sábado, 25 de mayo de 2019

EDUCACIÓN 3.0: UNA MATERIA PENDIENTE EN UN MUNDO DIGITAL


El cambio generacional trae aparejado un nuevo desafío para un sistema educativo que cambia progresivamente y debe adaptarse al vertiginoso avance de la tecnología.
Por Patricia Fernández Mainardi. 25 de mayo de 2019

La incorporación de los celulares en segmentos cada vez más jóvenes de la población y la utilización de soportes digitales para la enseñanza ha hecho que la tecnología esté cada vez más presente en las aulas. Para aprovechar sus grandes potencialidades, es fundamental que alumnos y docentes adquieran nuevas habilidades que no siempre se aprenden de forma orgánica.

DEF dialogó con distintos expertos sobre el vínculo actual entre educación y tecnología en los distintos niveles de la educación. Todos ellos coinciden en afirmar que la tecnología digital debería ser parte de la solución en el sistema educativo, pero aclaran que no se trata de una receta mágica. Luciana Alonso, directora de Eutopía –un modelo de transformación educativa en red que alcanza a 16 escuelas secundarias de la ciudad de Buenos Aires–, define el presente como "una oportunidad para recrear el campo educativo".

Esta experta hace hincapié en que la generación de conocimiento se ve potenciada por la tecnología, pero que no alcanza solo con ella. "Los avances en el mundo de la informática nos desafían constantemente y existen miradas muy diversas ante los cambios, propios de los procesos de transformación de la cultura escolar. Es necesario derribar el mito de que las tecnologías motivan más o convocan emocionalmente a los estudiantes. Son las propuestas educativas las que potencian los aprendizajes, no los dispositivos", asegura la especialista. "Aun así, debemos interpelar las prácticas de enseñanza para problematizar el modelo escolar actual y asumir el desafío de buscar nuevas formatos pedagógicos", agrega.

Por su parte, Gisela Schwartzman, coordinadora pedagógica del Proyecto Educación y Nuevas Tecnologías de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO), plantea que en la relación entre educación y tecnología aparecen posiciones ambivalentes y que se trata de buscar una síntesis: "Para algunos la tecnología va a resolver todos los problemas del sistema educativo; otros tienen una mirada apocalíptica. En ambos casos, la mirada es ingenua. Hay una mirada más madura, la que plantea que ni resuelve todos los problemas ni trae todos los males. La pregunta ya no es si adoptamos o no la tecnología, sino qué hacemos con ella".

Acostumbrado a recibir alumnos interesados en tecnología, arte y diseño a partir de programas de estudios innovadores, Carlos Martínez es actualmente uno de los directores de la Escuela Da Vinci. Él apuesta a la evolución del aprendizaje a través del uso de las nuevas herramientas tecnológicas: "De alguna manera, tiene que existir una convivencia. Son herramientas que terminan mejorando la calidad de la educación. Hoy por hoy, el estudiante termina siendo multidisciplinario, la incorpora fácilmente. No es un obstáculo, siempre que se trabaje de forma clara y con procesos fáciles de incorporar". Sin embargo, Martínez manifiesta que esa relación aún debe continuar su proceso de maduración. Para él, por ejemplo, pese a la presencia de tecnología en las aulas, "el rol activo del profesor sigue siendo sumamente importante".

Matías Cortiñas, gerente de Innovación Educativa de la Universidad Austral, plantea que el vínculo entre ambas áreas es tenso ya que, de alguna manera, la tecnología llega para cambiar el statu quo de la educación, lo que implica una ruptura con los paradigmas tradicionales. "El profesor pierde vigencia como eslabón principal del conocimiento, ante la democratización de la tecnología y de la información. Si bien estamos en el comienzo de un largo camino, los avances de los últimos años han acelerado la incorporación de las tecnologías en las propuestas educativas a nivel global, como así también en otros sectores socio-económicos. Pero, como en todo comienzo, hay mucho de aprendizaje para que su inserción sea genuina", explica.

Alberto Allemand, rector de la Universidad CAECE, señaló: "La universidad es consciente de estos cambios y de su impacto. Por un lado, utiliza la tecnología como herramienta al ofrecer educación a distancia. Por otro, tiene presente a la tecnología en el proceso de generación de conocimiento". Cortiñas brinda su perspectiva sobre la educación en línea: "En su momento fue estigmatizada como de baja calidad. Hoy su calidad no se mide por el medio en el cual se ofrece, sino por el renombre o el posicionamiento de la universidad. Es difícil dudar de la calidad de propuestas en línea de las universidades más prestigiosas del mundo y una razón es que los procesos de calidad, que tienen para que sus programas presenciales sean trasformados, adaptados y extendidos a este tipo de propuestas educativas. Además también dio paso a la educación no formal, con el surgimiento de distintas plataformas que ofrecen propuestas educativas y que cuentan los la suscripción de millones de estudiantes de todo el mundo".

Un caso testigo es de la aplicación BuscaTuClase (www.buscatuclase.com), plataforma creada por el presidente de la Fundación Criteria, Santiago Tito, que se presenta como la mejor manera de encontrar docentes particulares y cursos, generando un perfecto equilibrio entre la oferta y la demanda. Esta aplicación ha logrado vincular, de forma gratuita, una red educativa de 6.000 personas, entre profesores y alumnos, a lo largo y ancho de nuestro país.

El impacto del recambio generacional
Los denominados "nativos digitales" tienen la tecnología incorporada a cada ámbito de su vida. "Debemos tener en cuenta que las nuevas generaciones entienden la tecnología como algo más que está en su entorno y no como un factor especial a considerar. Esto hace necesario que el enfoque de la educación tenga en tenga en cuenta esta circunstancia", explica Allemand. Al respecto, Luciana Alonso afirma que "para los estudiantes es la 'hora de la motivación', ya que las prácticas de aprendizaje mediadas por tecnología los convocan emocionalmente, dado que recuperan rasgos propios de su cultura juvenil. A su vez, se reconoce en los docentes la pregunta legítima acerca de cómo la escuela da respuesta educativa en tiempos de cultura digital. Se vivencia la necesidad de interpelar las prácticas de enseñanza, problematizar el modelo escolar actual y asumir el desafío de buscar nuevos formatos pedagógicos".

Para Carlos Martínez, el alumno de hoy es más interdisciplinario. "Te  con chicos con un grado tal de curiosidad que van investigando porque quieren respuestas más inmediatas. Hay ciertos lugares en los que el alumno pretende que el profesor esté capacitado y, a su vez, esto hace que los docentes también estén más preparados. Yo lo veo como algo positivo", sostiene.

Gisela Schwartzman aportó una mirada distinta de este nuevo cambio vinculado al manejo de las herramientas digitales por parte de los chicos: "Hay un dominio fuerte, pero eso no los convierte en usuarios críticos". Desde su punto de vista, los chicos aún no logran generar conocimiento a partir de estas herramientas; para ello, es fundamental que los adultos puedan acompañarlo y "formarlos como ciudadanos digitales con una mirada crítica". Para Cortiñas, "las nuevas generaciones esperan que el proceso formativo los dote de capacidades que les permita ser atractivos al mundo laboral en el menor tiempo posible. Por su parte, la democratización de la tecnología ha favorecido la mentalidad emprendedora, que es un rasgo de las nuevas generaciones y las empuja a querer ejercer y crear productos y servicios para las necesidades de la sociedad. Además, demandan que los procesos de enseñanzas sean flexibles, personalizados, segmentados por microcertificaciones, y accesibles en cualquier momento y lugar. Esto marcará la agenda de la alta dirección de las universidades para poder estar a la altura dichas expectativas", subraya.

El futuro en las aulas
Los expertos vislumbran un futuro incierto. Gisela Schwartzman sostiene que, como sucede con el arte y la ciencia ficción, a veces imaginamos futuros tecnológicos que se basan en los aparatos, pero no vemos cómo se transforma la organización social. "Las escuelas van a seguir existiendo como son o van a ser más asediadas por estos desarrollos. Es todo muy poroso. Ya no es más lo que ocurre afuera o adentro del aula. Hay algo ahí que está tensionando la lógica escolar y universitaria, pero no sabemos hacia dónde va", explica.

Para Carlos Martínez, "lo que está pasando hoy con el docente es lo que puede pasar con el alumno del futuro. Hoy el docente debe adaptarse a las nuevas formas de educación. Por ejemplo, yo considero valido que el alumno pueda filmar al docente y llevárselo a su casa para repasar la clase. No debería existir impedimento, siempre que le dé un buen uso". Por otro lado, Martínez manifestó su preocupación por el futuro de aquellos chicos que no tienen acceso a la tecnología, ya que el futuro del empleo está vinculado estratégicamente. "Hay empresas que están tecnificándose y eso va a ser parte de un cambio más, como fue la revolución industrial", explica. Este especialista redobla la apuesta y propone gamificar –esto es, hacer más lúdica– el aula: "La gamificación, que viene de la palabra juego, existe. Es lo que permite generar otro tipo de trabajo en la clase, como colaborar, o bien hacer un trabajo, desarrollo y objetivo que incorpore tips que haga jugar a los alumnos".

