jueves, 28 de febrero de 2019

EL 5G LLEGÓ AL CAMP NOU, EN BARCELONA

Es el primer gran estadio de Europa en recibir este tipo de conectividad. 
El 5G llegó al Camp Nou. Así, pasó a ser el primer estadio de fútbol de Europa en contar con este tipo de conectividad. El anuncio se hizo hoy en el Congreso Mundial de Móviles (MWC) en Barcelona. Se trata de un proyecto conjunto de Telefónica y el FC Barcelona que contó con la colaboración del GSMA y Mobile World Capital Barcelona. Todo esto es parte de la iniciativa 5G Barcelona, que busca convertir a la ciudad en un hub tecnológico, según remarcaron en la conferencia que se hizo en el MWC.

En el marco de esta iniciativa se pudieron colocar cámaras 360 inalámbricas en diferentes puntos del estadio para que el usuario pueda ver los partidos desde donde quiera, utilizando ganas de realidad virtual. La idea es generar nuevos desarrollos que permitan al usuario tener experiencias más inmersivas.

El despliegue de infraestructura dotó al Camp Nou de una cobertura permanente 5G en las gradas y en el terreno de juego. Para este desarrollo se empleó la banda comercial de Telefónica y una red estándar 3GPP de Ericsson. Es decir que ya se preparó el terreno para lograr el 5G dedicado o interno, es decir para que haya esta velocidad en los desarrollos que se hagan dentro del estadio.

En el MWC se retransmitieron imágenes en directo (por medio de cámaras conectadas por 5G) desde el Camp Nou, así como contenidos exclusivos de un entrenamiento del FC Barcelona en la Ciutat Esportiva Joan Gamper. También se realizó un tour virtual en el estadio.

Para la transmisión de experiencias deportivas a través de drones, cámaras 360 o cualquier otro dispositivo es fundamental lograr una buena conexión. En este contexto, el 5G se vuelve una prioridad, tal como se viene puntualizando a lo largo de todo este congreso MWC.

La tecnología 5G permite subir, con mayor facilidad, videos de entre 30 Mbps y hasta 200 Mbps para las calidades de 360 grados en 4k. A su vez, un servidor de streaming ubicado en el borde de la red móvil (Edge Computing) más cercana a los usuarios permite que varios espectadores con gafas 360 puedan tener una experiencia inmersiva y sin cortes.

"Gracias al acuerdo entre el FC Barcelona y GSMA, con la participación de Telefónica, hemos puesto el Camp Nou como un laboratorio de innovación a disposición de la tecnología más avanzada en telefonía móvil, el 5G" dijo el presidente del FC Barcelona, Josep Maria Bartomeu.

Por su parte, Emilio Gayo, presidente de Telefónica España dijo: "Asistir en directo a un partido de fútbol de primer nivel mundial es un privilegio que no todos pueden disfrutar, y este proyecto nos permite soñar con ofrecer a todos nuestros clientes la posibilidad de vivir en primera línea eventos deportivos de esta magnitud".
INFOBAE

sábado, 23 de febrero de 2019

JIM YONG KIM: LOS EMPRENDEDORES DE HOY SERÁN LOS EMPLEADORES DEL FUTURO


El presidente del Banco Mundial participó de una charla con jóvenes estudiantes y emprendedores en el Polo Científico del Ministerio de Ciencia y Tecnología. Sus impresiones de los futuros trabajos que vendrán
Por Víctor Ingrassia 18 de agosto de 2017

El presidente del Banco Mundial, el coreano Jim Yong Kim habló a un amplio auditorio, en su mayoría estudiantes secundiarios y jóvenes emprendedores, acerca de cómo será el futuro laboral y las oportunidades de desarrollo que tendrán las próximas generaciones.
En una charla en el Centro Cultural de la Ciencia (C3), perteneciente al Ministerio de Ciencia y Tecnología, Kim dejó a todos los presentes en la sala con la boca abierta al afirmar que "la inteligencia artificial va a eliminar entre 50% y 65% de todos los trabajos existentes en los países en vías de desarrollo como la Argentina", pero enseguida tranquilizó al asegurar que "los cambios tecnológicos también traerán nuevas oportunidades de empleo".

El presidente del Banco Mundial habló a jóvenes estudiantes y emprendedores
"La inteligencia artificial va a eliminar entre 50% y 65% de todos los trabajos existentes en los países en vías de desarrollo, incluyendo la Argentina", indicó el presidente del Banco Mundial, durante su participación en el panel Invirtiendo en los empleos del futuro.
Nuevos trabajos dinámicos

Y agregó: "Esta dinámica vibrante va a generar nuevos trabajos porque nuestra tarea no es tratar de preservar los empleos antiguos, sino crear nuevos que van a necesitar nuevas capacidades. Entonces, vivimos un período de grandes preocupaciones, pero también de grandes oportunidades".

Kim les dijo a los jóvenes emprendores y estudiantes que los trabajos nuevos estarán relacionados con la tecnología y la innovación, en la "próxima carrera para ser competitivos en el futuro".

"Silicon Valley es un gran ejemplo de la creación de un ecosistema empresarial que ha permitido y permite mayor actividad inversora", apuntó y enseguida destacó los esfuerzos que realiza el Banco Mundial actualmente para "construir un ecosistema de innovación y tecnología para crear empleos en la Argentina. Los emprendedores serán los empleadores del futuro".

"Hay mucha capacidad industrial en la Argentina. Falta acceso a capitales y más inversión. La innovación jugará un importante rol en el escenario económico mundial", agregó.
Pero pidió mayor esfuerzo a los gobiernos para que vuelquen al desarrollo de una educación de mayor calidad, capaz de fomentar el pensamiento crítico y la solución de problemas. "Los países deben preparar a su población para el futuro del trabajo, aquellos que no estén listos quedarán excluidos", advirtió.

viernes, 22 de febrero de 2019

QUIÉNES SON LOS QUE IMPULSAN LA CONQUISTA DEL ESPACIO


Artemis es una base lunar formada por cinco domos que dan servicio a una pequeña industria pesada y al turismo espacial. Pasarla bien en la luna es caro, y a muchos jóvenes no les alcanza el dinero para subsistir. Los apartamentos son tan pequeños como cajas, se comparten instalaciones de aseo comunales y se comen unos snacks de algas muy baratos. La pobreza ha persuadido a muchos de armar una comisión criminal: un sabotaje en la superficie lunar. La luna se ha convertido en un campo de batalla para el crimen organizado que persigue una nueva tecnología que podría revolucionar todo el sistema de comunicación de la Tierra.

Esta es la trama de Artemis, la segunda novela de Andy Weir, escritor del bestseller The Martian, que esta vez nos lleva a la luna a espiar a posibles poblaciones futuras y sus conflictos. Mientras la ciencia ficción sigue encontrando en el espacio un lugar fértil para emplazar sus historias, una nueva ola de empresas, científicos e inversionistas predice sociedades interplanetarias y construye un presente prometedor para las próximas tres décadas de exploración y conquista espacial en la que las bases de habitantes permanentes en la luna, subsidiarias de empresas en estaciones espaciales privadas, miles de constelaciones de satélites brindando servicios permanentes o hasta el turismo a Marte salen del terreno de la ficción para ser ciencia.

