sábado, 28 de septiembre de 2019

INDUSTRIA 4.0: UNA OPORTUNIDAD PARA LAS PYMES EN TIEMPOS DE CRISIS


La tendencia es inevitable: los dispositivos inteligentes van a tener un protagonismo central no solo en la vida de las personas sino también en los ámbitos laborales y de producción.
Silvio Zurzolo. 28/09/2019

Sumarse a la cuarta revolución industrial, la 4.0, es posible para todas las empresas, aún en tiempos de crisis. Si bien las Pymes industriales están pasando por un momento muy complicado donde los indicadores marcan 15 meses consecutivos de caída del sector industrial en la Provincia de Buenos Aires con menos del 60 por ciento en marcha de la capacidad instalada y todos los rubros del sector en baja, es imprescindible empezar a ver el vaso medio lleno y comenzar a prepararse para ser más competitivos en cada uno de los rubros del mercado nacional e internacional.

La innovación y transformación digital juega un rol fundamental en este necesario proceso de crecimiento. Los números hablan por sí solos, según la consultora de investigación del mercado tecnológico Gartner, para el año 2020 más de 20.000 millones de aparatos conectadas estarán en uso. La tendencia es inevitable, los dispositivos inteligentes van a tener un protagonismo central en la vida de las personas y en los ámbitos laborales y de producción.

Tecnologías combinadas están dando lugar a nuevas formas de procesar y distribuir la información, revolucionando todos los sectores industriales como la monitorización ambiental, las vías navegables, la gestión de la energía, las ciudades inteligentes, la producción de bienes y la logística, por mencionar solo algunos de los rubros.

El 2° Congreso Internacional Industria 4.0, que terminó ayer, tuvo el objetivo de conocer el escenario global, las tendencias, las nuevas tecnologías y las buenas prácticas del nuevo paradigma; pero también las problemáticas en cada país y en la región, y las posibles soluciones para alcanzar el objetivo final que es la innovación y transformación de las empresas, las organizaciones y los trabajadores.

Las Pymes argentinas son capaces de afrontar las necesidades del mercado, los cambios y desafíos de esta nueva era. En la Argentina, hemos transitado históricamente muchos momentos de crisis y siempre logramos salir a flote. Hay que tomar a este momento económico como una oportunidad para poder pensar nuevas salidas y alternativas, y la tecnología permite generar nuevas oportunidades de crecimiento. Para esto, se deben tomar concretas decisiones políticas que busquen facilitar el acceso de las empresas a la innovación; eficientes acuerdos entre empresarios y sindicatos; y mayor concientización del sector empresarial de que la Industria 4.0 es el presente y futuro para todo el sector industrial.

Las Pymes argentinas son capaces de afrontar las necesidades del mercado, los cambios y desafíos de esta nueva era. El contexto no es el mejor para las Pymes argentinas, pero estamos convencidos que la nueva Revolución Industrial 4.0 representa oportunidades a corto y largo plazo. Trabajar en conjunto es la receta, todos sentados en la misma mesa pensando soluciones con visión a futuro –políticos, empresarios y educadores-, dejando intereses de lado y pensando en una argentina más productiva y competitiva en el mundo.

(*) Silvio Zurzolo es presidente de la Asociación de Industriales de la Provincia de Buenos Aires (ADIBA)

martes, 24 de septiembre de 2019

FACEBOOK: PARA QUÉ COMPRÓ UNA EMPRESA DEDICADA AL CONTROL DE DISPOSITIVOS CON LA MENTE


La empresa aseguró que espera desarrollar una nueva tecnología “a escala” y llevarla “con mayor rapidez” a los productos de consumo.
24/09/2019.Clarín Tecnología

La red social de Mark Zuckerberg anunció hoy haber alcanzado un acuerdo para adquirir la empresa emergente CTRL-labs, dedicada a la investigación de tecnología que permita controlar computadoras directamente desde el cerebro mediante señales neuronales.

La compañía, que hizo pública la adquisición en la página en la red social de su vicepresidente para realidad virtual y aumentada, Andrew Bosworth, no detalló la cuantía de la operación, pero el medio económico especializado CNBC la cifró en entre 500 y 1.000 millones de dólares.

"La visión de este proyecto es una pulsera que permita a la gente controlar sus aparatos como una extensión natural del movimiento", indicó Bosworth, quien apuntó que la CTRL-Labs, con sede en Nueva York, pasará a formar parte de la división Facebook Reality Labs, que desarrolla, entre otras, aplicaciones de realidad aumentada.

Según el vicepresidente de la red social, la pulsera decodificará las señales eléctricas emitidas por las neuronas dirigidas a los músculos con órdenes como "haz clic en el mouse" o "aprieta un botón" y las traducirá a señales digitales que puedan ser comprendidas por una computadora.

"Captura tu intención de manera que puedas compartir una fotografía con un amigo usando un movimiento imperceptible o simplemente teniendo la intención de hacerlo", explicó Bosworth.

La empresa con sede en Menlo Park (California, EE.UU.) aseguró que espera desarrollar este tipo de tecnología "a escala" y llevarla "con mayor rapidez" a los productos de consumo. En la actualidad, CTRL-labs ya está trabajando en una pulsera de estas características que pueda convertir señales neuronales en digitales y controlar así aparatos con la mente, aunque la tecnología todavía se encuentra en fase de desarrollo.

La firma emergente fue fundada en 2015 por dos doctores en neurociencia, Thomas Reardon y Patrick Kaifosh, y consiguió en febrero pasado 28 millones de dólares en financiación provenientes de fondos vinculados a Amazon y a Alphabet (matriz de Google).

Fuente: EFE

domingo, 8 de septiembre de 2019

SÍ: ES POSIBLE PRESERVAR LA AMAZONÍA


Leo Heileman. 08/09/2019

La Amazonía es el bosque tropical más grande de nuestro planeta. Alberga 33 millones de personas de 9 países y es hogar de una extraordinaria biodiversidad. Su densa vegetación y sus suelos húmedos contienen 140.000 millones de toneladas de carbono, capaces de trastocar el clima global en caso de ser liberadas a la atmósfera.