Según Matías Cortiñas, el futuro de la educación y la tecnología está íntimamente ligado a los cambios que vivirán las nuevas generaciones: "Dentro de algunos años, los nativos digitales o 'generación táctil' buscarán propuestas académicas que estén acordes a sus expectativas y a sus formas de interactuar con el mundo que los rodea. En ellos se están gestando algunas características particulares que potencian estos retos. Todo tiene que pasar por un dispositivo smart y, me atrevo a decir, que el celular irá ganando cada vez más terreno; todo tiene que ser fácil de usar, rápido acceso a su objetivo; y todo tiene que pasar en el menor tiempo posible", explica.

A la hora de imaginar el futuro en las aulas, Allemand plantea la importancia de pensar en el mercado laboral: "Debemos prepararnos para un escenario de cambio que nos demandará una importante flexibilidad para adaptar contenidos, medios, herramientas y procesos. Este desafío abarca a todos, autoridades, docentes, alumnos". El directivo de la Universidad CAECE habla de "las dos i": innovación e inspiración. "La innovación implica que, al momento de imaginar el conocimiento, se debe brindar a los alumnos herramientas en las que la tecnología funcione como un elemento transversal incorporado a todas las ofertas académicas; y, por otro lado, los docentes deberán ser inspiradores durante el proceso de aprendizaje y conseguir que el alumno desarrolle las habilidades y competencias necesarias para poder insertarse en el mundo cambiante y así poder abordar los trabajos del futuro".

En síntesis, la innovación es un desafío para el docente del futuro. Y, como explica Luciana Alonso, también es importante considerar las potencialidades que la tecnología puede brindarnos en las escuelas: "La posibilidad de ofrecer nuevas experiencias de aprendizaje, de comunicación mediante diversos lenguajes de expresión, de construcción colaborativa de conocimiento, y de motorización de los procesos de creatividad de los estudiantes". En ese sentido, sostiene que a través de la red de escuelas miembros de Eutopía, no solo imaginan sino que están haciendo realidad la posibilidad de una educación con capacidad de reinventarse tantas veces sea necesario.


lunes, 20 de mayo de 2019

WALTER SOSA ESCUDERO: "JUGAR CONTRA LOS ALGORITMOS ES IR A PERDER"

Licenciado en Economía, docente e investigador, acaba de lanzar su libro Big data; asegura que los datos son "el nuevo petróleo", pero solo si sabemos utilizarlos Fuente: LA NACION

La gran tentación de quienes defienden una nueva tecnología es anunciarla como tan disruptiva que es el fin de todo lo anterior. Del big data se ha dicho que generará tanto conocimiento que será el fin de la ciencia tal como la conocemos. Adiós a hipótesis, a corroboraciones, adiós a laboratorios y a burocracias innecesarias. Pero también se puede ser parte de un movimiento así y reconocer que es un nuevo parripollo, algo que necesariamente va a pasar de moda. Es el caso de Walter Sosa Escudero y la revolución de los datos generados espontánea (e involuntariamente) vía teléfonos celulares. "Si se hila fino, la revolución no está en los datos sino en los datos junto con los análisis", dice el licenciado en Economía de la UBA y doctorado en la Universidad de Illinois (Estados Unidos). "Es verdad que es explosiva la cantidad de información, pero siempre va a ser importante qué se hace con ella. Los datos son el nuevo petróleo, pero de un tipo que no se van a acabar, como tener petróleo para siempre. Es una nueva fuente de riqueza, pero el problema es que no es un recurso escaso, sino que es un diluvio, viene mucha agua, demasiada. El desafío es qué hacer con tanta agua", agrega el investigador del Conicet y también profesor de las universidades de San Andrés y de La Plata. Sosa Escudero acaba de lanzar su libro Big data (segundo en la colección Ciencia que Ladra, de Siglo XXI, tras Qué es -y qué no es- la estadística), pero -lo dicho- no es un defensor acrítico de la nueva herramienta.

-En el libro, no das una definición explícita de big data. ¿Se puede decir que es el minuto a minuto de la civilización?
-Sí. Big data es el fenómeno de datos masivos provocados por la interacción de dispositivos interconectados. Es un mecanismo de generación pasivo. Yo estoy con este celular, sabe que estoy por acá, pongo la tarjeta para pagar, pero no es que nos juntamos en Colegiales para generar datos. Vinimos a charlar y generamos estos datos porque convivimos con estos aparatos. Y con las redes. Así es que baja a cero el costo de generar datos. No necesito responder una encuesta sobre si me gusta o no el lugar. Como hace poco estuve en otro bar de esta misma cadena, el algoritmo saca conjeturas. Entonces sí funciona como un minuto a minuto. Lo cual no es necesariamente una buena noticia.

-¿Por qué?
- Es que hay otros fenómenos que son paquidérmicos, que se mueven muy lentos, que en el minuto a minuto no funcionan, se mueven lento por su naturaleza. A la presión arterial hay que medirla, pero no muy frecuentemente, no cada quince minutos, sino todos los días. También pasa con fenómenos sociales: algo que midiera pobreza igual que la cotización del dólar no tendría sentido: "A la 1.30 p.m. la pobreza es 35,25%"; no, así no. El conocimiento es un evento lento; lento por cautela, no por tonto. ¿Cuánto tiempo se tomó Darwin para redondear su teoría? Más de veinte años.

-Entonces, ¿es una revolución que tiene límites?
-Hay datos que nunca van a venir. Cuando es por dispositivos, son los datos que provienen de esa interacción. O por redes sociales, donde hay un montón de información sobre el ánimo social de la gente, de un candidato presidencial, o sobre el terraplanismo. Pero de los que no tienen Twitter, y no quieren tener, no tenés datos. O con LinkedIn: podés saber cómo funciona el mercado laboral, si pide más ingenieros o médicos. Pero en un país con 40% de informalidad laboral y con un sector público tan grande, no llegás a saber todo. Con big data vas a ver lo que la luz enfoca, pero no es una lluvia honesta de datos. Es buena noticia porque más datos no puede ser mala noticia. Pero hay que tener cuidado porque se puede caer en vicios clásicos como la falacia de correlación.

-También está el miedo que provoca darles todo el poder a los algoritmos.
-Los algoritmos saben mucho de nosotros: eso mete miedo. Somos muy predecibles al actuar, casi como un ratón de laboratorio. Pero también increíblemente complejos, no lineales, el cerebro trabaja muy bien la información. Big data funciona bien en la parte predecible del comportamiento. El autocompletar del Gmail escribe por mí y muchas veces lo hace mejor (ríe). Somos muy predecibles, pero también un misterio absoluto. ¿Por qué me dediqué a la estadística? Qué sé yo. ¿Y tu hijo a qué se va a dedicar? Ni idea. Hay muchos eventos que no se pueden predecir, como las elecciones, un partido de fútbol.

-¿Se podría dar que la gente cambie el lenguaje, o ciertos giros, para evitar que el algoritmo detecte gustos y preferencias?
-Pero aprenden rápido. Salvo por los captchas, algo que por ahora los complica, en general jugar contra los algoritmos es ir a perder, porque aprenden muy rápido. Un ejemplo: hay una sola cuenta de Netflix en mi casa, que se alimenta de mis consumos y los de mi hijo adolescente. Al principio se volvía loco para recomendar. Al primer mes era gracioso pero ahora aprendió: sabe que hay alguien que mira series oscuras y otro que mira series adolescentes.

-Hace unos años hubo una polémica respecto de si la economía es una ciencia o no...
-Si la comparás con la física, no es una ciencia. Pero si la mirás desde esta otra perspectiva, veamos. ¿Existen problemas sociales? Sí. ¿Es relevante actuar sobre esos problemas? Sí. ¿Existe forma relevante de entender esas causas y efectos? Sí. Si no se puede saber, si no es una ciencia, no se podría hacer nada: si no explicás, no actuás. No me molesta la comparación con la física, pero detrás de esa negación se esconde el argumento de que no hay explicación y de que no se puede hacer nada. Me molesta como ciudadano que parezca que con la pobreza no se puede hacer nada. La naturaleza científica de la política y la economía es distinta de la física, pero la relevancia de los problemas y la urgencia es buscar causas y efectos para intervenir y mejorar la salud de un país.

-Además de a la economía y a la estadística, te dedicás a la música. ¿Ves relaciones entre ellas?
-Misteriosamente, el arte tiene una sistematización, que no es la de la ciencia. En fotografía, el grueso de las acciones obedece a reglas elementales; la música, desde lo armónico es predecible, después de mi séptima tiene que venir un la. Eso es conocimiento, oído. Me llama la atención que la ciencia y la fotografía y la música tienen cosas predecibles, patrones estéticos. El arte y su verdadera creatividad están fuera de esas reglas, pero las reglas existen. Hay un terreno difuso en la ciencia que no se explica a sí misma, y a la vez el arte parece explicable. Me pone nervioso que la ciencia no se explique a sí misma, y que el arte sí se pueda explicar. La gente me dice que yo me relajo con la guitarra: no, me saca de quicio. Me gustaría como científico que todo se pudiera explicar, pero como artista preferiría que nada se pudiera explicar.