A mediados de la década del 90, el fin de la Guerra Fría había desinflado a las principales agencias espaciales. Así como la NASA logró poner hombres en la luna, la ex URSS logró los mayores récords de permanencias humanas en el espacio a bordo de sus estaciones espaciales. Pero con el cambio de política contaban con mucho menos presupuesto y por ello debieron abrirse hacia la colaboración con iniciativas privadas. "Las actuales agencias espaciales siempre tendrán su participación en la actividad espacial por más que existan las empresas privadas, ya que por un lado las primeras tienen la experiencia y las segundas tienen recursos para afrontar una nueva actividad espacial en la cual prima la optimización de recursos con los cohetes reutilizables, por ejemplo, ya que los costos corren por su cuenta, en la jerga científica se dice que las compañías privadas están subidas a hombros de gigantes (las agencias espaciales) ya que utilizan su experiencia y la mejoran", describe Diego Córdova, investigador de historia espacial y vuelos tripulados, periodista y autor del libro Huellas en la luna, que se publicará en abril próximo, a días de que se cumplan los 50 años del programa lunar Apolo 11.

Más que competencia de naciones contra empresas, existen hoy cientos de programas en colaboración entre ambos mundos. La rigurosidad, detalle y planificación a largo plazo de las agencias nacionales se mezcla con la agilidad, la no adversión al fracaso y la ambición de actores privados, generando un escenario de alta ebullición. Por ejemplo, este año Estados Unidos volverá a contar con sus propias naves tripuladas para enviar a sus astronautas a la Estación Espacial Internacional (ISS), algo que no podía hacer desde 2011, cuando la flota de transbordadores de la NASA (integrada por el Discovery, el Atlantis y el Endeavour) fue retirada del servicio activo y sus astronautas, hasta el día de hoy, vuelan a bordo de las naves rusas Soyuz. Ahora volverán al espacio de la mano de SpaceX, con su nave Dragon (la cual ya realizó vuelos no tripulados llevando suministros a la Estación Espacial Internacional) y de Boeing con su nave CST-100 Starliner. "También, para 2024 las principales agencias espaciales (NASA de EE.UU., JAXA de Japón, ESA de Europa, CSA de Canadá y Roskosmos de Rusia) están planificando una nueva estación espacial llamada Deep Space Gateway, que orbitará en torno a la luna, será más pequeña que la actual en órbita terrestre, pero por primera vez un complejo orbital tripulado estará fuera de la órbita terrestre, lo cual será un pequeño paso en la exploración de nuevas tecnologías para los futuros vuelos interplanetarios", describe Córdova.

La nueva liga espacial
En el mundillo aeroespacial se los conoce como los protagonistas del Newspace, son una coalición de magnates que están corriendo los límites de lo posible en términos de innovación con visiones de trascendencia terrestre. Su esfuerzo colectivo genera una competencia que actúa como un catalizador para el progreso. Un poco por ego, poder y también altruismo, hay un trío de alto perfil que viene conquistando nuevos hitos cada semana, generando una infraestructura y una visión que los trascenderá.
Fue la inspiración para crear al personaje de Tony Starke en Ironman, Elon Musk, el empresario nacido en Sudáfrica comenzó SpaceX en 2002 con US$ 100 millones procedentes de su previa fortuna en PayPal, de la cual fue uno de los fundadores. También, creó Solar City, The Boring Comany, entre otras. La compañía ya ha lanzado casi 70 cohetes y ha obtenido contratos con la NASA, la Fuerza Aérea de EE.UU. y las principales agencias espaciales para colocar satélites en órbita y ayudar a reabastecer a la Estación Espacial Internacional y pronto llevar también tripulaciones allí. Tuvo lanzamientos fallidos, con explosiones y pérdidas multimillonarias, pero también lanzó un auto Tesla (también fundada por Musk) al espacio como parte de su proyecto del cohete Falcon Heavy. Musk, amante de los anuncios grandilocuentes, planea enviar a la gente al espacio en vuelos comerciales. El año pasado, anunció el primer "turista en la luna" de SpaceX, que será el millonario japonés Yusaku Maezawa. Pero un objetivo final es enviar vuelos tripulados a Marte y eventualmente colonizar el planeta rojo.

Tuitero verborrágico, Musk suele soltar primicias y chicanas en 240 caracteres. El 11 de enero último mostró en Twitter el prototipo de su cohete Starship, hasta ese entonces conocido como BFR, con la que espera de podamos viajar a Marte. La foto es tan increíble que lo llevó a aclarar: "Esta es una imagen real, no una representación". La nave Starship Hooper tiene ocho metros de diámetro, como lo será el futuro cohete, pero es más corto que su versión orbital que se espera para junio. Sus primeros vuelos de prueba suborbitales, que alcanzarán varias decenas de kilómetros en el aire antes de volver a aterrizar en la Tierra, podrían llegar en marzo o en abril. Esa versión se combinará con un potente cohete conocido como Super Heavy. SpaceX ha dicho que el dúo, algún día, podría transportar personas de ciudad a ciudad en la Tierra en muy poco tiempo, así como propulsar a los pasajeros alrededor de la Luna, a la superficie lunar, e incluso a Marte y viceversa. Musk cree que de tener éxito le estará dando a la raza humana la mejor oportunidad de supervivencia en el futuro.

Alguien que conoce bien a Elon Musk es el astronauta Garret Reisman, que por siete años fue el Jefe de Operaciones Espaciales en SpaceX, hasta mayo último. Previamente había sido astronauta en la NASA y hoy continúa como consejero senior de la empresa de Musk y entrena alumnos desde la Universidad de California del Sur. "Como astronauta de la NASA, pude volar en el transbordador espacial y en la estación espacial internacional. Al realizar tres caminatas espaciales, tuve la oportunidad de ver nuestro frágil planeta en su totalidad. En SpaceX fui parte de la nueva vanguardia y ayudé a liderar esta empresa dinámica y altamente innovadora hacia un nuevo futuro comercial en el vuelo espacial humano", le explica a LA NACION revista Reisman, que no duda en que será SpaceX la que llegue primero a la luna y Marte. "Creo que estamos al comienzo de una nueva era dorada de la exploración espacial. Uno de los aspectos más visibles será el turismo espacial y la otra característica definitoria será que los humanos abandonen la órbita terrestre baja por primera vez desde principios de los años setenta", dice.

El multimillonario inglés Sir Richard Branson ha estado persiguiendo el turismo de vuelos espaciales desde 2004 con Virgin Galactic, cuando logró el primer vuelo suborbital superando los 100 kilómetros con un piloto comercial. Cuenta ya con 600 personas preinscriptas dispuestas a pagar un ticket de 250.000 dólares para hacer turismo por el espacio. En diciembre pasado, luego de un vuelo exitoso con su nave Unity, que llegó a una latitud de 83 kilómetros, cerca de la cuarta capa de la atmósfera (los vuelos comerciales vuelan a 12 kilómetros, aproximadamente) declaró que él mismo lo tomará este año para luego abrir la experiencia a los turistas que quieran transformarse en astronautas, al menos por un rato. Todavía lucha con el fantasma de inseguridad que dejó un intento fallido en 2014, que se cobró la vida de un copiloto.