Preservar la Amazonía es un asunto de interés global y debe convertirse en una de las grandes prioridades de nuestro tiempo.

En los últimos 50 años ya hemos perdido 17% de este bosque vital. A pesar de los esfuerzos para protegerlo, se registra un incremento alarmante de la deforestación, cuyos efectos se intensificarán a causa de la crisis climática.

Los voraces incendios que están devastando grandes porciones de bosque amazónico son evidencia de que la inclemente expansión agraria y una creciente demanda minera, sumadas a unas condiciones climáticas cada vez más extremas, están acelerando la degradación de los ecosistemas.

Esto es cierto en la Amazonía y también en otros paisajes vitales, como el Ártico, donde se han reportado más de 100 grandes incendios desde junio. Ambos lugares, aunque disímiles y lejanos, sufren los efectos de un calentamiento global inédito. El pasado mes de julio podría pasar a la historia como el mes más caluroso jamás registrado, y es posible que 2019 se convierta en uno de los cinco años más cálidos de los últimos siglos.

En este contexto, los esfuerzos para salvar la Amazonía tienen que abrazar lo global y lo local. El cambio en las políticas nacionales de uso de tierras y la lucha contra la crisis climática deben acelerarse. Los países que comparten el bioma amazónico deben fortalecer la gobernanza de sus bosques, integrar a los sectores productivos y promover actividades económicas sostenibles, sin las cuales sería imposible preservar los ecosistemas y generar beneficios socioeconómicos locales.

Todas estas naciones tienen experiencias de conservación exitosas. Entre 2004 y 2012, sus esfuerzos ayudaron a reducir en 80% la deforestación en la Amazonía. Existen importantes lecciones aprendidas en la efectividad de manejo y gobernanza de áreas protegidas, y debemos seguir avanzando, en estrecha cooperación con los Estados de la región y con las 400 comunidades indígenas del bioma, que pueden hacer grandes aportes a la construcción de soluciones innovadoras basadas en la naturaleza.

Sí es posible preservar la Amazonía y su biodiversidad. Necesitamos compromisos y medidas audaces para aumentar el monitoreo de los ecosistemas, restaurar las zonas degradadas y crear un mercado vibrante para las actividades productivas sostenibles, como por ejemplo los productos amazónicos no maderables.

La Cumbre sobre la Acción Climática convocada por el Secretario General de la ONU, en septiembre en Nueva York, y la COP25 sobre Cambio Climático, que albergará Chile en diciembre, son la oportunidad para llevar estos compromisos al máximo nivel.

Las discusiones sobre el Marco Global de Biodiversidad post-2020 ofrecen otro espacio para repensar los modelos de conservación y uso sostenible de biomas estratégicos como la Amazonía. Igualmente, la nueva Década de las Naciones Unidas para la Restauración de los Ecosistemas proveen una plataforma práctica para avanzar en la recuperación a gran escala de este bioma.

Sin la Amazonía y sin los demás bosques tropicales del planeta no podremos limitar el calentamiento global en 2°C -mucho menos en 1,5°C-, con lo cual será imposible cumplir los compromisos del Acuerdo de París. No tenemos tiempo que perder.

Leo Heileman es Director Regional de ONU Medio Ambiente.

DISEÑO DE FUTUROS: QUÉ "COSAS COMUNES" DEL PRESENTE NOS VAN A AVERGONZAR EN EL FUTURO


Sebastián Campanario. 8 de septiembre de 2019
 
"Cómo me gustaría ser una madre en los años 80, darles a mis hijos Chikenitos sin culpa con el noticiero de la tele como sonido de fondo", escribió semanas atrás, a la hora de la cena, una tuitera con hijos chicos. El "sin culpa" de hace 20 o 30 años para la clase media también incluía no ponerse el cinturón de seguridad en el auto (y hasta llevar un vehículo atiborrado de personas, por encima de lo permitido). O comprar cigarrillos de chocolates para volver cool y aspiracional este hábito desde la niñez (en una época en la que las principales compañías de tabaco se publicitaban como "la marca más elegida por los médicos"). O, después de cenar, poner a Olmedo o Benny Hill, con sus chistes homofóbicos o cosificadores de mujeres.

Así como hace relativamente poco tiempo muchas conductas, hábitos y decisiones que nos resultaban normales hoy nos parecen inadmisibles, es seguro que de aquí a unos años varias de las cuestiones que hoy consideramos "naturales" nos resulten extrañas. Y probablemente en un lapso menor al descripto en el primer párrafo, porque la dinámica de cambio se está acelerando. Las redes sociales, por ejemplo, amplifican y le dan velocidad a la formación de nuevos consensos o tomas de conciencia.

"En un futuro más cercano de lo que pensamos nos vamos a avergonzar y nos van a parecer insólitas conductas que tenemos hoy como naturales", cuenta a LA NACION Edwin Rager, un estratega de marcas que reside en Bogotá y que participa en distintos proyectos de diseño de futuro. Rager planteó días atrás esta discusión en sus redes y armó una lista con el aporte de distintos lectores y especialistas. Muchas de los comentarios respecto de qué temas nos avergonzarán tienen que ver con la llamada flecha de cambio ambiental: "la poca importancia que se le da a la crisis climática", "que aceptemos que la comida barata sea ultraprocesada y envuelta en mil envases de plástico y lo orgánico, un lujo para ricos", "que la mayor parte de la gente no separe la basura", "el consumo diario de carne", etcétera.

Relacionado con este vector, las costumbres alimenticias están llenas de hábitos que probablemente nos resultarán extraños dentro de pocos años. El exceso de azúcar o comida chatarra, el desperdicio de alimentos o producir mucho más de lo que termina ingiriendo la población (como sucede en la actualidad). La consideración hacia los animales va en esta misma línea: los zoológicos tienden a ser una excentricidad de décadas pasadas (como hoy consideramos a las ferias del siglo XlX que exhibían a humanos raros en jaulas) y, según una de las conversaciones que tuvo Rager, tal vez la exposición de la Sociedad Rural deba reconvertirse drásticamente si pretende que los vientos de cambio no se la lleven puesta.

