-. Hay mucho por hacer en esta área. Las redes sociales crecen cada vez más y se forman grupos de gente que busca trabajo, y comparten pistas y consejos."
De su empleo, Santiago destaca "el buen clima, la posibilidad de contactarse y trabajar con colegas de otros países de América Latina y la oportunidad de seguir capacitándose y creciendo. Una vez al mes podés pedirte medio día para trámites, y tus compañeros te cubren. Hay mucha libertad para trabajar. Cumplimos objetivos, no horarios".
Sin experiencia
Virginia Pedulla (26) es egresada de la carrera de Administración y Sistemas del Instituto Tecnológico de Buenos Aires (ITBA) y trabaja hace dos años en Google como AdWords Associate para pequeños y medianos anunciantes. Esto implica ocuparse del sistema de "publicidad patrocinada", que relaciona los anuncios de empresas y emprendedores con las palabras clave que introducen los usuarios en sus búsquedas.
"Cuando terminé el colegio me anoté en la UBA en Administración. Después me comentaron que existía esta carrera y me interesó porque combinaba administración con informática, a lo que veía buena salida laboral. Hice la carrera en cuatro años y me tomé uno para viajar. Cuando volví, armé un listado de empresas en las que quería trabajar y empecé a mandar mi currículum. No tenía mucho para poner en el ítem "experiencia laboral", más que la experiencia de work & travel que había hecho en Nueva Zelanda", confiesa.
"Conocía a una persona que trabajaba en Google y le mandé mi CV. Me llamaron para una entrevista, en la que me preguntaron sobre mi viaje y mis hobbies, algo que había puesto al final del CV para que no quedara tan corto", recuerda. "No sabía lo que era un AdWord, así que lo googleé para estar al tanto. Hoy trabajo todo el día con esta herramienta, junto con agencias de publicidad argentinas y de otros países de la región", cuenta.
Existen muchos mitos respecto del proceso de selección en Google, y la compañía está dispuesta a aclararlos. "Más del 50% de las contrataciones viene de recomendaciones de los propios empleados y la otra mitad es cubierta por candidatos que envían sus datos online. En ambos casos, el proceso de selección es el mismo", dice Victoria Campetella, encargada de Comunicaciones Corporativas de Google Argentina.
"Es importante explicitar en el CV tanto la formación académica como cursos y actividades extracurriculares. También hay que conocer mínimamente el puesto al cual se postula, y su relación con la formación que tiene el candidato", destaca Campetella.
El proceso de selección consta de al menos dos entrevistas (una telefónica y otra personal), y la decisión es tomada por varias personas (comités de admisión). Allí es importante demostrar capacidad para trabajar en equipo en un ambiente multidisciplinario, tener razonamiento lógico y, a la vez, proponer soluciones creativas. "En Google las personas tienen mucha autonomía y no hay estructuras tradicionales de jefes y departamentos. No todo el mundo se adapta bien a este tipo de trabajo", advierte la ejecutiva.
De todas las barreras que tienen los jóvenes a la hora de buscar empleo, la falta de experiencia y de contactos son tal vez las más importantes. Las nuevas tecnologías ayudan a sortearlas, ya que les permiten enterarse de oportunidades y contactar a pares, clientes y mentores a través de Internet y las redes sociales.