Como si ser el hombre más rico del planeta y el fundador de la empresa más importante no lo tuviera ocupado, Jeff Bezos también se subió a la conquista de las estrellas. Una compañía menos publicitada que Amazon que tiene el rey del comercio electrónico es Blue Origin, que busca sobresalir en la industria espacial con transporte a Marte, satélites orbitales y vuelos espaciales humanos. Bezos, distinto de Musk, prefiere dar pasos firmes, pero sin grandes anuncios. Desde 2016, ha vendido US$ 1000 millones de sus acciones de Amazon cada año para poder mantener la empresa en activo. Su objetivo, como el de SpaceX, es reducir el costo de los viajes espaciales produciendo cohetes reutilizables. En el pasado, los cohetes se descartaban después de un solo lanzamiento. También está preparando el envío de turistas espaciales en un vuelo suborbital, con boletos que podrían costar unos US$ 300.000 por persona. Bezos tiene ambiciones de formar una sociedad con la NASA para probar la posibilidad de asentamientos humanos permanentes en la Luna.

Otro jugador de peso en la empresa Boeing, que junto con SpaceX trabaja en naves que puedan llevar tripulaciones a la ISS muy pronto. La astronauta Kavya Manyapu es parte del equipo de desarrollo de la nave espacial Starliner y los trajes espaciales para ir a Marte. Consultada por el ambiente de ultracompetitividad y el estrés que una industria así genera, Manyapu asegura que no es un problema. "La carrera por la conquista del espacio para mí es mucho más que exploración espacial, significa evolución humana. Mi sueño es poder ir al espacio y me estoy formando como astronauta para lograrlo. Aunque es una industria ultracompetitiva, es una comunidad muy reducida y para nosotros es un sueño hecho realidad estar trabajando aquí, por lo que, si bien existe el estrés, todo lo que hay que lograr es por el bien general y esa trascendencia es lo que me motiva a trabajar", explica a LA NACION revista desde la base de Boeing en California.

De acá en más
Todos estos avances colosales se explican también con el desarrollo tecnológico logrado en los últimos años en muchas direcciones como la obtención de nuevos materiales compuestos y miniaturización de la electrónica y que estén al alcance de un gran sector de la sociedad. "Sin duda observaremos grandes (en cuanto al número) constelaciones de satélites muy pequeños, los cuales trabajarán en conjunto a fin de observar nuestro planeta. De esta manera tendremos información precisa y en tiempo real para encontrar soluciones a problemas medioambientales, de logística, comunicaciones, desarrollo urbano y actividad agropecuaria, entre otras", describe Diego Bagú. Otra industria que florece además de las empresas de cohetes lanzadores es la satelital, que cuenta con un jugador argentino de peso.

La nueva lucha por la conquista del espacio ya no es entre superpotencias, sino entre megamillonarios, como Elon Musk y Jeff Bezos. Sueños y delirios camino a las estrellas La nueva lucha por la conquista del espacio ya no es entre superpotencias, sino entre megamillonarios, como Elon Musk y Jeff Bezos. Sueños y delirios camino a las estrellas
La compañía argentina de microsatélites Satellogic, dedicada a la analítica geoespacial, firmó un acuerdo de servicios para lanzamientos múltiples con China Great Wall Industry Corporation (CGWIC). Llevará al espacio 90 microsatélites de la empresa desde su base en Taiyuán. El primer lanzamiento -planificado para el último cuatrimestre del año en un cohete Long March 6 (LM-6)-, pondrá 13 nuevos dispositivos en órbita. 

La flota formará una constelación para la observación de la Tierra que tendrá la capacidad de proporcionar semanalmente imágenes de un metro de resolución de todo el planeta, reduciendo drásticamente el costo de los servicios de análisis geoespacial de alta frecuencia. Así opina Emiliano Kargieman, fundador de Satellogic, sobre el presente exploratorio: "Estamos pasando un momento de transformación importante en lo que son las cadenas de valor de la industria aeroespacial y redefiniendo donde se invierte más en investigación y desarrollo. Los últimos 12 años han cambiado el juego. No solo las ya líderes como SpaceX, también pequeñas como Satellogic y otras tantas que estamos trabajando en una generación de satélites más baratos, pequeños, livianos y formar constelaciones para dar servicios de observación de la Tierra y también comunicaciones", dice.

Las constelaciones de microsatélites tienen un sinfín de usos y permiten mirar a la Tierra en tiempo real desde el espacio. Por ejemplo, comunicaciones para internet de alta velocidad, análisis de señales, servicios para la industria del agro y el petróleo. "Hasta hace muy poco, esto era una locura; ahora hay decenas de empresas que nacen para ocupar todas las posibilidades que se abren con el geoanálisis de orbita baja".

El nuevo escenario es prometedor y eso hace que nadie quiera quedarse afuera. Son muchos los países más allá de los EE.UU. que se anotan en la conquista del espacio. Por ejemplo, el Sheikh Mohammed bin Rashid al Maktoum, vicepresidente y primer ministro de los Emiratos Árabes Unidos. Su imperio se basa en la riqueza del petróleo y Maktoum quiere diversificar el PBI de su país, y el sector de ciencia y tecnología es una prioridad. El proyecto, conocido como Mars 2117, incorpora muchas de las tecnologías de investigación y conceptuales más importantes del mundo. Una inversión de US$ 380 millones en Virgin Galactic le otorga una participación del 38 por ciento de la compañía de exploración espacial. El mandatario declaró recientemente en el diario LA Times que la primera misión a Marte será "enviar una sonda meteorológica no tripulada llamada Hope a Marte a tiempo para celebrar el 50 aniversario de la nación, en 2021".

Mientras la exploración privada avanza, también muchos países anuncian la creación de sus agencias espaciales de cara a un futuro humano interplanetario, como Australia, que anunció planes para lanzar su agencia espacial, como también varios países de Africa como Africa del Sur, Nigeria, Kenia y Etiopía. Del ámbito privado, la startup japonesa Momo lanzó su primer cohete comercial construido por Interstellar Technologies. India prepara su primer cohete comercial mientras que en 2017 logró enviar 104 satélites a la vez en un solo cohete. ¿Y China? "Su aparición tardía como potencia espacial capaz de enviar naves tripuladas contrasta con los pasos agigantados que da, ya que fue capaz de colocar pequeñas estaciones espaciales tripuladas y este año dio un gran avance logístico y tecnológico al hacer alunizar, por primera vez en la historia, una nave no tripulada en la cara oculta de la luna, con vehículo rodado incluido. El programa chino pertenece íntegramente a su esfera militar y eso hace que dicho programa sea de interés estratégico para su nación, más allá de la exploración espacial y resultados logrados. Fuera del ámbito privado, hizo su aparición la India, la cual cuenta con su propia agencia espacial y sigue adelante en el desarrollo de su propia nave tripulada, llamada Gaganyaan, con la firme promesa de realizar su primer vuelo en 2022.