-¿Te arrepentís de haber vuelto de los Estados Unidos?
-No, para nada. En Estados Unidos, la percepción es que el sistema funciona y no lo podés cambiar, aunque desde ya no es perfecto y por ejemplo se ven bolsones de pobreza rural en los Apalaches. Pero en países como la Argentina percibía que se podían modificar las cosas. Mejorar el sistema desde adentro. Argentina tiene espacio para emprender. Gino Germani, Bernardo Houssay eran una mezcla de emprendedores que crearon instituciones como el Conicet o el Instituto de Ciencias Sociales. Eran de la gente que construye instituciones. En Estados Unidos eso es más difícil, sos un átomo del sistema, das clases, investigás, pero no creás cátedras, universidades. Esa cosa de inmigrante que va y planta banderas.

Por: Martín De Ambrosio

domingo, 19 de mayo de 2019

INDUSTRIA 4.0. EN BUSCA DE LA OPORTUNIDAD PERDIDA

Solo si el país abraza la economía del conocimiento del siglo XXI podrá dar un salto cualitativo en su desarrollo productivo, educativo y social, y así dejar atrás años de decadencia; el Senado tratará el miércoles una ley clave que ya tiene media sanción
María Eugenia Estenssoro. 19 de mayo de 2019

La Cuarta Revolución Industrial recorre el planeta y abre una oportunidad única para la Argentina. Tras décadas de frustraciones y atraso, debería ser la meta que nos convoque detrás de un objetivo común. Solamente abrazando la economía del conocimiento del siglo XXI podremos dar un salto cualitativo en nuestro desarrollo productivo, educativo y social, y dejar así atrás años de decadencia.

La humanidad enfrenta desafíos enormes ante la megarrevolución impulsada por la convergencia de múltiples tecnologías. Se estima que en poco tiempo no solo se transformará el sistema económico global a la velocidad de la inteligencia artificial, la robótica, la ingeniería genética, la nanotecnología, las neurociencias, las impresoras 3D y la internet de las cosas, sino que cambiará dramáticamente la manera en que vivimos, nos organizamos social y políticamente, aprendemos, trabajamos, nos reproducimos y amamos. Pero ¿qué significa todo esto?

El sector automotor, por ejemplo, símbolo de la industrialización del siglo XX, está en plena "disrupción", palabra emblemática de estos tiempos. El presidente de Mercedes-Benz en Alemania ha dicho que sus rivales ya no son las automotrices tradicionales, sino Tesla, Google, Apple y Amazon. Estas compañías tecnológicas están inventando los autos del futuro: eléctricos, sin chofer y conducidos por software de inteligencia artificial. El ideal de un auto por persona o por familia tenderá a desaparecer. Además de caro es antiecológico. Un dato clave: los jóvenes norteamericanos a los 16 años ya no corren a sacar el registro. Apenas lo hace el 16%.

Los robots avanzan velozmente. Ya fue creada una androide que habla en televisión, da conferencias y responde a preguntas del público que no han sido pautadas previamente. Sofía -así se llama- es bonita, de ojos claros, inteligente y sensible. Asegura que quiere usar su inteligencia artificial para mejorar el mundo. En Arabia Saudita el rey le otorgó la ciudadanía saudí. Las mujeres musulmanas y los inmigrantes pusieron el grito en el cielo. ¿Por qué un robot tendrá más derechos que personas de carne y hueso como ellos?

En el mundo del trabajo, ya nadie duda de que los robots y las computadoras que aprenden por sí mismos desplazarán a gran parte de los humanos de sus actuales trabajos, mientras surgen nuevos oficios aún desconocidos. Todas las industrias y servicios tenderán a digitalizarse o correrán el riesgo de desaparecer. Es lo que se llama la Industria 4.0. La educación básica y universitaria está en plena reinvención.

Algunos avances de la biogenética son muy perturbadores. En China nacieron las mellizas Nana y Lulu modificadas genéticamente cuando eran embriones. El científico responsable dijo que les cambió un gen para evitar que adquirieran el virus del VIH. Las autoridades chinas y científicos de otros países se indignaron porque la manipulación genética en humanos no está permitida. Se desconocen sus consecuencias biológicas y éticas. Muchos expertos vaticinan que estamos a las puertas de una inédita mutación de nuestra especie y un cambio de civilización.

¿Fusión entre humanos y robots? ¿Bebes diseñados en laboratorios? ¿Una elite de superhombres y androides controlando todo, mientras gran parte de los humanos deviene irrelevante? Jeff Bezos, creador de Amazon y el hombre más rico del mundo, acaba de anunciar su sueño de fundar ciudades en otros planetas. Elon Musk, inventor de los autos eléctricos Tesla, también quiere colonizar el espacio. Con su empresa de naves espaciales espera trasladar un contingente humano más allá de la Tierra para asegurar la supervivencia de nuestra especie en caso de un cataclismo ecológico. Parecen historias de ciencia ficción, pero es lo que están debatiendo los países desarrollados.

Aprovechar las oportunidades
Es probable que muchas de estas predicciones no sucedan, pero gran parte sí. Como ocurrió en las revoluciones industriales anteriores, se estima que las naciones que anticipen estos procesos e incorporen la disrupción tecnológica a sus procesos sociales y productivos podrán aprovechar las oportunidades y minimizar las amenazas.

¿Los argentinos nos estamos preparando para el mundo que viene? La primera revolución industrial surgió en el siglo XVIII, con la invención de la máquina a vapor, que permitió mecanizar la producción y el transporte. La segunda se produjo un siglo después, con la aparición de la electricidad y la producción en serie. La tercera fue la revolución digital. Comenzó en 1960 con las grandes computadoras y siguió con los semiconductores, las computadoras personales y el surgimiento de internet. La cuarta revolución empezó a principios de este siglo y está impulsada por la convergencia de múltiples tecnologías que se potencian unas a otras a una velocidad y magnitud "exponenciales".

Los países que no logren insertarse en esta revolución global como productores y no solo como consumidores de innovación tecnológica quedarán a la deriva. En la Argentina, Martín Rapetti, director del Programa de Desarrollo Económico de Cippec, y su equipo están realizando estudios y mesas redondas para identificar las políticas públicas que permitirían a nuestro país prepararse para las transformaciones en marcha.

 El software fue la punta de lanza de esta industria 
"La evidencia histórica demuestra que en cada revolución industrial aumentaron a nivel global el trabajo, los salarios reales y la producción. Pero hubo países ganadores y perdedores", señala Rapetti. "La Argentina tendió a ubicarse en el grupo de los perdedores: las sucesivas revoluciones tecnológicas fueron períodos de rezago relativo para el país. Principalmente por la incapacidad de buena parte de las empresas y trabajadores para absorber completamente las nuevas tecnologías y traducirlas en ganancias de productividad", añade el especialista.

Esta es una de las causas por las que nuestro país, que hasta mediados del siglo XX parecía destinado a convertirse en una nación de clase media industrializada, se quedó a mitad de camino. En varios documentos de Cippec, Rapetti y Ramiro Abreu recomiendan que el gobierno y el sector privado encaren en conjunto políticas de reconversión productiva, laboral y educativa como están haciendo Alemania, Estados Unidos, China, Francia, Suecia y otros países ante las exigencias de la industria 4.0. Un dato alarmante: estiman que hoy solo el 16% de los trabajadores argentinos cuenta con las habilidades necesarias para la economía basada en el conocimiento.

Rapetti afirma que la Argentina está atrapada en lo que él llama la economía del "día de la marmota". Al igual que el protagonista de esa famosa película Hollywood, que queda atrapado en un bucle temporal y cada mañana se despierta para vivir el mismo día, los argentinos estamos atascados desde hace décadas en una economía estancada, de baja productividad, que cae una y otra vez en altos déficits, inflación, crisis cambiarias y recesión. "La Argentina tiene que producir y exportar mucho más para salir de este bucle de estancamiento crónico. Un sector clave es el de servicios del conocimiento, software, tecnología y servicios profesionales", repite con estadísticas en mano.

Un sector con potencial
En los últimos 20 años este sector fue el que más creció. Emplea a 435.000 personas, exporta US$6000 millones al año y es el segundo generador de divisas después del complejo agroindustrial. Por la calidad de nuestros científicos, emprendedores y profesionales, la Argentina podría duplicar las exportaciones y el empleo en diez años.

Recientemente, la Cámara de Diputados dio media sanción -con solo dos votos en contra- a un proyecto de ley para promover las industrias del conocimiento. En medio de las feroces disputas electorales de estos días, que solo hablan del pasado, fue una bocanada de aire fresco. Se espera que el Senado apruebe esta ley el próximo miércoles 22 de mayo.