A los 15 años, Enrique Courtaux armó su primer sitio web y hoy, con 23, es el responsable del programa de afiliados de Mercado Libre (Mercadosocios). "Pasé de un lado al otro del mostrador", explica el precoz emprendedor. Cuando desarrolló Musikeiro, una página web con letras de canciones, tomó contacto con el programa porque obtenía ingresos a partir de poner publicidad del sitio de comercio electrónico en su propia página. Así, lo que era un hobby se convirtió en un negocio, que fue creciendo gracias al contenido que aportaban los visitantes, que subían letras de canciones. Pero le demandaba cada vez más tiempo, y por eso decidió venderlo cuando se anotó en la facultad.
Terminado segundo año de la carrera de Administración y Sistemas del ITBA, Enrique quiso volver a trabajar. "Entonces fui a ver al encargado de Marketing de Mercado Libre, a quien había conocido como usuario. Lo primero que me sorprendió fue ver tanta gente trabajando ahí. Yo creí que era todo automático y que sólo iba a encontrar máquinas -confiesa-. El me comentó que estaban buscando a alguien para el programa Mercadosocios, que yo bien conocía."
"Lo que hago es, por un lado, buscar nuevos socios, y, por el otro, ayudar a los afiliados a tener mayores ganancias con el sitio. Llegan consultas, y también actuamos proactivamente detectando oportunidades y contactando a potenciales afiliados en Chile, Colombia, Venezuela, México y Brasil. Trabajamos en equipo con otras personas de estos países e intercambiamos experiencias todo el tiempo. El trabajo es desafiante, y te exige estar conectado todo el tiempo. Yo he contestado e-mails laborales a las 11 de la noche, pero trato de ponerme límites", explica.
¿A vos te pagan por hacer eso?
Analía Baggiano (29) es relacionista pública y trabaja como Community Manager en, Psicofxp, una "plataforma de conversaciones temáticas" creada por el emprendedor argentino Ismael Briasco en el 2000. Hoy es considerada la "red social temática" más convocante de habla hispana, con 150 foros de discusión sobre asuntos que van desde viajes o cocina hasta filosofía o motos.
La función de Analía es -según ella misma explica- "construir, dinamizar y gestionar comunidades, actuando como nexo entre los usuarios y la organización". Dicho de otro modo, se trata de leer las conversaciones de los usuarios en los foros de Internet y, a partir de sus inquietudes y necesidades, desarrollar "acciones" tales como organizar encuentros, fiestas o promociones para alguna marca.
"Me recibí de licenciada en Relaciones Públicas en la Universidad de Morón, y mi primer trabajo fue en McDonald´s", cuenta. Después consiguió una pasantía en una agencia de comunicación en la que se ocupaba de llamar a periodistas para ver si habían recibido sus gacetillas. Luego se tomó un año sabático para terminar la carrera, y entonces definió que quería trabajar en algo vinculado con las nuevas tecnologías.
"Pero si quería conseguir un trabajo diferente, debía presentarme de forma diferente. Se me ocurrió armar un blog con la historia de mi currículum ( http://nopodesnotenerme.blogspot.com ). Y lo mandé a un aviso online para un puesto de Community Manager. En ese momento yo no sabía muy bien lo que era, pero enseguida me di cuenta de que algo así estaba buscando", afirma.
"Mi trabajo me gusta, la paso bien. A veces se mezcla lo laboral con el hobby, y por eso me cuesta desconectarme. Estoy en varias redes sociales y suelo revisar y contestar mensajes a la noche desde mi casa, o los fines de semana -admite-. Pero por otro lado, cuando cuento cómo es mi trabajo, algunos me preguntan: ¿estás todo el día en Twitter y en Facebook y te pagan por eso?" Y sí, parece raro estar cobrando por algo que para muchos es un pasatiempo.
Por María Gabriela Ensinck. Revista@lanacion.com.ar

