El cambio generacional trae
aparejado un nuevo desafío para un sistema educativo que cambia progresivamente
y debe adaptarse al vertiginoso avance de la tecnología.
Por Patricia Fernández
Mainardi. 25 de mayo de 2019
La incorporación de los
celulares en segmentos cada vez más jóvenes de la población y la utilización de
soportes digitales para la enseñanza ha hecho que la tecnología esté cada vez
más presente en las aulas. Para aprovechar sus grandes potencialidades, es
fundamental que alumnos y docentes adquieran nuevas habilidades que no siempre
se aprenden de forma orgánica.
DEF dialogó con distintos
expertos sobre el vínculo actual entre educación y tecnología en los distintos
niveles de la educación. Todos ellos coinciden en afirmar que la tecnología
digital debería ser parte de la solución en el sistema educativo, pero aclaran
que no se trata de una receta mágica. Luciana Alonso, directora de Eutopía –un
modelo de transformación educativa en red que alcanza a 16 escuelas secundarias
de la ciudad de Buenos Aires–, define el presente como "una oportunidad
para recrear el campo educativo".
Esta experta hace hincapié en
que la generación de conocimiento se ve potenciada por la tecnología, pero que
no alcanza solo con ella. "Los avances en el mundo de la informática nos
desafían constantemente y existen miradas muy diversas ante los cambios,
propios de los procesos de transformación de la cultura escolar. Es necesario
derribar el mito de que las tecnologías motivan más o convocan emocionalmente a
los estudiantes. Son las propuestas educativas las que potencian los
aprendizajes, no los dispositivos", asegura la especialista. "Aun
así, debemos interpelar las prácticas de enseñanza para problematizar el modelo
escolar actual y asumir el desafío de buscar nuevas formatos pedagógicos",
agrega.
Por su parte, Gisela
Schwartzman, coordinadora pedagógica del Proyecto Educación y Nuevas
Tecnologías de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO),
plantea que en la relación entre educación y tecnología aparecen posiciones
ambivalentes y que se trata de buscar una síntesis: "Para algunos la
tecnología va a resolver todos los problemas del sistema educativo; otros
tienen una mirada apocalíptica. En ambos casos, la mirada es ingenua. Hay una
mirada más madura, la que plantea que ni resuelve todos los problemas ni trae
todos los males. La pregunta ya no es si adoptamos o no la tecnología, sino qué
hacemos con ella".
Acostumbrado a recibir alumnos
interesados en tecnología, arte y diseño a partir de programas de estudios
innovadores, Carlos Martínez es actualmente uno de los directores de la Escuela
Da Vinci. Él apuesta a la evolución del aprendizaje a través del uso de las
nuevas herramientas tecnológicas: "De alguna manera, tiene que existir una
convivencia. Son herramientas que terminan mejorando la calidad de la
educación. Hoy por hoy, el estudiante termina siendo multidisciplinario, la
incorpora fácilmente. No es un obstáculo, siempre que se trabaje de forma clara
y con procesos fáciles de incorporar". Sin embargo, Martínez manifiesta
que esa relación aún debe continuar su proceso de maduración. Para él, por
ejemplo, pese a la presencia de tecnología en las aulas, "el rol activo
del profesor sigue siendo sumamente importante".
Matías Cortiñas, gerente de
Innovación Educativa de la Universidad Austral, plantea que el vínculo entre
ambas áreas es tenso ya que, de alguna manera, la tecnología llega para cambiar
el statu quo de la educación, lo que implica una ruptura con los paradigmas
tradicionales. "El profesor pierde vigencia como eslabón principal del
conocimiento, ante la democratización de la tecnología y de la información. Si
bien estamos en el comienzo de un largo camino, los avances de los últimos años
han acelerado la incorporación de las tecnologías en las propuestas educativas
a nivel global, como así también en otros sectores socio-económicos. Pero, como
en todo comienzo, hay mucho de aprendizaje para que su inserción sea
genuina", explica.
Alberto Allemand, rector de la
Universidad CAECE, señaló: "La universidad es consciente de estos cambios
y de su impacto. Por un lado, utiliza la tecnología como herramienta al ofrecer
educación a distancia. Por otro, tiene presente a la tecnología en el proceso
de generación de conocimiento". Cortiñas brinda su perspectiva sobre la
educación en línea: "En su momento fue estigmatizada como de baja calidad.
Hoy su calidad no se mide por el medio en el cual se ofrece, sino por el
renombre o el posicionamiento de la universidad. Es difícil dudar de la calidad
de propuestas en línea de las universidades más prestigiosas del mundo y una
razón es que los procesos de calidad, que tienen para que sus programas
presenciales sean trasformados, adaptados y extendidos a este tipo de
propuestas educativas. Además también dio paso a la educación no formal, con el
surgimiento de distintas plataformas que ofrecen propuestas educativas y que
cuentan los la suscripción de millones de estudiantes de todo el mundo".
Un caso testigo es de la
aplicación BuscaTuClase (www.buscatuclase.com), plataforma creada por el
presidente de la Fundación Criteria, Santiago Tito, que se presenta como la
mejor manera de encontrar docentes particulares y cursos, generando un perfecto
equilibrio entre la oferta y la demanda. Esta aplicación ha logrado vincular,
de forma gratuita, una red educativa de 6.000 personas, entre profesores y
alumnos, a lo largo y ancho de nuestro país.
El impacto del recambio
generacional
Los denominados "nativos
digitales" tienen la tecnología incorporada a cada ámbito de su vida.