Mientras se discutía el proyecto en las comisiones de la Cámara baja, un joven emprendedor de la industria espacial que fue a exponer explicó que, además de prevenir la conocida fuga de cerebros (éxodo de científicos y profesionales calificados), la ley evitaría otra sangría mayor: la fuga de empresas.

"¿A qué se refiere?", preguntó un diputado. Federico Jack, director de operaciones de Satellogic, la empresa argentina que ha puesto en órbita novedosos nanosatélites con nombres tan criollos como Manolito, Fresco y Batata, y Milanesat, respondió: "Hace poco estuvimos en China y el gobierno nos ofreció todo tipo de facilidades para mudarnos allá. Pero nosotros queremos quedarnos aquí. Esta ley es un aliciente".

El joven no lo dijo, pero durante los años del cepo financiero Satellogic se vio obligada a radicar su fábrica en la zona franca de Montevideo, ya que era imposible asegurar la producción y exportación de satélites desde la Argentina.

Marta Cruz, socia de NXTP Labs, compañía que invirtió en Satellogic y otros emprendimientos innovadores, al exponer en Diputados, también señaló que en años recientes la legislación argentina expulsó empresas innovadoras. "Nosotros invertimos en CargoX, una plataforma y aplicación digital que conecta a camioneros con clientes corporativos y particulares. Pero el fundador, que es argentino, tuvo tantos problemas aquí que se radicó en San Pablo. Hoy es una de las tecnológicas más valiosas de Brasil y de América Latina", acotó Cruz.

Ser protagonistas de la Cuarta Revolución Industrial que vive el mundo exigirá un enorme liderazgo político, profundos acuerdos entre empresarios y sindicalistas y una gran visión de toda la dirigencia social. Es una tarea titánica. Pero es urgente y necesaria.

La autora es periodista y co-autora de Argentina Innovadora

LA UNESCO DESTACÓ A ARGENTINA COMO UNO DE LOS CINCO PAÍSES QUE AVANZARON EN ALFABETIZACIÓN DIGITAL


En un documento, el  organismo remarcó el plan Aprender Conectados junto a propuestas de Reino Unido, Malasia, Estonia y Singapur. 17 de mayo de 2019

La publicación remarca la importancia de la incorporación de la programación y robótica dentro de la currícula de materias obligatorias. La medida surgió a fines del año pasado en el Consejo Federal, con la participación de los ministros de educación provinciales, y apunta a incorporar aprendizajes en informática desde el jardín hasta el último año de la secundaria.

"El Ministerio de Educación de Argentina, por ejemplo, recientemente anunció un plan llamado 'Aprender Conectados', que tiene como objetivo incorporar el aprendizaje digital en todos los niveles de educación obligatoria. Un componente de este plan es integrar la programación y la robótica en el país. Se trata de un programa educativo, desde el preescolar hasta el final de la secundaria, en todas las escuelas para 2019″, plantea el documento titulado Inteligencia Artificial en educación: desafíos y oportunidades para un desarrollo sostenible.

Del mismo modo, continúa: "El currículo prescribe un aprendizaje específico, apropiado para la edad. Con competencias a desarrollar en cada nivel para construir la plena capacidad de utilizar métodos y técnicas de computación, ya sea individualmente como en colaboración, para resolver problemas".

El Consejo Federal delimitó los núcleos de aprendizaje prioritarios para cada nivel. Todavía la aplicación es incipiente. Mientras distribuyen los dispositivos, las provincias tienen plazo hasta septiembre del año que viene para hacer su adecuación curricular, ya sea para incluir la programación y la robótica como materias aparte o para que se dicte en forma transversal con otras asignaturas como matemática o lengua. Desde el ministerio recomiendan dos figuras: un referente docente y alumnos promotores; ambos que velen por que la educación tecnológica se refleje en el aula.

Funcionarios de la cartera educativa se encuentran en Pekín, China, para la Conferencia Internacional sobre Inteligencia Artificial y Educación de la UNESCO. Allí Aprender Conectados será uno de los casos que se presentarán para el desarrollo de las habilidades necesarias para la era digital. Ese ámbito, aseguran, será propicio para intercambiar información sobre las últimas tendencias y la influencia de la tecnología en los procesos de enseñanza y aprendizaje.

Al respecto, Florencia Ripani, directora nacional de Innovación Educativa, señaló: "Vamos a presentar, ante delegaciones de todo el mundo, las políticas públicas que hace más de tres años estamos construyendo para estar preparados para un futuro cada vez más influenciado por la digitalización y la inteligencia artificial".

Además de la incorporación de programación y robótica, el plan del Gobierno se propone tener todas las escuelas conectadas a internet y distribuir videos y dispositivos con fines educativos. Hasta el momento, según cifras oficiales, hay 14.200 escuelas con conectividad. Para fin de año, esperan que 5 millones de alumnos de escuelas públicas -poco más de la mitad del total- puedan navegar en el aula.

ECONOMÍA DEL CONOCIMIENTO: UN POTENCIAL EXPORTADOR DE U$S 15.000 MILLONES


En la tercera jornada de Management 2020, los especialistas debatieron sobre las oportunidades que genera un sector clave para el empleo y para el ingreso de dólares. Lucila Lopardo   

El miércoles 24 de abril, la Cámara de Diputados de la Nación dio media sanción a la ley de economía del conocimiento. Con 182 votos a favor, el proyecto que ya espera su tratamiento en el Senado tiene como objetivo extender los beneficios generados para la industria del software -a partir de su respectiva ley, sancionada en 2003 y que vence a fin de año- al resto de los sectores cuyo motor está dado por el conocimiento.
De esta manera, la industria audiovisual, la de biotecnología, la aeroespacial y la satelital, entre otros sectores relacionados con la electrónica, las comunicaciones y la fabricación de "bienes 4.0", se verían impulsados hasta 2030 por un marco tributario que incluye reducciones en los costos laborales y en el impuesto a las ganancias; entre otros beneficios.
Según datos difundidos por el propio Mariano Mayer, secretario de Emprendedores y Pymes de la Nación, las exportaciones de la economía del conocimiento alcanzan hoy los US$6300 millones. La nueva ley beneficiaría a 11.000 empresas, generaría 215.000 nuevos puestos de trabajo y multiplicaría las exportaciones hasta los US$15.000 millones para 2030. Esto, sin tener en cuenta el impacto indirecto que el crecimiento de estas empresas generaría en su cadena de valor.
"Tenemos que asfaltar la grieta y entender que este puede ser el primer rubro de exportación del país y el primero en empleo. Estamos hablando de construir una industria automotriz o un Vaca Muerta entero. Esto es estructural y socialmente un cambio radical para la Argentina", destacó Sergio Kaufman, presidente de Accenture Argentina y de la región Sudamérica Hispana, durante la tercera jornada de Management 2020, que se llevó a cabo en la Redacción de LA NACION y en la que se planteó como eje central la economía del conocimiento, con el objetivo de debatir sobre las oportunidades y los desafíos, y así alcanzar posibles soluciones que lleven a su desarrollo sustentable.
Junto a Kaufman, y en una mesa moderada por José Del Rio, secretario general de Redacción del diario, estuvieron Facundo Gómez Minujín, senior country officer J.P. Morgan; Alicia Caballero, decana de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Católica Argentina; Fernando Moya, CEO y fundador de Ozono Producciones; Roberto Daniel "Kuky" Pumar, CEO de Leader Entertainment Group; y Victoria Cole, gerente general de Wunderman Buenos Aires, encargada de plantear la pregunta disruptiva del panel.
Kaufman contó que Accenture ya emplea a 9300 profesionales y tienen como horizonte llegar a los 10.000. En total, la exportación de servicios representa el 55% para la firma. "Todo el día exportan talento y conocimiento para el mundo. Esa exportación ingresa dólares sin tener que importar nada", explicó, y destacó lo que sucedió en la Cámara de Diputados al momento de dar media sanción a la nueva normativa: "Se acaba de votar con 182 votos a favor y solo dos en contra. Eso es hacer política de Estado en un año electoral, donde hay tentación de generar brechas. Se puede y es un buen ejemplo para otros sectores".
Por su parte, Gómez Minujín destacó que la oficina local de la firma de servicios financieros hoy emplea a 2000 personas. "Tuvimos que entrar en procesos competitivos con otros países de América Latina, como Chile, Brasil o Colombia, para generar estos puestos y la Argentina quedó posicionada como el mejor lugar de todos", señaló. Al momento de elegir al país como centro de exportación de servicios, el ejecutivo contó que se tuvieron en cuenta distintas variables, desde la existencia del talento, los cotos y hasta la falta de eventos catastróficos, como pueden ser terremotos o tsunamis que pongan en peligro la continuidad de los servicios.
Para Caballero, la clave del potencial de la economía del conocimiento está en el intangible que desplaza la frontera de posibilidades de producción de una economía. "La economía presenta recursos escasos y gracias a la economía del conocimiento ve ampliada sus barreras", dijo la economista. Dijo que la economía del conocimiento no sustituye a los sectores más tradicionales o industriales de la economía, sino que los potencia, y citó como ejemplo al sector agropecuario, donde el desarrollo de especies resistentes a climas secos permite la producción de cultivos en mayor cantidad de superficies.
"Lo que tiene de positivo en sí es que no enfrenta las restricciones físicas que enfrenta la economía industrial. La maravilla del intangible es la de no perecer o tener que ser transportado. Además, es profundamente democrático, se puede generar riqueza a partir de una base de capital físico y monetario bajo, pero sí depende de una inversión más grande en el componente de educación", reflexionó.
Con más de 30 años de experiencia en la industria del show business, Fernando Moya dirige Ozono Producciones, un espacio desde el que, entre otros grandes éxitos, produjo Fuerza Bruta, compañía que llegó a 58 ciudades en 34 países y fue vista por 6 millones de personas. También, trabajó con Disney en la producción de Violetta, Soy Luna y los espectáculos locales como Peter Pan y Aladdin. "Estas compañías se exportan con talento argentino, cada una lleva a 40 personas. Pero si pensamos en las cuatro compañías de Fuerza Bruta más una gira juntas, podemos hablar de 300 personas trabajando en el exterior", explicó. Para Moya, uno de los puntos fundamentales está en proteger, también, a las pequeñas empresas. "Como país, tenemos que proteger muchísimo lo chico y tratar de que esa generación de empleo que se produce en pequeña escala sea constante y permanente", consideró.
Por su parte, Pumar es conocido desde hace años por haber producido a los principales referentes de la movida tropical, como Ricky Maravilla, Los Palmeras o Lía Crucet, por nombrar algunos. "Kuky", como lo conocen en el sector, pasó de grabar un total de 16.000 fonogramas a crear El reino infantil, canal de YouTube número uno en sus segmento para los países de habla hispana y número 12 a nivel mundial, con más de 20.400 millones de visualizaciones.
"Entendimos que la música empezaba a transformarse en algo audiovisual. Los adolescentes se metían en las redes a mirar música, pero no existía 'la MTV' de la música infantil", contó en el panel, y aclaró que ese fue el puntapié inicial que los llevó a crear videos para las canciones para niños más conocidas.
Hoy, el 90% de la facturación de la empresa depende del exterior, con Estados Unidos como país que genera los principales ingresos. ¿La clave? Desapegarse de las viejas ideas para dar paso al nuevo negocio. "Tenía una compañía discográfica exitosa, meterme en lo digital fue una situación, complicada y dolorosa, pero gracias a aceptar ese cambio es que hemos llegado a un negocio mil veces más grande del que teníamos", cerró.