La conciencia acerca de los costos cognitivos del exceso de exposición a smartphones y pantallas en general también se traducirán en hábitos que pronto pueden ser vistos como vergonzantes. En algunos sitios sociales de clase media alta de países desarrollados ya empieza a estar mal considerado el uso intermitente del celular, no por una cuestión de etiqueta sino como una señal de ignorancia ante el daño a la concentración, a la higiene de sueño, a la memoria y a la salud mental en general.

Lo que nos sucedió con los juguetes estigmatizadores "para nenes y para nenas por separado", que hoy ya casi no se toleran, tal vez pronto suceda en otras áreas: estarán mal vistas las profesiones vinculadas a un género en particular. La naturalización de la discriminación etaria (a adultos mayores) también podrá desvanecerse en la década que viene, con consecuencias enormes para los negocios, las marcas y las políticas públicas.

Buena parte de las sugerencias para la lista de Rager tuvieron que ver con la estructura familiar tradicional: cada vez veremos menos historias en libros, cine y TV basadas en un matrimonio con dos o tres hijos. La escritora y periodista Tamara Tenenbaum, autora del best seller El Fin del Amor (Editorial Ariel), criticó recientemente a la serie de la BBC Years And Years, que imagina un futuro cercano en Londres, en el que todos se siguen casando con anillos y jurando amor eterno. "Hay más modernidad y diversidad familiar en Villa Crespo de 2019, donde vivo, que en el futuro de la vanguardia inglesa", planteó la escritora y colaboradora de LA NACION.

¿El fin de la intuición?
¿Qué novedades podrán traer, a nivel económico, estos cambios de eje sobre lo que nos resulta natural o normal hoy? Muchísimas, seguramente. Un informe reciente de la oficina de prospectiva del gobierno británico muestra cómo se aceleró en los últimos meses -más de lo previsto- el uso del dinero electrónico: los billetes y monedas serán pronto rarezas del pasado, lo mismo que las llaves para entrar al auto o al hogar (se usarán sistemas más seguros de reconocimiento facial).

Para el experto en diseño de futuros Alejandro Repetto, la irrupción de Internet de las Cosas combinada con ciencia de datos e Inteligencia Artificial confluirá en un futuro cercano en el que muy probablemente no se usen más técnicas de muestreo para obtener datos. "Eso es bastante fuerte en términos comerciales. Si podés poner sensores de todo, medís, no extrapolás y ahí se acaban un par de versos. Es la lógica de cambio de negocios que se dio en los medios de TV versus Internet, en la TV extrapolan la audiencia y la targetean más o menos; en Internet sabés exactamente quién te vio", plantea Repetto, ingeniero y representante en la Argentina del Institute for the Future.

"Hay que imaginarse lo que esto significa para el comercio minorista, para el mercado inmobiliario, para las ciudades. El valor de los departamentos o los alquileres de los negocios van a ser más transparentes, porque se va a saber exactamente cuál es el público que pasa. Un poco lo pensamos como la caída de la intuición", agrega.

Para Julián Bulgheroni, vicepresidente para América Latina de Kedge, una consultora especializada en diseño de futuros, "es apasionante ver cómo el zeitgeist de las sociedades condiciona los usos y costumbres, lo estándar, lo socialmente aceptado y todo aquello que comúnmente definimos como "normal". Cuando a lo normal lo analizamos sobre una línea de tiempo de largo plazo nos damos cuenta de que sencillamente es una constante evolutiva relativa que, con el simple paso del tiempo, se modifica de forma diaria e imperceptible".

El denominado "diseño de futuros", que estudian varios de los consultados para esta nota, se define como "una disciplina de planificación de largo plazo que combina innovación, creatividad y estrategia y que permite, a través de la identificación de señales tempranas de la actualidad, construir patrones y clusters de trabajo que se combinan entre sí para comenzar a visualizar probables futuros."

En el campo del liderazgo, el mercado de trabajo y las empresas, entre las cosas y hábitos que muy pronto nos resultarán extraños estarán, enumera Bulgheroni, "las estructuras piramidales jerárquicas, la división de tareas y la secuenciación del trabajo, las descripciones laborales fijas, el control de horarios, los líderes omnipotentes y la centralización de las decisiones".

En muchas industrias, los elementos del párrafo anterior ya son vergonzantes hoy. Como en la serie Years and Years, el futuro cercano se funde con el presente, en un flujo que se vuelve indistinguible.

REDES SOCIALES: LOS SIGNOS DE SATURACIÓN


Algunos síntomas podrían indicar la necesidad de un descanso temporal... o indefinido

Las vacaciones son necesarias para desconectar como una necesidad física y mental, pero vayamos donde vayamos, las redes sociales van con nosotros. Pese a esta realidad, los expertos coinciden en que sería mucho más sano tomarse unas vacaciones de las redes. También recomiendan hacer pausas más a menudo, que podrían llegar a ser incluso indefinidas, si lo creemos necesario. Según la socióloga Lara Herrero, “merece la pena plantearse si hacemos buen uso de este tipo de herramientas, cuando ni siquiera somos capaces de desconectar en un momento de descanso”. Cansancio digital .

Si tenemos claro que hay momentos en el trabajo en el que nos sentimos agotados y necesitamos parar, con las redes sociales ocurre lo mismo. Aunque están pensadas para ser una herramienta de ocio, se han convertido también en una herramienta laboral para muchos. Y para quienes solo lo tienen como un divertimento, si no tienen cuidado, también les acaba exigiendo un tiempo de dedicación que puede resultar estresante.