Bagú, del Planetario de La Plata, opina que China ha mantenido una política coherente e ininterrumpida en cuanto a su programa espacial. "Y lo significativo es que ha logrado importantísimos resultados a lo largo de muy pocos años. Pero, además, ha colocado ya dos estaciones espaciales en órbita terrestre y ha alunizado en dos oportunidades, sin duda alguna, en pocos años veremos flamear la bandera del país oriental en la superficie selenita", explica.

La nueva exploración espacial se abocará también en la utilización de recursos del espacio, la posibilidad de producir combustible para cohetes en alguno de los asteroides y de reutilizar el agua que se está encontrando, también en montar más infraestrucutura en órbita baja para observación y nuevos servicios de comunicaciones. "Vamos a ver las primeras estaciones privadas, no ya no solo de gobiernos, sino también de empresas para desarrollar, por ejemplo, drogas que en microgravedad tiene algunas ventajas y fibras para comunicaciones, eventualmente también se usarán para turismo espacial", describe Kargieman. En una segunda etapa, un avance en minería de asteroides, ricos en minerales y difíciles de encontrar en la Tierra, además de generación de energia solar (en el espacio tienen 10 veces mejor eficiencia y lugares sin sombra, para recolectar energia de manera eficiente).

También es esperable que los costos de lanzamientos en las próximas décadas bajen mucho y todo esto impulse más y más inversiones. ¿Podrán los chicos nacidos este año gozar de las facilidades interplanetarias? "Al menos un porcentaje de los chicos que nazcan hoy van a tener la posibilidad de pasar una temporada de trabajo en la luna o marte, y, por ejemplo, poder hacer investigación en el espacio. Mi hija Asia tiene 2 años y uno de mis objetivos personales es llevarla a conocer la luna en unos 20 años, y me lo tomo muy en serio", cierra.

Los desafíos de asentar comunidades en la luna y Marte no son solo tecnológicos, quizás los más débiles eslabones en la cadena de exploración están ligados a investigar cómo serán las consecuencias de la vida y permanencia a largo plazo y la posibilidad (o no) de que generaciones de seres humanos puedan nacer allí. Aunque hay cautela a la hora de marcar fechas para los próximos hitos, la luna será la primera en la próxima década, o dos, y luego Marte. Luego de todas esas conquistas, seguro llegará la hora para otra nueva era de expansión espacial."Somos generaciones privilegiadas. Aquellas que verán el regreso del hombre a la luna y del primer y tan ansiado viaje a Marte. Estamos viviendo ese antes y después en la conquista del espacio. Y ahora sí, será para establecernos para siempre y convertirnos en una especie interplanetaria", cierra Bagú.
Por: Martina Rua

TERMINATOR, AVATAR, BATTLE ANGEL: JAMES CAMERON, UN CINEASTA EN EL FUTURO


Con el estreno internacional de Battle Angel y nuevos Avatar y Terminator en camino, el director canadiense se reconfirma como el gurú de la evolución tecnológica en Hollywood. Al mismo tiempo, se muestra preocupado: "Habitamos un mundo en el que todos hemos entregado nuestra privacidad"Con el estreno internacional de Battle Angel y nuevos Avatar y Terminator en camino, el director canadiense se reconfirma como el gurú de la evolución tecnológica en Hollywood. Al mismo tiempo, se muestra preocupado: "Habitamos un mundo en el que todos hemos entregado nuestra privacidad" Fuente: AFP
Primero, nos hipnotizaron con el morphing. Recordemos: un efecto digital que convertía - meta-morfo-seaba- unas cosas en otras, con una fluidez que hoy no parecerá tal, pero que en su momento, a principios de los 90, nos hipnotizó en un único golpe a los sentidos. Esto pasaba en el clip de Black or White, de Michael Jackson, lo habíamos visto venir en el gusano alienígena de agua de El abismo, y nos abriría definitivamente la cabeza en 1991 en Terminator 2, donde T1000, el cíborg de mercurio líquido, podía tomar, literalmente, la forma que quisiera.
Antes del T2 había sido el primer Terminator, el humanoide que vino a buscarnos del futuro, para que el presente dejara el pasado atrás. Y el hombre delante de tanto porvenir -de los terminator y también de El abismo- era siempre el mismo: James Cameron. Y, desde que con estas películas destrozó todo parámetro de lo que podía hacerse técnicamente en el cine, ya nunca pudo volver atrás: cada película es más grande, más fuerte, más moderna -al menos, en su superficie gráfica- que la anterior. Después del apocalipsis de las computadoras que planteó con T2, solo podía filmar una a lo James Bond de proporciones nucleares - Mentiras verdaderas y esa imborrable escena en la que un hongo atómico sirve de fondo al beso entre los protagonistas-; luego, el destrozo y hundimiento de la embarcación más ambiciosa y presuntamente inhundible de la historia - Titanic -, y a continuación ya un universo entero, enteramente nuevo, de seres reales y vidas digitales interactuando, una suerte de western ecoalegórico en civilizaciones lejanas re-narrado a través de lo más avant garde de la realidad virtual - Avatar -, que al igual que su antecesora, solo podía estar destinada a convertirse en la película más taquillera de la historia del cine.
En Avatar, llevó al extremo los universos virtuales; la continuación tendrá captura de movimiento bajo el agua, algo inédito En Avatar, llevó al extremo los universos virtuales; la continuación tendrá captura de movimiento bajo el agua, algo inédito Fuente: AFP
Ahora, después de una década de anuncios y postergaciones, finalmente llegó a los cines Battle Angel: La última guerrera (originalmente, Alita: Battle Angel), que Cameron no dirige, pero que concibió, diseñó y coescribió a lo largo de muchos años y puso en manos de otro director para poder sumergirse por completo en la continuaciones de Avatar. Es otro escalón hacia el futuro: su protagonista es una suerte de cyborg que alberga el alma, la mente y la memoria de un verdadero ser humano, y el mundo postapocalíptico en el que transcurre es uno de conflictiva convivencia, de diversidad, pero en pie de guerra, de diferencias, de opresión, de resistencia. En otras palabras, algunos de los temas que siempre obsesionaron a Cameron.