Fernando Moya (Ozono Producciones), Sergio Kaufman (Accenture), José Del Rio (LA NACION), Facundo Gómez Minujín (J.P. Morgan), Alicia Caballero (UCA) y Roberto "Kuky" Pumar (Leader Entertainment Group)Fernando Moya (Ozono Producciones), Sergio Kaufman (Accenture), José Del Rio (LA NACION), Facundo Gómez Minujín (J.P. Morgan), Alicia Caballero (UCA) y Roberto "Kuky" Pumar (Leader Entertainment Group) Crédito: Fabián Malavolta

viernes, 17 de mayo de 2019

ESTADOS UNIDOS ADVIRTIÓ A LA ARGENTINA SOBRE EL EVENTUAL ESPIONAJE DE CHINA EN LA RED 5G


Funcionarios norteamericanos hablaron del tema ante una delegación liderada por Pinedo y por el viceministro de Hacienda, Miguel Braun. Los alcances de la advertencia
Por Martín Dinatale. 17 de mayo de 2019. mdinatale@infobae.com

Sutil aunque pragmáticamente el gobierno norteamericano de Donald Trump alertó a la Argentina sobre los "riesgos y dificultades" que podría enfrentar el país en el caso de que las tecnologías de China avancen en la región con la incorporación de la red 5G que se usará para grandes servidores industriales y otros dispositivos electrónicos.

El mensaje de Estados Unidos llegó de la mano de funcionarios del Departamento del Tesoro y de ex secretarios de seguridad nacional de la Casa Blanca que se reunieron hace 10 días en Washington con una delegación de legisladores argentinos liderados por el presidente provisional del Senado, Federico Pinedo y donde también estuvieron el viceministro de Hacienda Miguel Braun y el representante del Ministerio de Hacienda ante la OCDE, Marcelo Scaglione.

En línea con la guerra desatada entre Donald Trump y la administración de Xi Jinping por la orden de la Casa Blanca se acaba de prohibir a las compañías estadounidenses utilizar equipos de origen chino en redes de telecomunicaciones críticas. La visita a Estados Unidos de los legisladores y los funcionarios de Hacienda se convirtió en una suerte de alerta de Whashington.

"En todas las charlas que tuvimos hubo una manifiesta preocupación de Estados Unidos por advertir sobre los riesgos que tendrá la Argentina si no pone frenos a las empresas de tecnología china cuando desembarque en el país la red 5G", explicó a Infobae una destacada fuente que formó parte de la visita a Washington. La misma impresión se llevaron algunos de los legisladores que compartieron la comitiva, como el diputado opositor Marco Lavagna y sus pares oficialistas Luciano Laspina, Karina Banfi y Ezequiel Fernández Langan.

En la ronda de reuniones que mantuvieron Braun, Scaglione y los diputados figuró una visita al Center for Strategic and International Studies (CSIS), un influyente think tank de los partidos republicano y demócrata con sede en Washington, también hubo una reunión en el Departamento de Estado y otra en el Departamento del Tesoro. A lo largo de todos esos encuentros se habló de la crisis económica en la Argentina, de las reformas encaradas por Mauricio Macri, del apoyo de Trump al país para ingresar a la OCDE y de la crisis de Venezuela. Pero también surgió un tema reiterado que fue el de la velada advertencia de Estados Unidos sobre el avance tecnológico de China y de la estación espacial de los chinos instalada en Neuquén que depende del Ejército Popular de Xi Jinping.

Durante una reunión que la comitiva argentina mantuvo en el CSIS hablaron con los ex secretarios de seguridad nacional de la Casa Blanca Juan Cruz, que estuvo con Trump entre el 2017-2018, y Mark Feierstein, que formó parte del equipo de Barack Obama entre 2015 y 2017. Allí estos referentes de la Casa Blanca mencionaron la necesidad de que Argentina tome los recaudos suficientes para evitar una invasión de tecnología china.

Según relataron tres fuentes consultadas que estuvieron en aquel encuentro, Cruz expresó en forma irónica: "Todos sabemos el nombre de la gran empresa de tecnología china de la que hablamos aunque no diré el nombre", dijo. Algunos se sonrieron porque sabían perfectamente de qué estaban hablando.

A la vez, se mencionó los "riesgos y dificultades" de un "eventual espionaje chino" en la región. No sólo en la Argentina sino también en Venezuela y otros países. El tema volvió a surgir en las visitas que hubo al Departamento de Estado y al Departamento del Tesoro.

Las alertas de los hombres de Washington a la comitiva argentina fueron casi un preludio del veto que lanzó anteayer Trump contra el gigante de telecomunicaciones Huawei y que frenó su ingreso a Estados Unidos alegando razones de "seguridad nacional".

La advertencia de Estados Unidos a la Argentina se hizo abiertamente por parte de Trump a la Unión Europea unas semanas atrás cuando fue el lanzamiento europeo del 5G que es la primera red construida para servir a los sensores, robots, vehículos autónomos y otros dispositivos. Se prevé que la interconexión con 5G podría llegar a ser hasta 100 veces más rápida que la que actual 4G. Pero conlleva también los riesgos de espionaje tecnológico. En la Argentina por ahora no se prevé en lo inmediato la instalación de esta red aunque los expertos aseguran que no tardará en llegar.

Hace un mes, estuvo en Buenos Aires una comisión de legisladores encabezada por el diputado republicano Kevin McCarthy, quien hizo un llamado de atención de Washington por "el espionaje chino", el flujo transnacional de drogas y el compromiso de la comunidad internacional en capturar a los iraníes acusados del atentado a la AMIA.

La mención de la delegación de legisladores norteamericanos a su preocupación por el "espionaje chino en la región" figuró en el comunicado oficial de la embajada de Estados Unidos pero en el Gobierno argentino lo vincularon a la estación espacial que tiene la agencia espacial China Launch and Tracking Control General (CLTC) que responde al Ejército Popular chino. De hecho, esa delegación se reunió con la viceministra de Defensa Paola Di Chiaro a quien le plantearon este espinoso tema.