En este sentido, no se trata solo de ser capaces de irnos de vacaciones sin subir una foto. Se trata de vivir la experiencia real sin la influencia de lo digital, también en las relaciones humanas. A veces estamos más pendientes de las personas que están al otro lado de la pantalla que de las que tenemos enfrente. Ya no solo por quedar como maleducados con tendencia al phubbing, sino porque también necesitamos desconectar de los memes de los grupos de Whatsapp, y los dramas del primer mundo resumidos en audios de 10 minutos. No es casualidad que las redes hayan creado la opción de silenciar o dejar de seguir a nuestros contactos, al menos, durante una temporada.

En este punto, la psicóloga Susana Moraga insiste en que hay síntomas que pueden alertar de la necesidad de una desconexión digital, tales como “whatsapear cruzando la calle, estar con el móvil en la mesa mientras comemos en familia o buscar constantemente excusas para volver a conectarnos”. Teniendo en cuenta todo esto, queda por saber cuándo necesitaremos hacer una desconexión. Refrescás todo el tiempo en busca de nuevos likes.

No solo se trata de subir la foto, se trata de subirte la autoestima acumulando ‘me gusta’, y por eso no podés dejar de actualizar compulsivamente en busca de nuevas notificaciones, que no siempre llegan. Es hora de parar. “Si los likes marcan tu autoestima deberías reforzar esta y desintoxicarte de las redes sociales. Las redes son una herramienta de comunicación, no de control”, expone la psicóloga Susana Moraga. Siempre estás en línea.

Todo el tiempo estás conectado, sin importar la hora o el lugar. “Otra vez nos encontramos ante la necesidad de aprobación de los demás. Estar ‘en línea’ significa que estamos conectados y disponibles, lo que hace que paliemos nuestra soledad. Además, surge el miedo a perderse algún acontecimiento importante”, aporta Moraga. En este sentido, desconectar una temporada nos ayudará a entender que en realidad no pasa nada por no estar siempre conectados, y quizás podamos volver con una conducta más sana. Un comentario negativo te arruina el día.

Discutir con un amigo nos puede dejar con un mal sabor de boca el resto del día, pero discutir con un total desconocido, por un tema que en el fondo no nos importa tanto, a través de Twitter, no debería ser una tragedia, y si lo es, es que quizás algo vaya mal. “Cualquiera puede opinar, así que cualquiera puede tomárselo a risa y quitar peso al asunto”, aporta Lara Herrero. Las redes te roban el sueño.

No solo los problemas de las redes nos agobian antes de dormir, sino que el móvil es lo primero que miramos al levantarnos, y lo último al acostarnos. Tanto que al final nos dormimos mucho más tarde de lo previsto y vamos acumulando horas de sueño, lo que se nota rindiendo menos en el trabajo o estando más ariscos en casa. “Las personas que abusan de las redes sociales son más propensas a sufrir trastornos de sueño, como insomnio. Se duerme menos y el sueño también es de peor calidad”, aclara Susana Moraga. En estos casos es necesario hacer una desconexión temporal para mejorar estos hábitos, pero esta deberá ser indefinida si hemos llegado al punto de “revisar el móvil de madrugada para consultar si se tiene alguna notificación”.

No solo es subir la foto, es subirte la autoestima acumulando likes.
Fuente: La Nación

miércoles, 4 de septiembre de 2019

BRECHA DE GÉNERO: LA TECNOLOGÍA AÚN ES UN MUNDO DE HOMBRES


En un sector que crece, la presencia de mujeres es escasa en ámbitos universitarios y laborales; el apego a los estereotipos conspira contra una participación mayor.
Pablo Corso. La Nación. 4 de agosto de 2019 

Tracy Chou quería hacer algo para que las cosas cambiaran. Cansada de ser la única mujer en un ambiente de hombres, en 2013 creó un sitio web que pedía a los gigantes informáticos difundir cuántas ingenieras de software tenían en sus filas. Cuando abrieron los datos, esta empleada de Pinterest (un administrador de colecciones de imágenes) confirmó sus sospechas. En Apple eran apenas el 20%; en Google, 17%; en Facebook, 15%; en Twitter, 10%. Los porcentajes bajaban todavía más en los cargos gerenciales.

¿A qué se debía esta gran brecha de género? Lo cierto es que las mujeres habían escrito parte de la historia. En la primera mitad del siglo XIX, la matemática Ada Lovelace, hija del poeta lord Byron, se convirtió en la primera persona que programó con un algoritmo que procesarían las máquinas del futuro. Entre las décadas del 50 y 60 del siglo pasado, la científica y contraalmirante de la marina estadounidense Grace Murray Hopper desarrolló el primer compilador (traductor) para un lenguaje de programación. Gracias a ella podemos actualizar los sistemas operativos. Margaret Hamilton creó con su equipo el software de navegación para las misiones a la Luna. Cecilia Berdichevsky (1925-2010) fue la primera programadora argentina. Participó del desarrollo del lenguaje Autocode y trabajó con Clementina, la computadora pionera.

En los pasos iniciales de la actividad, las mujeres ubicaban los cables para reprogramar las máquinas: un trabajo que exigía precisión y rapidez. Cuando los ingenieros les asignaron la tarea de traducir el lenguaje humano al de los ceros y unos, empezaron a tener un rol activo en la definición de lo que podía hacer una computadora. Los hombres fabricaban el hardware y les dejaban el software. Hasta la primera mitad de la década del 60, al menos el 30% de quienes programaban eran mujeres. La carrera de Computador Científico de la UBA llegó a tener un 75% de presencia femenina en los años 70.

Mientras la industria crecía, empresas como IBM publicaban avisos a página completa preguntando quiénes serían los cinco mil hombres capaces de dirigir la revolución informática. Había que tener the right stuff, "lo que hace falta", y aparentemente ellas no lo tenían. En los años siguientes, la imagen del nerd empezó a dominar la escena. Silicon Valley se convirtió en el lugar donde había que estar, los antisociales se volvieron populares y coparon todas las vacantes. Esto, claro, trajo consecuencias: los primeros airbags (diseñados para el peso y la altura de ingenieros blancos) salvaron a muchos más hombres que mujeres; los sistemas de reconocimiento de voz no reconocían los registros y modulaciones femeninas.