Un armagedón orwelliano
Terminator cumple 35 años este 2019 y ya es lo que cualquier espectador joven hubiera considerado una película "vieja", pero si bien puede haber pasado un poco de moda en la superficie, su brutal vigencia narrativa y la larga influencia que ha tenido en la ciencia ficción parecen indicar una modernidad imbatible de espíritu. Finalmente, la operación que cruza buena parte del cine de Cameron es evidente: son películas cada vez más ubicadas a la vanguardia tecnológica, que hacen de la tecnología y de nuestras ideas de humanidad, progreso y futuro su centro. Debajo de la capa digital y del mercurio líquido, hay un cineasta clásico.
" Terminator, que fue la primera película que hice que puedo considerar enteramente mía -dijo en una entrevista reciente-, usa técnicas que hoy cayeron en desuso. Ya no se filma en fílmico, los efectos visuales son todos hechos por computadoras, ya no se emplean miniaturas, ni stop-motion, ni pinturas para simular fondos. Sin embargo, aunque la tecnología haya cambiado, los elementos básicos del trabajo siguen siendo los de siempre: aún se trata de contar una historia. De yuxtaponer imágenes, de crear una sensación con la combinación de imágenes y música. Solo cambian los detalles técnicos".
A los 64 años, Cameron ha retomado su saga más exitosa, Avatar, con entre dos y cuatro films a estrenarse en los próximos ocho años, y también recuperó el control de su creación más perdurable, con una trilogía planeada de Terminators que ignorará y descartará deliberadamente todo lo que ocurrió con la serie después de su propia Terminator 2: El juicio final. ¿De qué van a tratar estas nuevas T? ¿De guerras entre robots y personas? Sí, por encima de todo, de algo que va más allá, y a la vez de lo mismo de lo que trataba el film original de 1984: de La Humanidad y el abismo al que se dirige. "Creo que el mundo en el que vivimos hoy está cada vez mas definido por nuestra co-evolución junto a nuestra tecnología. Mientras que la tecnología y la innovación proponen una vasta promesa para nuestra supervivencia, también representan una enorme amenaza. La inteligencia artificial, las nuevas descomunales armas robóticas y la consiguiente carrera por ver quién llega ahí primero. Mientras tanto, habitamos un mundo totalmente cableado en el que todos hemos entregado nuestra privacidad, porque todos andamos por ahí con un smartphone, que es esencialmente un gato con una campanita -un sensor móvil que puede ser monitoreado a la distancia-. Nos encontramos, tal vez sin advertirlo, en la cúspide de un armagedón orwelliano de proporciones impensadas. Así que al pensar en las nuevas Terminators me dije: ey, hagamos una película sobre eso."

Mascaritas digitales
Hubo un tiempo, después de Titanic y antes de Avatar, en el que Cameron se dedicó a explorar las posibilidades de filmar en el agua, dentro del agua, y en el más oscuro fondo del océano; en digital, en alta definición, en 3D. Y fue él mismo quien descendió en pequeñas navecitas y minisubmarinos a explorar profundidades a las que el hombre no había llegado jamás y lo narró todo en una serie de documentales en IMAX. Hoy es también miembro del consejo de asesores de la NASA y como tal un promotor activo del viaje tripulado a Marte. Por un momento pareció que, al hombre que había agigantado su cine hasta lo imposible, ya no le quedaba nada por hacer en la pantalla sin aburrirse, y que por eso se abocó a estos experimentos que no tendrían la difusión masiva de sus películas más exitosas.´
Pero mientras exploraba el mundo real, siguió poniendo sus fichas en otros mundos que están en este: los universos virtuales. Especialmente, en la técnica de la captura de movimiento, que les permite a los actores convertidos en figuras digitales previsualizarse en el momento mismo en que actúan, en la piel de, por ejemplo, un guerrero azul de Avatar. Esta es la misma tecnología con la que se crearon el hiperrealista Gollum de El señor de los anillos o los nuevos monos parlantes y humanizados de El planeta de los simios, pero Cameron la lleva un poco más allá y sus nuevas inmersiones en Avatar contarán, por ejemplo, con la primera escena de captura de movimiento realizada bajo el agua de la historia del cine. ¿Se trata de un mero desafío técnico porque sí? Para Cameron, es algo más: es su potencial, su proyección; implica correr las fronteras de lo que la técnica permite narrar: "Queremos -dijo- mostrarte cosas que no solo nunca viste, sino que ni siquiera llegaste a imaginar".
Hace tres años, cuando se encontró con que las nuevas Avatar se iban a devorar todo su tiempo, Cameron le entregó el proyecto de Battle Angel a Robert Rodriguez, para que el director mexicano, low-tech y low budget, de películas como El mariachi, Mini espías y Planet Terror -que filma siempre rápido, por poca plata y con mucha libertad- le diera vida a un nuevo paso en el camino evolutivo de su cine.
Basada en un manga del autor japonés Yukito Kishiro, publicado por primera vez en 1990, Battle Angel transcurre en el siglo XXVI, 300 años después del Apocalipsis que sumió a la humanidad en una suerte de retrofuturo, es decir, una desprolija combinación del estado de la biotecnología, la robótica y la inteligencia artificial alcanzado hacia el XXIII, y las menos sofisticadas y mucho más primitivas condiciones de supervivencia a las que debió retroceder después del desastre. A ese mundo despierta la protagonista (la actriz canadiense de familia cubano-norteamericana Rosa Salazar, cuya actuación se registra a través del sistema de captura de movimiento), sin saber dónde está, sin memoria de nada, cuando la encuentra un científico, el ciberdoctor Ido (Christoph Waltz) quien, intuyendo que dentro de la estructura cibernética de la chica laten un alma y un pasado absolutamente humanos y sensibles, se encarga de traerla de nuevo a la vida. Hay por supuesto ecos de clásicos modernos como Blade Runner y de la propia Terminator en tanto uno de los temas principales es, inevitablemente, entre tanta "imitación de vida", la pregunta acerca de qué es lo que nos hace humanos y nos distingue de una vida creada o sostenida artificialmente.
Alita se inscribe también en una tradición de heroínas bravas de las cuales dos de las más perdurables -Sarah Connor en Terminator, y Ripley en Aliens: el regreso, de 1986- pertenecen al cine de Cameron. En todos estos sentidos, Rodriguez se propuso, dejando a un lado todo ego autoral, hacer una película de James Cameron, casi como la hubiera hecho él mismo. Cameron siguió de cerca todo el proceso, hasta el diseño del personaje protagónico, que llama la atención por un detalle que el propio padre original de la criatura decidió pronunciar: sus enormes ojos de animé. La combinación entre el diseño fotorrealista, que busca integrar a la protagonista en un entorno material, y ese rasgo que claramente pertenece a una convención del dibujo animado de lo más artificial, sumen al relato en lo que se suele llamar the uncanny zone: un territorio sobrenatural en el que algo nos perturba y nos descoloca, porque nos acerca demasiado a la realidad y, a la vez, nos aleja de ella con violencia. ¿Es real Alita? Sí y no. Y por eso mismo, Battle Angel puede leerse también como un paso más hacia el presente/futuro del relato, en el que la lógica narrativa de las superproducciones de cine busca cada vez más imitar a la de los videojuegos, que en los últimos años le han quitado buena parte del lucrativo mercado de la cultura popular.