La batalla comercial entre China y Estados Unidos incluye abiertamente este tema de seguridad nacional. Se sabe que Estados Unidos está comprometido con alertar a sus socios sobre los peligros del espionaje chino en la región. Y también es sabido que la administración de Trump fue un actor clave para la Argentina a la hora en que el FMI definió un préstamo para el gobierno de Macri. Por este y otros motivos es que la delegación que viajó a Washington y recibió una alerta del gobierno norteamericano tomó nota de cada uno de los puntos planteados y se los trasladó a la Casa Rosada.

17 DE MAYO: EL DÍA DE INTERNET. CÓMO SURGIÓ Y CUÁL ES EL OBJETIVO


También se conoce esta fecha como el Día Mundial de las Telecomunicaciones y la Sociedad de la Información. Por Desirée Jaimovich. 

Cada 17 de mayo se celebra el Día de Internet. O, para ser más precisos: el Día Mundial de las Telecomunicaciones y la Sociedad de la Información (DMTSI). El objetivo de esta fecha es tomar conciencia sobre el impacto que tienen las tecnologías de la información en la economía y sociedad.

Se busca reducir la brecha digital, analizar los avances realizados hasta la fecha y evaluar lo que aún falta recorrer. Según datos de la Unión Internacional de Comunicaciones (UIT), a finales de 2018 un 51,2% de la población mundial, es decir 3.900 millones de personas, contaba con acceso a internet, lo cual representa un salto de casi el 3% en un año.

En los países desarrollados, la cantidad de usuarios conectados es del 80,9%, en tanto que en las economías en desarrollo el índice es del 45,3%, un gran salto respecto del 7,7% registrado en la región, en 2005.

Cabe destacar que en 2011, la Asamblea General de las Naciones Unidas declaró el acceso a internet como un derecho humano. Justamente por el valor que tiene y la relevancia en todos los ámbitos de la sociedad.

Por qué esta fecha
El Día Mundial de las Telecomunicaciones se celebra todos los 17 de mayo desde 1969, para recordar la fundación de la UIT y la firma del primer Convenio Telegráfico Internacional en 1865. Así fue acordado por la Conferencia de Plenipotenciarios de Málaga- Torremolinos en 1973.

Luego llegó la web y con ella la necesidad de tener una nueva fecha alusiva. ¿O quizás sería mejor conservar la misma? Se decidió hacer esto último. Así fue que en noviembre de 2005, la Cumbre Mundial sobre la Sociedad de la Información pidió a la Asamblea General de las Naciones Unidas que declarara el 17 de mayo como el Día Mundial de la Sociedad de la Información o el Día de Internet, como también se lo conoce hoy en día.

En marzo de 2006, la Asamblea General adoptó una Resolución (A/RES/60/252) en la que se estipuló que el Día Mundial de la Sociedad de la Información se recordaría todos los 17 de mayo. Y así ocurre desde que en noviembre de 2006, la Conferencia de Plenipotenciarios de la UIT en Antalya (Turquía) decidió oficializar esta fecha.

En la resolución se invita a todos los países miembros a celebrar esta fecha con diferentes iniciativas que apunten a debatir sobre los aspectos más relevantes vinculados a la sociedad de la información. Por eso es que hoy, en diferentes partes del mundo, se realizarán eventos y charlas con este objetivo.

domingo, 12 de mayo de 2019

BRUNO PATINO: "LA SERVIDUMBRE DIGITAL EN LA QUE VIVIMOS NO ESTABA EN LOS PLANES DE LOS QUE CREARON INTERNET Y LAS REDES"


El periodista y ensayista francés acaba de publicar un nuevo libro, “La civilización del pez rojo”, en el que describe lo que llama “economía de la atención” o la lógica “salvaje” de acumulación en la cual se basan Facebook y otras plataformas para mantenernos frente a las pantallas el mayor tiempo posible.

"Somos pececillos rojos, encerrados en la pecera de nuestras pantallas, sometidos al carrousel de nuestras alertas y de nuestros mensajes instantáneos", escribió Bruno Patino en su último libro, titulado La civilización del pez rojo. Pequeño tratado sobre la economía de la atención (Grasset, 2019). Director editorial de la cadena cultural franco-alemana ARTE y de la Escuela de Periodismo de la muy prestigiosa SciencesPo, Bruno Patino tiene detrás de sí una larga carrera en medios, tanto en prensa escrita, como en radio, TV e Internet.

Patino es un entusiasta de la red pero al mismo tiempo un profeta de sus peligros. Considera que la adicción que hemos desarrollado a nuestros celulares y a nuestras pantallas no es una inexorabilidad sino el resultado de un modelo de negocios que obliga a las redes a permanentemente diseñar instrumentos para atraer nuestra atención por más tiempo.

Luego de sufrir algunos cuestionamientos, Facebook, por ejemplo, intenta mostrar mayor cuidado en lo que hace a la seguridad de nuestros datos, pero no ha modificado su lógica adictiva. Algo que Patino cree que sucederá, más tarde o más temprano, porque así lo exigirán las sociedades.

En su libro, que espera pronto sea editado en español -idioma que habla muy bien y que era el de su padre-, Patino habla de los "arrepentidos" como Tim Berners Lee, "inventor" de la web, que hoy intenta crear una contra-Internet para "aniquilar su creación primaria". "La utopía, sin embargo, era bella, la de unir en una comunión de iguales", a gente muy dispar a lo largo y ancho del mundo.

En charla telefónica con Infobae, afirma sin embargo su optimismo: en un futuro sabremos poner límites y diremos: "Por supuesto que no se utiliza el celular en las escuelas, no se lo mira cuando estamos almorzando en familia, no lo miro cuando estoy con mi pareja".

— En su último libro, de reciente aparición, usted habla de servidumbre digital y de economía de la atención, ¿son sinónimos?
— Más o menos. En realidad el libro habla de nuestra dependencia de las pantallas del móvil, de las redes sociales y de algunas aplicaciones, el libro muestra cómo funciona esa dependencia, hasta qué nivel llega y cuáles son las patologías que estamos desarrollando. Pero trata de explicarlo no como el resultado de la tecnología en sí, sino como el resultado de la aplicación de un modelo económico determinado.

— La economía de la atención.
— Claro, la dependencia individual y, digamos, esta concentración colectiva y social son los resultados de una economía de la atención desenfrenada, sin límites. Trato de mostrar que eso es producto de un modelo económico, y que ese modelo económico no estaba previsto al inicio de esas aplicaciones, pero que éstas poco a poco adoptaron el modelo económico basado en la publicidad y basado por lo tanto en el tiempo que pasamos en esas aplicaciones. Entonces cuando tu modelo económico depende del tiempo que la gente pasa sobre las aplicaciones el desafío es tratar de captar, de conquistar la atención, incluso sobre momentos que tú dedicas a otra cosa. Y para captar esa atención tienes que desarrollar o utilizar instrumentos basados en las neurociencias que en realidad generan una relación de dependencia entre el usuario y la pantalla o la aplicación. Esa economía de la atención, por el momento desatada, nos cambia la vida. Trato de mostrar en mi libro que hay una lógica en esa relación de dependencia porque desarrollar el volumen de negocios de esos modelos implica poder establecer una relación en la cual nosotros no tenemos una libertad total frente a nuestras pantallas.

— ¿Pero es posible evitarlo? ¿Pueden las redes desarrollarse si no es con una lógica económica?
— Por supuesto que tienen que tener una lógica económica. Pero mi teoría es que dentro de 10 años, cuando miremos hacia atrás, hacia el momento que estamos viviendo, nos estaremos diciendo dos cosas: primero que fue el período de la economía digital salvaje, como hubo una época del capitalismo salvaje, y segundo que fue un momento en que no actuamos de modo responsable frente a las consecuencias en términos de salud mental de esos instrumentos. Y no estoy diciendo que haya que acabar con todo eso, solamente estoy tratando de instalar la idea de que debemos poner límites. Si se compara con el negocio de los cigarrillos o del alcohol, vemos que se han puesto ciertos límites en la comercialización de esos productos y todo el mundo considera normal tener algunos límites. Entonces no estoy diciendo que haya que acabar con la economía de la atención, sólo que hay que ponerle un límite a esa economía de la atención. Límites individuales, que pasan por la educación, por temporadas en las cuales se imponen otras conexiones, no estar en esas redes sociales, pero también límites colectivos. Así como se ha puesto límites a muchos mercados económicos, la economía de la atención también tendrá límites. Tal vez yo sea demasiado optimista pero yo estoy casi seguro de que dentro de 10 años estaremos mirando ese período del principio de esa economía digital como uno en el que no tuvimos en principio en claro las consecuencias que traería.

— Sería como la etapa de la acumulación primitiva del capital.
— Exactamente, absolutamente. Como un período primitivo de la economía digital de la atención en el cual se podían utilizar los datos personales para captar la atención incluso en espacios de tiempo que nosotros consagramos a otras cosas. Es eso lo que estoy diciendo y dando muchos ejemplos de nuestra vida cotidiana y de las patologías que hemos desarrollado frente a esos instrumentos.