Hoy las cosas no están mucho mejor para las mujeres en este ámbito. En la Argentina, solo el 11% dirigen universidades nacionales u organismos de ciencia y tecnología, según datos oficiales. En el sector público son apenas el 14% en Ingeniería Eléctrica, Electrónica o de la Información. Un estudio de Cepal (Comisión Económica para América Latina y el Caribe, que depende de la ONU) asegura que, a igual tarea y responsabilidad, las profesionales de esas áreas tienen un salario 20% menor al de los varones. Y apenas una de cada 11 programadores es mujer.

Programar es lo que permite comunicarnos con las computadoras; lo que posibilita que haya mail, GPS, algoritmos y passwords. Es la puerta de entrada a cualquier industria: todas demandan ingenieros de software. La Casa Blanca proyecta para el año que viene 1,4 millones de vacantes en un sector que representa un 6,6% del PBI argentino. "La mayoría de los alumnos no se llegan a recibir porque son muy demandados", revela Mariela Balbo, coordinadora del Centro de Desarrollo Económico de la Mujer en la provincia de Buenos Aires. "A cambio de que sigan estudiando, la Universidad de la Plata habilitó oficinas de pasantías para las empresas en su campus".

Sesgos marcados
Los estereotipos de género persisten. Para el Día del Niño del año pasado, Carrefour difundió un aviso que mostraba a los varones "con C de campeón" y a las nenas "con C de cocinera". Hace tres años, siete pasajeros se bajaron de un vuelo de American Airlines entre Miami y Buenos Aires porque los pilotos eran mujeres. Dedicada al área de finanzas, Balbo recuerda cómo, después de recibirse, descartaba las entrevistas en el sector corporativo porque era un ambiente demasiado "masculino". Si formaba una familia, no podría viajar. Hoy, en su trabajo con emprendedoras, ellas organizan, ordenan y comunican proyectos de tecnología. Pero no lideran.

En 2013 la Fundación Sadosky (una institución público-privada) encargó a un equipo de sociólogos 627 encuestas a jóvenes del conurbano. "Las representaciones que alejan a las mujeres de la informática se hallan en buena medida ya estabilizadas en la adolescencia", concluyó el estudio. Los imaginarios habían fijado que "los programadores son concebidos como inteligentes, trabajan mucho, son jóvenes, en su mayoría varones, de tez blanca, usualmente con anteojos, no especialmente buenos para las conquistas amorosas". Cuando les preguntaban qué querían estudiar, las mujeres incluían a la informática en el anteúltimo lugar. Los varones, en el primero. Algunas habilidades asociadas a la producción de software, planteaba el informe en un pasaje llamativo, tienden a estar más entre los varones: armar y desarmar objetos, aprender autónomamente, hacer tareas de matemática y lógica.

Perspectiva desafiante
El documental Code: descifrando la brecha de género retoma el asunto desde el siempre a mano recurso de la neurociencia, aunque con una perspectiva desafiante. Si hay un grupo de personas (por ejemplo, los hombres) que son mejores programando que otras (por ejemplo, las mujeres), la diferencia tiene que venir del cerebro. Pero el cerebro se nutre de las experiencias, y las experiencias son desparejas. Si las niñas fueran expuestas a juegos de programación tanto como los niños, la diferencia empezaría a desaparecer.

"Cuando era chica, no había juguetes de muñecas bomberos o mecánicas", recuerda Natalia Requejo, que hace dos años se convirtió en la primera ingeniera electrónica egresada de la Universidad Nacional de San Martín. "Los hombres hacían el trabajo duro, trabajaban con cables e inventaban cosas. Las mujeres eran cuidadoras de hijos, médicas, enfermeras, biólogas". Aunque siempre le había gustado la electrónica, en algún lugar creía que ella tampoco tenía lo que hacía falta. Compartió los años iniciales de la carrera con varias mujeres, pero a medida que avanzaba volvió a ser minoría absoluta: en algunas materias, era la única. Siempre la trataron con respeto y llegó a creer en la igualdad de oportunidades? hasta quedar embarazada. "Cuando sos hombre -plantea-, no se espera que te quedes a cuidar a los hijos, limpies la casa, hagas la cena y vayas de compras".

Después de un año y medio sin cursar, retomó haciendo malabares. "Quería estar presente en la vida de mi hijo y también desarrollarme profesionalmente", explica. Cuando le preguntan por qué la participación femenina sigue siendo marginal en el sector, recuerda que las ingenierías suelen concebirse como trayectos pesados y complejos, con referentes invisibilizadas. Por eso reclama un cambio de concepción sobre las carreras "para hombres" o "para mujeres", además de "educar a las empresas para que el reconocimiento jerárquico y salarial se defina en base a los conocimientos y habilidades concretas y no al género. Ese es el mejor incentivo".

La ONG Chicas en Tecnología y el Banco Interamericano de Desarrollo presentaron en abril una investigación que actualiza el panorama. Solo el 16% de las 102.000 inscripciones en carreras relacionadas con programación corresponden a mujeres. Ellas, sin embargo, tienen mejores tasas de egreso. "Uno de los mecanismos de supervivencia es, justamente, la negación del sesgo de género. El nivel de autoexigencia es tan alto que logran recibirse con muy buenos promedios", explica Melina Masnatta, directora ejecutiva de la organización. "Tenés que demostrarle a todos que podés y que sos la mejor".

La dinámica se vuelve más compleja en los trabajos, donde el sesgo se intensifica: ambientes masculinizados, diferencias en la valoración de las capacidades, prácticas rígidas que impiden el equilibrio entre la vida personal y profesional. Algunos testimonios son reveladores: por ejemplo, una entrevista de trabajo donde el gerente de Desarrollo Humano hacía todo lo posible para que la candidata declinara participar en un entorno lleno de hombres, metegoles como única opción de esparcimiento y baños sin limpieza porque "no son tan concurridos".