Dentro de mil años
En cada entrevista que da -no son muchas- le preguntan más por cómo va a ser el cine en las próximas décadas que por lo que él nos va a ofrecer para que veamos. Y más allá de algunas predicciones concretas y relativamente modestas, como la posibilidad de un 3D de alta definición que no requiera fr anteojos y entornos virtuales más inmersivos, se muestra como un optimista conservador. "Si tengo que adivinar -dice-, creo que el futuro del cine se va a parecer mucho al cine que conocemos hoy. Tal vez sea una falla en mi imaginación, pero creo que solo existen unas pocas maneras en las que se puede mejorar lo que conocemos hasta ahora en términos de la experiencia colectiva en la sala de cine. En una época en la que tenemos tanto contenido disponible de manera instantánea, y esta habilidad para hacer y ver varias cosas a la vez, creo que la sala de cine se convierte en una especie de templo sagrado en el que uno puede estacionar su mente, dejar de lidiar con todos estos múltiples factores externos y simplemente absorber una línea narrativa para dejarnos llevar a algún lado. No creo que eso vaya a cambiar, tal vez estoy demasiado convencido por aquello que tanto me gusta, pero no encuentro por ahora evidencia en contrario. No ha habido otro momento en la humanidad en el que hayamos estado más distraídos, conectados y desconectados, y el cine no se fue a ningún lado".
Y se atreve a más: "He escuchado predicciones acerca de la muerte del cine desde por lo menos la época en que yo entré en esta industria, hace casi 40 años. Pero la gente aún quiere la experiencia colectiva, esa sensación de participar juntos de un film, así que yo creo que va a seguir habiendo salas de cine dentro de mil años".
Por: Mariano Kairuz

sábado, 16 de febrero de 2019

GEN "Z": QUÉ PIENSAN LOS EMPLEADOS DEL FUTURO

Pobre Generación Z. Los miembros mayores de esta cohorte apenas tienen 18 años y ya están siendo mal vistos. Las compañías de investigación de medios y de mercado los etiquetaron como "adictos a las pantallas", con la misma capacidad de fijar la atención que tiene un mosquito. Y la presión: sobre sus pequeños hombros tienen el peso de salvar al mundo y corregir los errores del pasado. Pero, ¿es así?. Si bien el estudio generacional es un proceso complicado por definición -las generaciones mayores estudian a los "chicos" para entenderlos-, gran parte de los recientes informes están cargados de preconceptos normativos, prejuicios y estereotipos. La Gen Z merece más justicia y los demás necesitamos una conversación mucho más matizada: este grupo compone un cuarto de la población de los Estados Unidos y, para 2020, representará el 40% de los consumidores. 

Entenderlos será crítico para las compañías que quieran tener éxito en la próxima década y en adelante. Altitude se propuso rascar bajo la superficie para entender no solo lo que la Gen Z está haciendo, sino por qué. Y con sus propias palabras. Trabajamos con más de una docena de personas de 16 a 18 años con distintos antecedentes de todo el país, a través de una serie de discusiones en profundidad, video y ejercicios diarios interactivos que buscan dar una visión de sus vidas. Nuestra meta fue ver el mundo a través de sus ojos. Lo que descubrimos fue sorprendente.


1. NO ES UN PROBLEMA DE ATENCIÓN, ES UN FILTRO DE OCHO SEGUNDOS

 Recientes estudios que tuvieron impacto en los medios sugieren que la capacidad de atención de la Gen Z se redujo a ocho segundos y que son incapaces de concentrarse por períodos de tiempo extendidos. Sin embargo, nosotros encontramos que la Gen Z, en realidad, tiene lo que llamamos "filtros de ocho segundos" altamente evolucionados. Crecieron en un mundo en el que sus opciones son ilimitadas, pero su tiempo no lo es. Como tal, la Gen Z se adaptó para revisar y evaluar enormes cantidades de información. En el mundo online, se basan mucho en los recursos que marcan las tendencias dentro de las aplicaciones para conocer el contenido más reciente y popular. También recurren a curadores en los que confían, como Phil DeFranco y Bethany Mota, para ubicar la información y el entretenimiento más relevante. Estas herramientas ayudan a esta generación a reducir su conjunto de opciones potenciales a un tamaño más manejable. Una vez que algo demostró ameritar su atención, los Z se vuelven intensamente comprometidos y concentrados. Maduraron con una Internet que les permite profundizar en cualquier tema que elijan y aprender de gente que se interesa por lo mismo. Marcus, de 17 años, de Connecticut, pasó años explorando los rincones de la cultura online de zapatillas clásicas, convirtiéndose en un "cabeza de zapatilla". En su primer año en la universidad advirtió que podía aprovechar este conocimiento y creó un negocio de venta de zapatos raros. La Gen Z tiene un radar cuidadosamente afinado respecto de quienes quieren venderle algo y un tiempo y energía limitados para invertir en evaluar si alguien merece su tiempo. Superar estos filtros y lograr su atención significará ofrecerles experiencias atrapantes e inmediatamente beneficiosas. Es muy probable que los mensajes sólo de ida se pierdan en medio del ruido.
2. NO SON ADICTOS A LA PANTALLA, SON JEFES DE MARCA DE TIEMPO COMPLETO.
Los medios retratan a la Gen Z como un montón de ciudadanos de la red socialmente ineptos y las generaciones mayores se debaten tratando de entender por qué pasan tanto tiempo online. En realidad, están bajo inmensa presión para manejar simultáneamente sus marcas personales y profesionales para poder encajar y, al mismo tiempo, destacarse. Al nivel personal, los integrantes de la Generación Z buscan validación y aceptación inmediatas a través de los medios sociales, dado que es allí donde todos sus pares están y donde se dan muchas de las conversaciones importantes. Curan sus distintas personas de medios sociales para agradar al público y minimizar conflictos o controversias. "Filtramos las fallas que podamos tener para crear la imagen ideal", dice Sneha, de 16 años, de Arizona. A nivel profesional, son muy conscientes de los estereotipos negativos que afectan a los millennials. Como resultado de ello, quieren que se los conozca por su capacidad de trabajar duro y perseverar offline. "Siempre consideré que necesitaba demostrar de lo que soy capaz", dice Sneha. "El trabajo duro eventualmente da resultado", agrega. La mayoría de la gente en nuestro estudio también dijo que su capacidad de comunicarse claramente en persona, específicamente con adultos mayores, es la capacidad número uno que asegurará su éxito futuro. "Necesito poder mirar a los adultos a los ojos, darles un firme apretón de mano y preguntarles cómo andan", dice Liam, de 17 años. La Gen Z se siente tironeada entre estas dos fuerzas: necesita de los medios sociales para construir sus marcas personales, pero se resiste a ser definida por ello. Busca validación e inclusión social, pero quiere diferenciarse profesionalmente. Las compañías que comprendan esta tensión, darán a los miembros de la Gen Z las herramientas que necesitan para reconciliar y manejar mejor sus marcas personales y profesionales.
3. NO TODOS SON EMPRENDEDORES: SON PRÁCTICOS Y PRAGMÁTICOS.
Informes recientes etiquetaron a los Z como la "generación emprendedora" y destacaron su deseo de escapar a la trituradora corporativa para crear sus propias empresas. Encontramos que, si bien a esta generación le gusta la idea de trabajar para sí mismos, la mayoría es reacia al riesgo, práctica y pragmática. Su supuesto carácter emprendedor en realidad es más un mecanismo de supervivencia que una búsqueda idealista de status o riqueza.Mientras los millennials eran criticados por su falta de concentración, los de la Gen Z están decididos a planificar por adelantado. Fueron moldeados fuertemente por sus padres individualistas, autosuficientes de la Generación X y están decididos a evitar caer en los errores que cometieron sus predecesores deambulantes de la Generación Y. "Necesito un empleo que me dé dinero, de otro modo, la universidad será un desperdicio -dice Marcus de 17 años-. Quiero elegir una carrera estable." Para aliviar esta ansiedad, quienes participaron del estudio sostuvieron que apuntaban a empleos en campos en expansión y menos automatizables, como educación, medicina y ventas, entre otros. Y están obsesionados con generar planes de contingencia para ayudarse a navegar en un mercado laboral que se presenta cada vez más dinámico. Mientras los medios destacaron una cantidad de historias de éxito de adolescentes como empresarios de alto perfil, la mayoría de los integrantes de la Gen Z de nuestro estudio se pronunció por la estabilidad en sus carreras y finanzas. Se suele ver a los emprendimientos como un modo de no depender de nadie (o de nada), pero su versión de ello se concentra en iniciativas sustentables, en vez de proyectos espectaculares al estilo de Silicon Valley.
4. EL ESPACIO DEL MEDIO.
La sociedad tiende a tener una visión romántica de la juventud o criticarla por lo que hace de modo diferente. Pero la realidad de la Gen Z se ubica en un punto intermedio. Se enfrentan a muchos de los desafíos que todos tuvimos en esa fase de la vida: la transición de la universidad al trabajo, separarse de los padres y formar su propia identidad. Pero lo hacen en una era tecnológica, ultra-conectada y veloz. Es importante que reconozcamos las diferencias de la Gen Z y los busquemos donde están en vez de donde queremos que estén. Sin empatía y comprensión, las marcas corren el riesgo de que se las filtre, dejándolas en la oscuridad. Como dijo el escritor Logan Pearsall Smith hace casi 100 años: "No se ría de un joven por sus afectaciones; sólo está probando un rostro tras otro para encontrar su propio rostro". La Gen Z tiene un radar afinado respecto de quienes quieren venderle algo y un tiempo y energía limitados para invertir en evaluar si alguien merece su tiempo.