LA HORA DE LOS EMPRENDEDORES
Casi siete de cada 10 jóvenes argentinos consideran probable conseguir el trabajo ideal y seis de cada 10 dicen que quieren crear su propia empresa como camino laboral deseable. Los datos surgen de una encuesta de TNS Gallup y la Universidad de Palermo entre 900 jóvenes de 18 a 24 años. Hasta hace unos años, la preferencia general era trabajar en una gran empresa o tener una profesión liberal. Sin embargo, hoy ganan terreno otras opciones, como trabajar en una pyme, en una ONG o fundar la propia compañía.
"Hay un cambio de paradigma", dice Alejandro Mashad, director de la Fundación Endeavor, una organización internacional que apoya a emprendedores. "La visión de entrar en una empresa y trabajar allí toda la vida no corre más. Y lo que quieren muchos jóvenes hoy es montar un negocio detrás de una idea." En esta visión, las nuevas tecnologías juegan un importante papel. Acercan y conectan a las personas, hacen surgir nuevas formas de comercialización -como la venta online- y disminuyen costos porque se puede empezar un emprendimiento con muy baja inversión, trabajando desde casa con una computadora conectada a Internet.

martes, 19 de octubre de 2010

ESTAMOS ANTE UN NUEVO MUNDO

EL orden mundial ha cambiado y el presidente Barack Obama lo sabe. Se acabó la Guerra Fría, la oposición nuclear entre Estados Unidos y la URSS. Se acabó la época unipolar, en la que Estados Unidos aparecía como la única potencia global. Y se inició la era "multipolar", en la que, siendo siempre una gran potencia, debe compartir el escenario del poder mundial con los BRIC: Brasil, Rusia, la India y China.

Diferentes potencias. Brasil se afirma con toda la audacia y sabor de su presidente, Lula. Pasa por encima de las prohibiciones de la Guerra Fría, se asocia con Irán y Turquía y trata con benevolencia a la Venezuela de Hugo Chávez. Compensa su heterodoxia internacional con ortodoxia interna. Mantiene la propiedad pública pero da entrada a la propiedad privada en la industria petrolera (ojo Pemex) y no depende del "oro negro", porque Brasil, antes de tener petróleo, desarrolló otras fuentes de energía. Lula ha continuado las reformas iniciadas por su antecesor, Fernando Henrique Cardoso. Casi un cuarto de siglo de desarrollo y estabilidad. Un descenso de la pobreza del 60 al 30% de la población. Pero continuidad del crimen, las zonas de miseria, el territorio inexplorado.

Rusia se ha extraviado entre la tradición autoritaria de su pasado y la novedad de su capitalismo inédito. La corrupción ha sido el puente entre ambas. La famosa profecía de Tocqueville se ha cumplido: el futuro les pertenecerá a los imperios continentales, uno democrático (Estados Unidos), el otro autoritario (Rusia). La India es un contraste entre sus logros en alta tecnología, clases dirigentes educadas y creación de riqueza, por una parte, y diferencias sociales y culturales abismales, por la otra. Sólo China juega con póquer de ases, invadiendo sin hacer ruido áreas del comercio internacional y la financiación europea y norteamericana, aunque su régimen sea dictatorial -autoritarismo capitalista- y vastas regiones de su territorio vivan en el subdesarrollo.

El presidente Obama sabe todo esto, pero le cuesta decirlo. Un número grande de estadounidenses no se ha enterado de los cambios. Viven la ilusión de la potencia única, del destino manifiesto, de la superioridad incontestable de su nación. ¿Cómo decirles la verdad a estos ciudadanos del pasado estadounidense? ¿Cómo restarle enemigos a un país que siempre los ha necesitado para justificarse? El caso del febril pastor en Gainesville, Florida, sirve como ejemplo: el islam es hoy el enemigo, tan total como hasta ayer lo fue el comunismo. La falacia del Tea Party, alentada por la singular analfabeta Sarah Palin, evoca una épica fundadora de la nación (el asalto en Boston a los buques surtos en su puerto en 1773), para darle título a un movimiento anárquico que se opone a todo, no tiene ideas propias y considera que Obama es un comunista nacido en Africa (¿o Indonesia?).

No es menor, por todo ello, el esfuerzo del presidente estadounidense para hacerle entender a su país que estamos en una nueva era, con nuevos derechos y obligaciones. Lo insinuó en un reciente discurso, cuando indicó que el trabajador migratorio es el portador de una nueva cultura global que enriquece a las culturas locales y nos prepara para un siglo XXI de interdependencias.