Diseño de apps
Para cambiar el escenario, la organización trabaja con alumnas de secundario en el diseño de apps que resuelvan problemas de su entorno: desde la alimentación hasta las adicciones, pasando por la comunicación con hipoacúsicos. Las alumnas participan de charlas con especialistas que las ayudan a desarrollar sus ideas. Con el apoyo de empresas, ONG, organismos de gobierno e internacionales, el proceso puede derivar en becas y capacitaciones. "Ellas nos dicen: «Ahora, cuando abro una aplicación, me doy cuenta de que hay gente que nos está haciendo ver y consumir el mundo de determinada manera»", celebra Masnatta. "Si no entendemos quién está detrás de un código, nos vamos a perder decisiones importantes como ciudadanos".

"Para que la revolución digital sea verdaderamente grande y transforme el mundo, tiene que ser inclusiva", avisa el escritor Walter Isaacson en Code. "Necesitamos más heroínas modernas, chicas que puedan valerse por sí mismas en el mundo de los hackatones" (encuentros de programadores que desarrollan software colaborativo). Algo de ese futuro se vislumbra en el testimonio que una joven participante negra ofrece en el documental: "En vez de comprar un juego, puedo hacerlo yo misma. En vez de consumir, puedo producir". Sus palabras suenan justas y revolucionarias.

LA ERA DEL DINERO ON LINE. LA BANCA ELECTRÓNICA DESPEGÓ: LAS 3 CLAVES PARA EL USUARIO DE HOY

Hay un vuelco en el uso de las tecnologías en las sucursales. Los bancos ponen más cajeros y terminales y se acelera la reconversión.

La revolución digital impactó de lleno en la banca. Tan es así que en una sucursal la gente ya casi no realiza transacciones con dinero: pagos de servicios o impuestos, extracciones, transferencias, depósitos y plazos fijos. “El 90% de las operaciones con efectivo se canalizan por vía digital”, coinciden fuentes del sector. Aluden al mayor uso de tecnologías en los puntos de atención por parte de los clientes, como cajeros automáticos, terminales autoservicio, computadoras con Internet y tabletas.

La fuerte reconversión del concepto sucursal es reflejada por las últimas estadísticas del Banco Central. La cantidad de transacciones digitales saltó 60% en el último año. En diciembre de 2018 se efectuaron casi 16 millones de operaciones electrónicas, que contrastan con los casi 10 millones del mismo mes del año anterior. “Estamos en pleno proceso de digitalización de las sucursales para atender a un nuevo tipo de cliente”, dice Carlos Cánova, gerente del área digital del HSBC.

Crecieron en octubre las operaciones con dinero electrónico y baja el uso del efectivo
La reconversión de los bancos responde a un cambio de hábito general más profundo por parte de las personas, cada vez menos dispuestas a ir a supermercados, grandes tiendas, cines y otros centros de consumo. Sin embargo, la sucursal física mantiene su vigencia. “Los bancos 100% digitales son para un segmento de público reducido. Los clientes valoran la sucursal aunque no vayan”, aclara Patricia Parente, gerente de Inteligencia Comercial del Banco Ciudad.

De hecho, la apertura de sucursales bancarias no frenó del todo. Entre 2015 y 2017, se inauguraron 148, según los últimos datos disponibles del BCRA. Pero lo que más creció fue la instalación de terminales de autoservicio (585) y de cajeros automáticos (1768). Así las cosas, el Central computa un total de 26.452 puntos de atención bancaria, pero más de la mitad (56%) son cajeros (ATM).

La sucursal, coinciden los bancos, no tiene las horas contadas. Pero sus funciones cambiaron radicalmente. Emiliano Porciani, gerente digital del Galicia (entidad que tiene 320 sucursales), reconoce que cada vez se hacen menos operaciones en sus filiales. “Tenemos un plan para modernizarlas para que se puedan generar negocios. Porque la mitad de las operaciones son extracciones y depósitos, que en su mayoría se efectúan por canales digitales”, dice el ejecutivo.

El avance de las tecnologías modificó incluso el oficio del cajero tradicional, el encargado de tomar depósitos, cobrar servicios, pactar plazos fijos, pagar jubilaciones y responder a las extracciones de dinero, entre otras cosas. El cajero, la cara más visible y crítica de un banco, no sólo modificó sus tareas sino que va perdiendo relevancia dentro de la entidad. “Hace 8 años teníamos más cajeros que oficiales de negocio. Hoy la balanza se dio vuelta”, ejemplifica Parente, y agrega: “Las funciones de caja se reconvirtieron. Antes manejaban depósitos y pagos, y ahora ofrecen préstamos, seguros, tarjetas y otros servicios”.

Argentina, entre los mercados donde más crece el comercio electrónico
Las sucursales, así, cumplen tareas distintas aunque en el sector financiero destacan que su presencia en sus zonas de influencia. “Conceptualmente, está cambiando y vamos hacia un modelo de banca automática. Pero esos cambios varían según la plaza donde opere y el segmento de público que atiende”, distingue Porciani, del Galicia. Esta entidad, explica el ejecutivo, lleva adelante “un proyecto de multicanalidad en 4 frentes: modernizar la red; desarrollar la estrategia digital; mejorar los procesos de los distintos canales; y adaptar la función del call center”.

La nueva orientación también obedece al surgimiento de nuevos competidores desde el mundo fintech, tal como la jerga define a las empresas de tecnología que están orientadas a los servicios financieros, un desafío al que la banca tradicional le presta atención. Una de las maneras es incorporar expertos del área. Tal es el caso del Santander, el mayor banco privado del país. En el último año, subraya Juan Cerruti, su gerente de Asuntos Públicos, “sumamos varios directivos de empresas tecnológicas”, entre ellos Federico Procaccini (ex CEO de Google), Silvia Tenazinha (ex Almundo.com y Oracle) y Diego Salama (ex MercadoLibre).