"Debemos tener en cuenta que las nuevas generaciones entienden la
tecnología como algo más que está en su entorno y no como un factor especial a
considerar. Esto hace necesario que el enfoque de la educación tenga en tenga
en cuenta esta circunstancia", explica Allemand. Al respecto, Luciana
Alonso afirma que "para los estudiantes es la 'hora de la motivación', ya
que las prácticas de aprendizaje mediadas por tecnología los convocan
emocionalmente, dado que recuperan rasgos propios de su cultura juvenil. A su
vez, se reconoce en los docentes la pregunta legítima acerca de cómo la escuela
da respuesta educativa en tiempos de cultura digital. Se vivencia la necesidad
de interpelar las prácticas de enseñanza, problematizar el modelo escolar
actual y asumir el desafío de buscar nuevos formatos pedagógicos".
Para Carlos Martínez, el
alumno de hoy es más interdisciplinario. "Te con chicos con un grado tal de curiosidad que
van investigando porque quieren respuestas más inmediatas. Hay ciertos lugares
en los que el alumno pretende que el profesor esté capacitado y, a su vez, esto
hace que los docentes también estén más preparados. Yo lo veo como algo
positivo", sostiene.
Gisela Schwartzman aportó una
mirada distinta de este nuevo cambio vinculado al manejo de las herramientas
digitales por parte de los chicos: "Hay un dominio fuerte, pero eso no los
convierte en usuarios críticos". Desde su punto de vista, los chicos aún no
logran generar conocimiento a partir de estas herramientas; para ello, es
fundamental que los adultos puedan acompañarlo y "formarlos como
ciudadanos digitales con una mirada crítica". Para Cortiñas, "las
nuevas generaciones esperan que el proceso formativo los dote de capacidades
que les permita ser atractivos al mundo laboral en el menor tiempo posible. Por
su parte, la democratización de la tecnología ha favorecido la mentalidad
emprendedora, que es un rasgo de las nuevas generaciones y las empuja a querer
ejercer y crear productos y servicios para las necesidades de la sociedad.
Además, demandan que los procesos de enseñanzas sean flexibles, personalizados,
segmentados por microcertificaciones, y accesibles en cualquier momento y
lugar. Esto marcará la agenda de la alta dirección de las universidades para
poder estar a la altura dichas expectativas", subraya.
El futuro en las aulas
Los expertos vislumbran un
futuro incierto. Gisela Schwartzman sostiene que, como sucede con el arte y la
ciencia ficción, a veces imaginamos futuros tecnológicos que se basan en los
aparatos, pero no vemos cómo se transforma la organización social. "Las
escuelas van a seguir existiendo como son o van a ser más asediadas por estos
desarrollos. Es todo muy poroso. Ya no es más lo que ocurre afuera o adentro
del aula. Hay algo ahí que está tensionando la lógica escolar y universitaria,
pero no sabemos hacia dónde va", explica.
Para Carlos Martínez, "lo
que está pasando hoy con el docente es lo que puede pasar con el alumno del futuro.
Hoy el docente debe adaptarse a las nuevas formas de educación. Por ejemplo, yo
considero valido que el alumno pueda filmar al docente y llevárselo a su casa
para repasar la clase. No debería existir impedimento, siempre que le dé un
buen uso". Por otro lado, Martínez manifestó su preocupación por el futuro
de aquellos chicos que no tienen acceso a la tecnología, ya que el futuro del
empleo está vinculado estratégicamente. "Hay empresas que están
tecnificándose y eso va a ser parte de un cambio más, como fue la revolución
industrial", explica. Este especialista redobla la apuesta y propone
gamificar –esto es, hacer más lúdica– el aula: "La gamificación, que viene
de la palabra juego, existe. Es lo que permite generar otro tipo de trabajo en
la clase, como colaborar, o bien hacer un trabajo, desarrollo y objetivo que
incorpore tips que haga jugar a los alumnos".
Según Matías Cortiñas, el
futuro de la educación y la tecnología está íntimamente ligado a los cambios
que vivirán las nuevas generaciones: "Dentro de algunos años, los nativos
digitales o 'generación táctil' buscarán propuestas académicas que estén
acordes a sus expectativas y a sus formas de interactuar con el mundo que los
rodea. En ellos se están gestando algunas características particulares que
potencian estos retos. Todo tiene que pasar por un dispositivo smart y, me
atrevo a decir, que el celular irá ganando cada vez más terreno; todo tiene que
ser fácil de usar, rápido acceso a su objetivo; y todo tiene que pasar en el
menor tiempo posible", explica.
A la hora de imaginar el
futuro en las aulas, Allemand plantea la importancia de pensar en el mercado
laboral: "Debemos prepararnos para un escenario de cambio que nos
demandará una importante flexibilidad para adaptar contenidos, medios,
herramientas y procesos. Este desafío abarca a todos, autoridades, docentes,
alumnos". El directivo de la Universidad CAECE habla de "las dos
i": innovación e inspiración. "La innovación implica que, al momento
de imaginar el conocimiento, se debe brindar a los alumnos herramientas en las
que la tecnología funcione como un elemento transversal incorporado a todas las
ofertas académicas; y, por otro lado, los docentes deberán ser inspiradores
durante el proceso de aprendizaje y conseguir que el alumno desarrolle las
habilidades y competencias necesarias para poder insertarse en el mundo
cambiante y así poder abordar los trabajos del futuro".
En síntesis, la innovación es
un desafío para el docente del futuro. Y, como explica Luciana Alonso, también
es importante considerar las potencialidades que la tecnología puede brindarnos
en las escuelas: "La posibilidad de ofrecer nuevas experiencias de
aprendizaje, de comunicación mediante diversos lenguajes de expresión, de
construcción colaborativa de conocimiento, y de motorización de los procesos de
creatividad de los estudiantes". En ese sentido, sostiene que a través de
la red de escuelas miembros de Eutopía, no solo imaginan sino que están
haciendo realidad la posibilidad de una educación con capacidad de reinventarse
tantas veces sea necesario.