Mal entendido por el ala izquierda de los demócratas, que lo quisieran más radical, y por el centro independiente, que hubiese querido más atención a los problemas de la reforma hipotecaria, Obama es detestado por la derecha republicana y enfrenta, el mes que viene, una elección a la que llega con menos del 50% de la aprobación pública.

Hecho extraordinario, si consideramos que el presidente Obama ha logrado una ley de salud pública aplazada desde siempre, una ley de estímulos para salvar a la industria automovilística, una reforma bancaria para restarles a los bancos privilegios indebidos, una reducción de la pérdida de empleos y una reducción del 4% del PBI en vez del 12% previsto por Bush. Pagar deudas heredadas, detener la caída al vacío de los mercados, crear un sistema impositivo más justo. Obama ha cometido errores. También ha subsanado los del gobierno anterior. Ahora llega a una prueba electoral difícil. Ya no puede emplear la retórica del opositor al poder; ahora, Obama es el poder. Veremos qué dice y qué hace para reforzar su base, continuar las reformas y -preocupación central- ser reelegido en 2010.

¿Qué clase de país gobierna Obama?
Aquí, de nuevo, aparecen novedades que atañen a la llamada "era de la información" y al hecho de que los espacios de la misma están siendo llenados por una multitud de medios que nos están llevando de la era de la palabra impresa (la era de Gutenberg) a una novedad aún no bautizada -¿la edad de la información?- que está creando otros códigos de conocimiento: Facebook, Internet, iPod, etc., cuya posible paradoja consiste en que un usuario se comunica con millones de usuarios pero en realidad queda más aislado que nunca.

Este es el tema explorado por dos notables películas de la "era Obama". The Social Network ( La red social ), del director David Fincher, y Wall Street 2 , de Oliver Stone. La película de Stone es una maravilla de estructuración técnica. El espectador queda sujeto a un despliegue de pantallas simultáneas, divididas en cuatro, divididas a la mitad, grandes acercamientos a rostros y objetos seguidos de panorámicas de ciudades y naturaleza. Stone continúa la historia del tiburón de las finanzas Gordon Gekko (Michael Douglas) cuando sale de la cárcel donde pasó ocho años por crímenes financieros y se dispone, más tiburón que nunca, a rehacer su fortuna a costa de sus enemigos, a costa de su propia hija, en un mundo más salvaje que el de ayer.

Más novedosa es La red social , donde el director David Fincher y el guionista Aaron Sorkin han ido a la raíz del asunto: el mundo juvenil de la Universidad de Harvard, donde un joven genio matemático, Mark Zuckerberg, inventa Facebook por encima de toda consideración ética, social, humana, porque lo que Mark quiere no es amor, ni amistad, ni siquiera prestigio o dinero. Lo que quiere es darle paso a la nueva revolución post-Gutenberg. La era de la información. La intimidad a la distancia. La fama instantánea para quien quiera presentarse como lo que no es pero quisiera ser. ¿El precio? El aislamiento en nombre de la comunicación. La explotación del resentimiento de cada individuo. La amenaza implícita del engaño: eres lo que dices ser, no lo que realmente eres. La comunicación indiscriminada conduce a la desinformación. "Amigo" se convierte en verbo: "amigar" y en consecuencia "des-amigar".

En Wall Street los protagonistas son la ambición y la avaricia. En La red social , la condescendencia, el aislamiento y la hostilidad. Ambos realizadores, que al cabo trabajan en Hollywood, hacen concesiones finales. Stone nos lleva a una fiesta de familia celebrando el primer cumpleaños de un bebe. Todos, ahora, se quieren y soplan burbujas de jabón al firmamento. ¿Ironía? Quizá. Más dramática -e increíble- es la escena final de La red social . El joven Zuckerberg piensa arealidad cotidiana, Zuckerberg es un joven multimillonario filántropo y Gordon Gekko es Michael Douglas.

Y el presidente de Estados Unidos es y se llama Barack Obama y tiene el enorme problema de traducir un mundo nuevo a conciencias y hábitos antiguos.