Desde el propio Santander observan la tendencia hacia el universo digital. Algunos datos concretos: en los últimos 10 años, la constitución de plazos fijos por sucursales pasó del 40% al 10%, mientras que por home banking aumentó del 15% al 76% y del 0% al 12% por celular. La solicitud de préstamos personales se redujo del 89% al 10% en los canales tradicionales y pasó del 0% al 32% en el celular y del 11% al 58% en online banking. “Estamos en camino de ser una industria de uso intensivo de tecnología”, sintetizó Cerruti.

Crece la compra online de productos de uso diario y se paga más con tarjeta de débito
La Argentina, en general, es un mercado poco bancarizado. La expansión de los canales digitales, dicen los bancos, permite incorporar nuevos clientes al circuito, especialmente entre los segmentos de menor poder adquisitivo. Porciani destaca que los depósitos privados representan entre 15% y 18% del PBI, “mientras que en el resto de los países de la región promedia el 60%”. Y completa que la tecnología, sobre todo los celulares, es propicia para cerrar la brecha “En los últimos 5 años -insiste Porciani- la banca digital no estaba en carpeta: hoy es indispensable”.

Parente, del Banco Ciudad, coincide. “El 91% de los operaciones con dinero dentro de una sucursal (transferencias, pagos de servicios y plazos fijos, entre otros) se hacen electrónicamente. Pero no abandonamos el plan para expandir la red de sucursales porque no podemos enfocarnos en un solo canal”, completa.

Lo cierto es que una sucursal física, hoy, cumple más funciones de asesoramiento y capacitación para el uso de herramientas tecnológicas que a brindar servicios en forma tradicional. Un caso notorio es el de Naranja, del grupo Galicia, que inauguró dos filiales (una en San Isidro y otra en Córdoba), consideradas pruebas piloto de la llamada “sucursal del futuro”. El personal, básicamente, opera como un instructor en el uso de las máquinas.

Como reacción a los cambios de hábitos de los clientes, surgen y crecen los bancos enteramente digitales. El pionero fue Wilobank, un emprendimiento conjunto entre Eduardo Eurnekian y el ex titular del Banco Provincia Guillermo Francos, que fue inaugurado en junio del año pasado. El segundo fue el Brubank, de Eduardo Brochou. Pero hay dos iniciativas pendientes de la habilitación del BCRA: el OpenBank (Santander) y Naranja digital (del grupo Galicia), que serían lanzados a lo largo de 2018.

En su corto recorrido, Wilobank logró sumar 35.000 clientes, que operan básicamente con caja de ahorro y tarjeta de débito. Francos admite, sin embargo, que la entidad todavía no es rentable. “Prevemos alcanzar el punto de equilibrio en el primer trimestre de 2020”, dijo el alto ejecutivo, que estima superar los 100.000 clientes hacia fin de año.

La originalidad del banco radica en la posibilidad de abrir una cuenta y realizar todos los trámites sin tener que acudir a una sucursal. Eso implica menores costos en la operatoria con respecto a los bancos tradicionales. “Somos más baratos, no cobramos las tarjetas y ofrecemos tasas diferenciales en los préstamos”, concluyó. El empresario señala que están en tratativas con First Data (la dueña de Mastercard) para poder ofrecer tarjetas de crédito “duales”, es decir, con un límite bajo y recargables.

Desde el sector financiero coinciden en que los bancos digitales, por ahora, apuntan a “un público reducido”, provenientes de los sectores de menores ingresos y que no están bancarizados. Francos lo relativiza: “El 50% de nuestros clientes operan con bancos”, subrayó.

El Santander, por su parte, aguarda la aprobación del Central para traer al país el OpenBank, la versión digital, que en España ya cuenta con más de 1 millón de clientes. “Estamos tramitando la licencia y esperamos inaugurarlo este año”, dijo al Económico Juan Cerruti, gerente de Asuntos Públicos del Santander. Para el cargo de CEO, la entidad contrató a Federico Procaccini, un ex alto ejecutivo de Google y experto en tendencias tecnológicas.

En paralelo, el Santander acelera la digitalización de sus procesos internos y de atención al público. Sin ir más lejos, la entidad abrió 4 nuevas oficinas digitales (3 en Capital y la restante en Mar del Plata), donde todos los trámites (apertura de cuentas y entrega de tarjetas de crédito, entre otros) se efectúan a través de diversas herramientas informáticas. “En febrero lanzamos la primera oficina móvil, que recorrerá todo el país”, añadió Cerruti.

Cuatro de cada diez fintech regionales tienen su base en Argentina
En sintonía, Naranja trabaja en ambos sentidos. Por un lado, impulsa el mayor uso de la tecnología para su operatoria tradicional y aguarda la aprobación del BCRA para lanzar “Naranja digital”, su compañía financiera enfocada exclusivamente en el mundo online. “Estamos en el período de auditoría, pero la expectativa es obtener la aprobación este año”, comenta Miguel Peña, vicepresidente de la compañía. Este ejecutivo, por otro lado, remarca la mayor demanda del público por los servicios automatizados. Naranja cuenta con 5,5 millones de usuarios de tarjetas, pero “hoy el 35% de los nuevos clientes se dan de alta por vía digital”, dice.

Al igual que el Santander, Naranja abrió dos filiales físicas (San Isidro y Córdoba) como pruebas piloto, a las que llama “la sucursal del futuro” y con las que intenta acelerar la adopción de los canales digitales por parte de los clientes. El personal, según explica Peña, asesora a las personas para que puedan efectuar los trámites por celular, terminal autoservicio, cajero o tableta. “Este es un momento de transición -añade Peña- ya que si bien el banco tradicional está en declive, coexistirá muchos años con la banca digital”.

Todos esos proyectos sintonizan con la aspiración oficial de expandir la bancarización y reducir el uso de efectivo. Por un lado y por fuera del circuito bancario, se expanden los puntos para sacar efectivo sin recurrir al cajero. El año pasado, según datos del BCRA, existían “5.300 puntos de extracción de efectivo”, en distintos puntos del país. De ese total, dice el informe, casi 46% eran de ExtraCash (Visa). Más atrás aparece Rapipago (28,6%), Más Efectivo de Cabal (18,3%) y Cash Back de Maestro (7,3%).
Una regulación reciente del Central, por otro lado, habilitó formalmente a los bancos tradicionales a instalar “corresponsalías bancarias” en acuerdo con supermercados, shoppings, centros comerciales y otros puntos con alto tráfico de público. Desde el Central aclaran que estas corresponsalías apuntan más a hacer transacciones financieras que a la extracción y depósito de efectivo.