DRONES Y AUTOS, CADA VEZ MÁS UNIDOS


Los dispositivos aéreos prometen diversas soluciones que ponen en jaque a la movilidad terrestre del futuro, como el transporte rápido de pasajeros y la entrega de encomiendas; hoy, también sirven para mejorar los procesos industriales. Cintia Perazo. 16-02-19

Los drones prometen ser nuestro delivery del futuro, nuestro chofer, nuestro encargado de seguridad y hasta nuestro entrenador. Por eso, las automotrices prestan cada vez más atención a estos vehículos y muchas de ellas ya comenzaron a utilizarlos o fabricarlos.

Entre ellas se destaca Ford, que anunció hace unos meses que está utilizando drones en su planta de motores en el Reino Unido. ¿Para qué? Para que los empleados de la fábrica puedan, a través de las cámaras instaladas en los drones, inspeccionar de manera segura elementos en zonas a gran altura, tuberías y en el techo. Antes de esta implementación el equipo de mantenimiento realizaba este trabajo a través de andamios automáticos y plataformas. El objetivo era revisar las estructuras que soportan maquinaria pesada de la planta. Cada inspección por área tomaba 12 horas, hoy el personal hace esta inspección desde tierra firme y controla los drones equipados con cámaras GoPro para examinar minuciosamente cada área; todo se hace en 12 minutos.

Ford utiliza drones en su planta de motores de Gran Bretaña para tareas de mantenimiento Ford utiliza drones en su planta de motores de Gran Bretaña para tareas de mantenimiento. "Solíamos escalar alturas de hasta 50 metros de altura. Ahora podemos cubrir toda la planta en un día, sin arriesgar la seguridad de los miembros del equipo", reconoce Pat Manning, gerente de máquinas de la planta de motores Ford en Dagenham, Reino Unido. Desde Ford comentan que el tiempo que se ahorran los empleados al usar los drones lo utilizan para realizar otras actividades y supervisar con mayor frecuencia. Gracias a estos excelentes resultados la marca del óvalo está evaluando utilizar drones en otras plantas.

¿Es un auto o un dron?
Aunque a simple vista el Pop.Up Next parece un auto de una película de ciencia ficción, se trata de un prototipo que resultó producto de la unión entre Audi, Italdesign y Airbus. Es un vehículo modular eléctrico que se transforma en aéreo o terrestre ya que se le pueden acoplar ruedas o hélices. De esta manera puede convertirse en un coche convencional o en un vehículo volador que se asemeja a un dron gigante. Así, Pop.Up Next materializa el deseo de muchos de nosotros, sobre todo cuando estamos atascados en el medio del tránsito.

Esta idea, que en principio fue lanzada por Intaldesing (el estudio de diseño esencialmente automotriz fundado por el gran Giorgetto Giugiaro y Aldo Mantovani) y Airbus, cobró mayor consistencia cuando se sumó al proyecto Audi, que aportará todos sus avances en materia de conducción autónoma y unidades motrices eléctricas. El sistema Pop.Up consiste en tres elementos fundamentales. Primero en una plataforma de Inteligencia Artificial que, en base a su conocimiento del usuario, administra la complejidad de los viajes en escenarios de uso alternativos y asegura una experiencia de viaje perfecta. La otra capa es el diseño, se trata de un vehículo en forma de cápsula para contener dos pasajeros. Esta forma es la que permite los acoples de los dos módulos: tierra y aire. Por último su interfaz, que dialoga con los usuarios en un entorno completamente virtual. Es que dentro de la cabina hay una pantalla de 49 pulgadas que sustituye al volante. El control, entonces, se podrá realizar a través de este display y unos mandos que se encuentran en los apoyabrazos. Claro que también incluye comandos de voz y reconocimiento facial.

¿Cuándo podremos verlo en la calle? Como muchos conceptos el Pop.Up Next es solo es una idea, pueden pasar muchos años hasta que sea comercial y puede sufrir algunos cambios antes de llegar al modelo final que se fabricará. Sin embargo, este concepto ofrece una idea bastante real de qué esperar sobre el futuro de los vehículos y el camino hacia donde se dirigen los automóviles para poder lidiar con el tránsito de las grandes ciudades.

Reparto realizado por expertos
Mercedes-Benz Vans también se suma a esta tendencia, pero para ofrecer un servicio de delivery. La fabricante alemana se unió con Metternet, empresa estadounidense que fabrica drones, y la tienda online Siroop, para lanzar un singular servicio de entregas. ¿Cómo funciona? Un usuario compra productos en el sitio Siroop y un dron lo busca en el comercio o depósito, de ahí recorre un máximo de 17 kilómetros hasta uno de los cuatro puntos fijos definidos. Cuando llega, se ubica sobre la plataforma de uno de los Mercedes-Benz Vito especialmente equipado con tecnología de aterrizaje. Luego los paquetes serán distribuidos por tierra.

 Mercedes-Benz, Matternet y Siroop se unieron para hacer delivery de productos en Zurich Mercedes-Benz, Matternet y Siroop se unieron para hacer delivery de productos en Zurich. Las empresas que participaron de este proyecto explicaron que aunque los drones no llegaron hasta la puerta de los clientes, sí evitaron gran parte del tránsito urbano y ahorraron el viaje desde el minorista hasta el centro de logística. En principio, Mercedes-Benz Vans lanzó este servicio para productos que se compren a través de comercio electrónico Siroop con un peso máximo de dos kilogramos. Las primeras pruebas realizadas fueron con café molido y celulares, en Zurich.