— Usted compara nuestra conducta ante las redes, en especial la de los millennials, con la del pez rojo en la pecera, por el escaso tiempo de atención que tienen, 9 segundos.
— Son estudios. Esto lo recojo de una reunión que tuvimos con Google en Madrid en la cual habían medido el tiempo de atención del pez rojo que era de 8 segundos y decían -lo presentaban como un desafío-, "fíjense que los millennials ahora tienen un tiempo de atención de 9 segundos". Y Google hablaba de lo difícil que era captar la atención de gente que tiene un tiempo de atención de 9 segundos. Lo que uno vive como un desastre, lo que a uno le hace pensar "a eso hemos llegado", para Google es un desafío. La idea del libro viene de allí.

— Pero esa atención dispersa y tan limitada es impuesta también por las propias redes. Con su constante bombardeo.
— Exactamente. Y cuanto más bombardeo, más reducen el tiempo de atención y más difícil todavía es captar nuestra atención; entonces más tienen que bombardear. Es un círculo vicioso porque el modelo económico está basado en la economía de la atención, entonces todos están compitiendo por esa atención. Por eso nos están solicitando a cada momento, a cada minuto del día. Más lo hacen y más se reduce nuestro tiempo de atención. Más se reduce nuestro tiempo de atención y más nos bombardean de solicitaciones para intentar captar esa atención cada vez más y más difícil de captar. Y el círculo vicioso produce esa dependencia y esa pérdida de control, del dominio que podemos tener sobre nuestro tiempo personal.

— Usted cita también estudios que dicen que más de 30 minutos en las redes, en la pantalla, ya es nocivo para la salud. ¿No depende también de lo que uno esté haciendo en esos 30 minutos? Se puede estar concentrado en una sola cosa durante ese tiempo, por ejemplo.
— Sí, pero el estudio no decía "frente a las pantallas", sino que se refería a más de 30 minutos en las redes sociales. Al tiempo que nosotros pasamos en las redes sociales, no apunta a internet o a la conexión; aquí estamos hablando de un tipo de servicio digital, no de todo el ámbito digital, de todo el universo digital.

— ¿Cree que Facebook se está reformando luego de los cuestionamientos que recibió por el uso de la big data?
— Están tratando de cambiar pero por el momento sólo en dos ámbitos: primero, en el de la seguridad de datos; muchos tienen dudas acerca de esto pero por lo menos lo han enunciado. Habrá que ver después si lo hacen verdaderamente… El segundo capítulo es el de tratar de suprimir todas las cuentas falsas, las fake accounts; dicen que están suprimiendo un millón de cuentas falsas por día.

— ¿Y en qué no estarían cambiando?
— Lo que no están cambiando para nada es la manera en la cual el modelo económico se desempeña en la red, esa economía de la atención sin límite no la están cambiando para nada. Dicen que lo están haciendo pero nunca han tenido ingresos publicitarios tan fuertes; están presentando al mismo tiempo resultados en términos de publicidad que son históricamente altos.

— O sea, el modelo adictivo de Facebook sigue igual.
— El modelo adictivo sigue absolutamente igual y no creo que la auto regulación pueda funcionar. Ninguna empresa en el mundo decide por sí misma limitar la eficiencia de su modelo económico. Sin leyes, usted puede estar segura de que los que fabrican alcohol hoy estarían vendiendo alcohol a los niños. No se puede pedir a una compañía que decida por sí misma limitar su capacidad de aumentar sus ganancias. Entonces si en un momento u otro, y ese es el propósito del libro, nosotros como colectividad llegamos a concluir que es absolutamente urgente y absolutamente importante limitar la capacidad adictiva de la economía de la atención, eso no se va a hacer por sí solo, eso va a requerir movilización. Que llegue el momento dependerá de los países, de las discusiones con las plataformas, de la ley e incluso de asociaciones de usuarios, pero en un momento u otro esto va a tener que ser motivo de una negociación que no se va a generar por sí misma.

— O sea que en definitiva depende de la política.
— Exactamente. Primero se necesita generar una especie de concientización colectiva y un esquema político de ese alto nivel, que me parece muy necesario.

— ¿Ve que exista una consciencia en su país, por ejemplo, y al menos a nivel de la dirigencia política, sobre estos temas?
— Creo que la sociedad está adelantada respecto de los políticos, porque fíjese que este libro se ha publicado hace un mes y mucha gente dice "esto lo estamos viviendo exactamente así". Estoy absolutamente seguro de que existe la conciencia social de que algo no funciona bien respecto a esa dependencia que tenemos de las pantallas. La conciencia colectiva o social está muy adelantada comparada con la conciencia política. En mi país por lo menos hay una obsesión frente al tema de la fiscalidad de estas compañías pero no la hay todavía en cuanto a los impactos sobre nuestra vida personal, nuestra salud mental y nuestra vida social, colectiva. Creo que la sociedad tiene cierto adelanto frente al mundo político respecto a estos temas.

— En su libro usted habla de los "arrepentidos", esos que fueron pioneros de Internet y las redes y hoy están volcados a tratar de poner un freno a lo que desencadenaron. Un poco me hizo pensar en el que inventó la dinamita y después el Premio Nobel de la Paz.
— Es una muy buena comparación porque de eso estamos hablando, de que la servidumbre digital en la que estamos no estaba en los planes de aquellos creadores, de que esos ingenieros que tuvieron responsabilidades estelares en Silicon Valley y que ahora dicen nuestra creación se nos escapó de las manos, tiene consecuencias que no habíamos previsto, y ahora estamos trabajando para cambiar todo este ámbito creado. Tratan de crear de otras plataformas pero muchos de ellos también están trabajando, investigando, para revelar, para dar a conocer la naturaleza de los algoritmos de Facebook a fin de presionar por un cambio. Y, reitero, no hablan de un cambio absoluto de modelo económico sino que poner algunos límites. Y de eso estoy hablando yo también: no digo que haya que cerrar Facebook, cerrar todo, no se trata de eso sino de que en algún momento la sociedad tiene que poner algunos límites.

— La humanidad se enfrenta siempre a estos nuevos descubrimientos que cambian la vida; la televisión, por ejemplo, también generó reacciones. A veces, en reacción a la tecnificación, alguna gente quiere volver al campo, aislarse, volver a la vida primitiva…
— Eso es imposible. Pero en segundo lugar, internet, la red, también nos está aportando miles de cosas absolutamente positivas. Lo único que estoy diciendo es pongamos algunos límites para que podamos aprovechar esas oportunidades increíbles que nos trae internet.

— Usted pone esperanza en el tema de la educación, para crear conciencia de esta adicción y prevenirla. Pero en este momento el debate es si hay que usar o no el smartphone en la escuela, por ejemplo. ¿Usted qué opina al respecto?
— Estoy seguro, nuevamente, de que dentro de unos años, con toda evidencia vamos a decir "pero por supuesto que no se utiliza el celular en las escuelas", "por supuesto que no se mira el celular cuando estamos almorzando o cenando en familia", "por supuesto que no miro mi celular cuando estoy con mi pareja", etcétera. Estoy totalmente a favor de que en determinados momentos y en determinados lugares no se permita la conexión.

domingo, 5 de mayo de 2019

HISTORIA DE UNA JOYA TECNOLÓGICA CASI DESCONOCIDA Y POR QUÉ PUEDE SER EL PRÓXIMO "UNICORNIO" ARGENTINO


Technisys nació hace 20 años. Es proveedor word class para la banca digital y acaba de recibir una inversión de USD 50 millones. "Ahora nuestro mercado es el mundo", le dice a Infobae Miguel Santos, CEO y fundador de la compañía
Por Sebastián Catalano. 5 de mayo de 2019

La semana pasada, Technisys anunció una inversión de USD 50 millones por parte del fondo Riverwood Capital de EEUU. Así, según fuentes del mercado, esta empresa argentina consiguió una valuación de mercado estimada entre USD 250 y 350 millones. No son muchas las empresas del rubro con esos números. Además, factura unos USD 50 millones por año y tiene como clientes a buena parte de los principales bancos de la región.

Hace mucho que Technisys dejó de ser una startup: si bien no es muy conocida por el público en general, es una de las joyitas mejor guardadas de la industria tecnológica local. Se dedica desde siempre al negocio B2B y es una de las mejor posicionadas para seguir el camino de Mercado Libre, Despegar, Globant y OLX y convertirse en el próximo unicornio argentino, como se les dice a las empresas de base tecnológicas que alcanzan un valor de mercado de al menos USD 1.000 millones. "Yo creo que sí, que seremos un unicornio, pero bueno, habrá que ver cuándo", asegura en Infobae Miguel "Mike" Santos, CEO y cofundador –junto a Adrián Iglesias y Germán Pugliese Bassi– de la empresa.