EDUCACIÓN DIGITAL: QUÉ REFORMAS SE APLICARON EN LATINOAMÉRICA

Se desarrolló el segundo día de un congreso educativo internacional en Buenos Aires. Los funcionarios del BID, de Brasil, Uruguay y Colombia compartieron los avances de sus países
27 de agosto de 2019

El Congreso “Aprender para el futuro en la era de la inteligencia artificial” terminó hoy.
Tecnología, algoritmos, facilitadores, aprendizaje personalizado, cultura digital, maker, habilidades. Fueron algunos de los conceptos que se escucharon en el segundo día del Congreso Internacional "Aprender para el futuro en la era de la inteligencia artificial", que organizó el ministerio de Educación Nacional y se desarrolló en el Centro de Convenciones de Buenos Aires.

El segundo día contó con el panel "Innovación y educación digital en América Latina". Funcionarios de Uruguay, Brasil y Colombia contaron qué están haciendo. Cómo llevan la tecnología a los estudiantes, cómo trabajan con ella, cómo forman a los alumnos en las competencias requeridas, cómo capacitan, a la vez, a los docentes.

Marcelo Pérez Alfaro, especialista en educación del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), remarcó que la transformación digital no solo se debe dar en el aula, sino principalmente en la gestión. El potencial de la tecnología excede lo pedagógico y debería alcanzar la política educativa.

"Los datos que recabamos tienen que ser explotados. No podemos gestionar como lo hacíamos a principios del siglo XX. Hoy tenemos la posibilidad de evaluar y monitorear nuestros sistemas educativos. De, por ejemplo, detectar cuándo un alumno está próximo a abandonar la escuela y de accionar sobre eso. No podemos dejar de lado esa herramienta", consideró Pérez Alfaro.

Uruguay. Fiorella Haim, es gerenta general del Centro Ceibal.
El Plan Ceibal es referencia en la región. Fiorella Haim fue quien lo presentó. Ceibal comenzó en 2007 con el foco puesto en el acceso y la equidad. Repartieron tablets y laptops a todos los los alumnos de las escuelas públicas. Con los años, el programa ayudó a reducir la brecha tecnológica según nivel socioeconómico.

Según advirtió Haim, hoy el 100% de las escuelas uruguayas tiene wi-fi, incluso el 99,8% de los centros urbanos cuenta con dispositivos para videoconferencia. "La equidad no es solo el acceso, sino que todos los alumnos puedan tener clases de inglés. Como nos faltaban profesores, a través de videoconferencia pudimos conseguir docentes de inglés de Argentina, Filipinas, Inglaterra para los 80 mil chicos de primaria. Todos los años hacemos pruebas e identificamos que tanto presencial como a distancia aprenden por igual", señaló.

Lo que comenzó como un programa de distribución mutó a un programa integral de educación digital. Focalizaron en "aprendizaje profundo", con proyectos interdisciplinarios atravesados por la tecnología. La búsqueda es desarrollar competencias como comunicación, pensamiento crítico, ciudadanía global. Incluso los chicos tienen clases de pensamiento computacional, que se llevan adelante en forma colaborativa entre un profesor remoto y el docente de aula. Todos los maestros pasan por cursos virtuales, talleres presenciales o jornadas de capacitación.

Brasil: Alexander Moreira, coordinador general de apoyo a las redes de educación básica e infraestructura.
En total son 48 millones de estudiantes y alrededor de 2 millones de profesores. La dimensión del sistema educativo brasileño aumenta el desafío. En 2014, se aprobó el Plan Nacional de Educación, un programa de diez años de duración que ubica a la tecnología como herramienta para lograr metas de aprendizaje y de mejora de trayectorias escolares.

A su vez, según contó Alexander Moreira, coordinador general de apoyo a las redes de educación básica e infraestructura, el año pasado aprobaron una currícula nacional, que tiene entre sus competencias ejercer la curiosidad, el pensamiento crítico, la comunicación y la cultura digital. Para 2025 está planteada una evaluación y revisión de esa currícula.

"La educación digital aparece en diversas áreas como ciencias naturales y matemática. De hecho, el pensamiento computacional es una de las habilidades obligatorias a desarrollar en matemática. La robótica y la innovación también están incluidas y forman parte de los proyectos pedagógicos de las escuelas", indicó Moreira, quien también agregó que cuentan con una plataforma abierta con más de 30 mil recursos educativos para los maestros.

Colombia.Diana Silva, jefa de la oficina de innovación educativa de Colombia
Diana Silva fue quien presentó el caso colombiano. Colombia tiene casi 10 millones de alumnos. El promedio de edad de sus docentes presenta un reto a la hora de llevar educación digital: el 58% tiene más de 46 años. A su vez, la mayoría de sus escuelas son rurales.

"Colombia tiene un plan de educación de diez años. Nuestra consigna, cuando llegamos al gobierno el año pasado, fue construir sobre lo construido. El plan propone un cambio del modelo que tenemos hoy, de dar impulso a las TICs, de cambiar el ambiente de aprendizaje. Empezamos a trabajar en disminuir las barreras para la adopción de la tecnología", planteó Silva.

En un documento delinearon las siete estrategias para el desarrollo del talento: crear ecosistemas de innovación educativo, lineamientos curriculares, procesos de formación, dinamización de ambientes de aprendizaje, gestión del talento, edutainment y habilidades STEM. "Queremos la innovación sea contextualizada, que sirva y resuelva retos reales", dijo la funcionaria. También, desde el año pasado, funciona en Medellín el Centro para la Cuarta Revolución Industrial que pone el foco en inteligencia artificial, blockchain e internet de las cosas.