Esta industria está en un momento único, increíble, fascinante, dinámico. Estamos viviendo una revolución que además favorece al cliente. Es increíble la competencia que ha desatado la digitalización
"Nos dedicamos a proveer soluciones de banca digital para bancos. Entidades que pueden ser startups digitales, a quienes ayudamos rápidamente a lanzar de una manera efectiva, jugando en ecosistema y muy rápido; o también a bancos establecidos, más tradicionales. A estos ayudamos a convertirse al mundo digital, a establecer relaciones digitales con sus clientes, con un consumidor cada vez más demandante, creando experiencias positivas, inteligentes y útiles", describe Santos.

– Acaban de anunciar una inversión muy importante, de 50 millones de dólares, por parte de un fondo de EEUU. ¿Qué significa y a dónde los va a llevar?
– El propósito de la inversión de Riverwood Capital es doble. En primer lugar, seguir fortaleciendo nuestra tecnología e invertir en talento para crecer en cuanto a las capacidades de las plataformas. Tenemos una parte que es lo que se llama next generation o core de nueva generación, es decir los sistemas centrales bancarios que en general son muy antiguos, lentos y  rígidos. Y tenemos la plataforma digital, que es la que interactúa o genera las experiencias con los clientes. Vamos a seguir invirtiendo para dotarlas de inteligencia artificial. Hay tecnologías como machine learning que nos permiten generar experiencias como predecir cuándo va a faltar plata y ofrecerle al cliente. O darnos cuenta que todos los 5 del mes paga el colegio de los chicos y preguntarle si no quiere hacerlo de manera automática. Este tipo de experiencias, a lo Amazon, se van a empezar a usar cada vez más en los sistemas financieros. Y la segunda es la expansión en el mercado norteamericano, sobre todo donde ya estamos operando, en EEUU y en Canadá. El mercado estadounidense es muy grande, hay unos 700 bancos en el objetivo de Technisys.

– Ahora están en el lugar y momento adecuado.
– Esta industria está en un momento único, increíble, fascinante, dinámico. Estamos viviendo una revolución que además favorece al cliente. Es increíble la competencia que desató la digitalización. Antes, montar un banco era muy complicado, con una gran inversión en sucursales: lograr una cobertura como la que tiene el Santander tomaba 80 años. Con el acceso digital y sobre todo en los teléfonos móviles, se puede hacer con cifras muy bajas. A eso hay que sumarle las fintech que se dedican muy bien a prestar plata, pagos, billeteras móviles e inversiones. Y están las big tech, las grandes compañías de tecnología, como Amazon, Facebook, Google y Mercado Libre metiéndose al negocio financiero. Toda esa gran competencia es igual a mejor servicio y mejores precios. Es un excelente momento.

– Desde siempre, pero más luego de la última inversión, se habla de la valuación de la compañía. ¿Te imaginás siendo pronto otro "unicornio" argentino?
– Sabía que eso iba a venir en algún momento (risas). Tratamos de ponerle foco a que la compañía sea trascendente. Por un tema generacional nos inspiraron Larry Ellison, de Oracle, Steve Jobs y Bill Gates. Queremos hacer una compañía que trascienda. Es el objetivo que nos pusimos cuando la empezamos y es el de hoy. Si llegamos o no a la valuación mágica del "unicornio" estará por verse. Yo creo que sí pero bueno, habrá que ver cuándo.

– ¿Cuándo creés que pasará?
– No lo puedo decir (risas).

– ¿Va a ser pronto?
– Sí, creo que sí. La valuación es una consecuencia de que los clientes estén muy contentos, que les vaya muy bien y que nos paguen. Es el viejo cuentito de siempre: generar valor y no buscarlo a través de una valuación de compañía.

– ¿Te imaginás saliendo a la bolsa en Estados Unidos?
– Technisys tiene ya cinco fondos de inversión de venture capital que en algún momento querrán recuperar liquidez, y con creces. Una de las formas es a través de una oferta pública, pero también hay otros instrumentos. Tocar la campana es un hito de trascendencia para este tipo de compañías.  Nos gustaría llegar, por supuesto.

– ¿Cuándo decidieron ir por el mercado norteamericano?
– A principios del año pasado, luego de muy buenas experiencias en la región. Por ejemplo, con Banco Original, en Brasil, que nos eligió en una compulsa world class con todos los líderes del mercado global. Acá, con Banco Macro, y en Colombia con Davivienda. Al tener ya casi 45 clientes en la plataforma y un producto muy fuerte, nos dimos cuenta que la empresa estaba para el mercado global. A la vez hubo un reconocimiento de analistas, como Forester y Gartner, que nos dieron muy buenos reportes. Eso nos puso en el mapa del top cinco de proveedores a nivel global.
 Tocar la campana es un hito de trascendencia para este tipo de compañías.  Nos gustaría llegar, por supuesto.

– ¿Y allí el desafío cuál es?
– No es lo natural que una compañía nacida en Argentina o en América Latina haya creado una pieza de software de nivel mundial y la venda en los grandes mercados. El ciclo natural es el contrario, somos compradores de tecnología más que productores. Aunque tenemos ese hándicap, creemos que la innovación, gracias a Internet, la digitalización y la globalización, viene de cualquier parte. Hay ejemplos como Skype y ahora Zoom, que acaba de hacer su IPO, que están fuera de Silicon Valley. La innovación en tecnología dejó de ser una práctica exclusiva de Silicon Valley para estar presente en cualquier lugar del mundo. ¿Por qué no aquí en la Argentina o Uruguay, Brasil o Chile, donde tenemos centros de desarrollo con gente de primer nivel innovando para el mundo?
– La compañía tiene casi 20 años. ¿Cómo fue pasar todo este tiempo por un mercado que empezó a demandar mucho más tarde los servicios que proponían?
– Hoy vemos esta última ola de fintech y de tecnología financiera explotando en el mercado. Y claro, es nuestra ola. Pero hace 20 años, cuando fundamos la compañía en un living, lo hicimos pensando en lo mismo: que Internet iba a revolucionar la forma en la que las personas interactuamos con el dinero, los bancos y las finanzas en general. Pasó, pero después de 10 años. Quizás estuvimos una década adelantados y como toda visión correcta pero adelantada esos años fueron duros.

– Muchas veces ese timing no del todo adecuado pude termina dejando a una empresa afuera de la cancha.
– Estuvimos cerca. En la crisis argentina del 2001, combinada con la explosión puntocom del 2002, estuvimos muy cerca de irnos al vestuario.

– ¿Y por qué no pasó?
– Justo en 2001 habíamos tomado la decisión de internacionalizarnos. Hasta ese momento operábamos sólo en Argentina y decidimos ir a España y a EEUU. Cuando se nos terminaba la caja ganamos un contrato bastante importante, que al poco tiempo fue seguido de otro, y eso nos permitió salvar la compañía. Acá en Argentina hasta el 2008 el mercado estuvo bastante deprimido.

– Son tres socios desde hace dos décadas. ¿Cuáles son las claves para mantener esa sociedad exitosa durante tanto tiempo?
– Tomamos enseguida la práctica de incorporar managment profesional. Traer personas que supieran de determinados temas y generar un equipo mixto y por capacidades. Diferenciamos el rol de socio, o accionista, del de gerente. Esa fue una de las grandes claves como para poder trabajar en equipo: medirnos por performance y no por percepciones. Ese fue el secreto. Obvio que uno tiene diferencias en el camino y hay momentos en los cuales te matas: no hay secretos, es como en cualquier sociedad o cualquier relación humana.
Quizás Argentina nos da un poquito más de picante, un poquito más de complicaciones que lo que te puede dar otro país un poco más estable. A la vez te da también un poco de gimnasia, resiliencia y aptitudes para ser ágiles al cambio

– ¿Dónde te imaginás a la compañía en 5 años?
– Va a estar globalizada. Subiendo clientes a la plataforma no sólo en Norteamérica. Tenemos el primer empleado en Europa haciendo scouting para 2020. Pero me la imagino también en Asia, en África y en todos lados del mundo. Vamos hacia ahí.

– ¿Cuál es la receta para crecer desde Argentina?
– Me parece que la clave es el esfuerzo (risas). Quizás Argentina nos da un poquito más de picante, un poquito más de complicaciones de las que te puede dar otro país un poco más estable. A la vez te da también un poco de gimnasia, resiliencia y aptitudes para ser ágiles al cambio. Hoy se puede emprender en Argentina como se puede emprender en cualquier otro país. Además hay talento. Emprender en Silicon Valley es muy fácil, tenés el ecosistema, las universidades, los inversores, el track record, pero es muy difícil conseguir talento. Todas las geografías están listas: se puede emprender desde cualquier parte del mundo. Hoy, en Technisys tenemos totalmente distribuido el equipo: ventas y marketing en EEUU; el producto lo dirigimos desde Uruguay; recursos humanos y finanzas, están en Argentina; y operaciones acá y Canadá. Hacemos todo por videoconferencia.

– ¿Se puede desde Argentina, entonces?
– Sí, se puede.