Los drones realizaron los traslados con total seguridad. Unos 50 clientes particulares hicieron pedidos en la plataforma online y eligieron "promociones de correo aéreo" de artículos seleccionados del minorista Black & Blaze Coffee Roasting Co. para que se los entregaran el mismo día de la compra.

Desde la automotriz alemana adelantaron que planean realizar más pruebas piloto con sus drones, pero dependen, en gran medida, de las normas de las ciudades.

Cargadora con dron incorporado
Aunque aún es un modelo, Volvo presentó de la mano de Lego una pequeña cargadora frontal eléctrica, autónoma, con dron incorporado. El vehículo no tripulado es utilizado para guiar el camino de la máquina.  Aunque en escala, esta cargadora frontal de Volvo y Lego puede ser guiada en su camino por un dron Aunque en escala, esta cargadora frontal de Volvo y Lego puede ser guiada en su camino por un dron. Para lograrlo, la automotriz sueca se asoció con la división Lego Technic, y en forma conjunta desarrollaron a Zeux, una cargadora frontal en miniatura que podría reflejar el futuro de las máquinas de construcción. Además, contó con la colaboración de consumidores finales para armar y mejorar el modelo.

Lo primero que llama la atención de Zeux es que no cuenta con un habitáculo para que sea manejado por un ser humano, además tiene una cámara en su techo que funciona como "ojo" y es acompañado por un dron, que desde las alturas lo guía a través del territorio donde está trabajando. Esta máquina sería ideal, por ejemplo, para utilizarla en terrenos peligrosos para un ser humano. Por ahora, Zeux mide 18 centímetros de alto, por 21 de ancho y 59 de largo y puede funcionar por cinco horas seguidas gracias a su batería de 150 kW.

Aunque Volvo no tiene planes aún de convertir este prototipo en una máquina de tamaño real, adelantaron que algunos elementos de este diseño podrán ser replicados en futuros desarrollos.
Por: Cintia Perazo

DETOX TECNOLÓGICO ANTES DE LA VUELTA AL COLE


Fuente: LA NACION - Crédito: Shtterstock. Laura Reina. 16 de febrero de 2019

Santi no quiere volver al colegio. No es como muchos creen porque tendrá que levantarse temprano, estudiar y encargarse de la tarea. Tampoco porque extrañará a sus padres. Eso era antes, cuando era chiquito y la sola idea de la separación le producía angustia y ataques de llanto. Hoy, con 12 años recién cumplidos, eso quedó atrás. En cambio, admite que le costará alejarse de la Play, la tablet y YouTube, que durante las vacaciones formaron parte de sus jornadas de descanso casi sin restricción. Después de unos días en la playa, de la que volvió con una fractura, la falta de una actividad al aire libre, como puede ser una colonia o un club, lo sumió puertas adentro. Y lo conectó de lleno con la tecnología, esa gran aliada para algunas cuestiones, pero que puede ser una amenaza cuando se hace uso y abuso.

Santi no es el único niño que por estos días está experimentado lo que muchos llaman "ansiedad anticipada de desconexión". También están los adolescentes que se pasan el día en Netflix y sienten nostalgia por no poder sumergirse en una maratón diaria de sus series favoritas, como Martina, que en sus vacaciones completó las temporadas de Pretty Litlle Liars, Skins, Scream, Sex Education, Big Mouth y Riverdale.

"Cuando los chicos terminan las clases aumenta el nivel de adicción a las pantallas, porque para ellos siempre son la primera opción y no hay una actividad organizadora del tiempo como puede ser el colegio -plantea Laura Jurkowski, psicóloga y fundadora de Reconectarse, centro de tratamiento de adicción a las nuevas tecnologías-. Lo ideal es que durante las vacaciones también haya habido límites para el uso de la tecnología. Pero si los chicos estuvieron muy expuestos a las pantallas es bueno empezar con un plan detox para bajarles la ansiedad antes de la vuelta a clases, sobre todo porque si un dispositivo formó parte o gran parte de su rutina en vacaciones pudo haber generado cierta dependencia psicológica".

Un estudio de la consultora global GFK realizado hace un año entre 22.000 personas de 17 países mostró que los argentinos están en el tercer puesto entre los ciudadanos menos desconectados del mundo, solo detrás de los chinos y los brasileños. En promedio, el 40% admite que le cuesta alejarse de la tecnología.

Además de psicológicos, los expertos advierten que estar tanto tiempo conectado puede generar problemas de salud (sobre todo asociados a la visión y el sedentarismo, con altas probabilidades de desarrollar obesidad), de concentración y de atención. Según investigaciones recientes en el campo de las neurociencias, la tecnología también ofrece a nuestro sistema nervioso tres respuestas -gratificante, inmediata y repetitiva- que hacen que los más chicos se vuelvan tecnológicamente insaciables, sin poder pensar en otra cosa, afectando áreas cognitivas, psicosociales, y afectivas.

"Una hiperestimulación de nuestros sistemas de recompensa cerebral limita la atención que prestamos al entorno y a nosotros mismos, lo que afecta directamente el aprendizaje y la capacidad de estudio", advierte el español Manuel Antonio Fernández, especialista en neurología pediátrica y miembro de Top Doctors, plataforma especializada en salud que ha lanzado varias recomendaciones en torno a este tema.

"No se trata de relegar el papel de la tecnología a un segundo plano, pero la dosificación tampoco debe ser una medida temporal o excepcional. El objetivo es que los niños aprendan a gestionarla y a darle el uso correcto todo el año", sostiene Fernández. Una de las cosas a trabajar con los chicos que están por empezar su rutina de ocho horas diarias fuera de casa es la ansiedad que experimentan por la pérdida de conexión. "La ansiedad anticipatoria que se produce en el joven que siente una pérdida si no se conecta debe corregirse con información racional y educación emocional. Es un aspecto fundamental que los padres tienen que trabajar con sus hijos de forma continua", asegura Fernández.

Jurkowski, por su parte, asegura que no se trata de medir la adicción a la tecnología en horas, sino de observar el grado de dependencia que un chico establece con las pantallas. "Así esté dos horas al día hay que ver cómo reacciona cuando no tiene acceso a los dispositivos. Si es que solo habla de eso, si está irritable... Cabe destacar que estos cuadros son más frecuentes en chicos de secundario, no tanto de primario porque con los más chicos hay mayor margen de maniobrabilidad".

Poquito a poco
Según la especialista de Reconectarse, se trata de hacer como con cualquier otro hábito: ir de a poco poniendo horarios los días previos a la vuelta al colegio e ir bajando de a minutos el uso hasta alcanzar el límite deseado. "La clave es tratar de acercarse lo más posible a la rutina que la familia tiene durante el año. Que el chico empiece a bajar la cantidad de horas frente a las pantallas. En todo caso, que no sea una maratón, que no sean cuatro horas seguidas. Lo ideales que alterne con otras cosas -plantea-. Pero no se trata de decirle 'no mires más videítos' o 'dejá de jugar' y listo. Lo importante es darle alternativas. Porque si como adultos avalamos que estén todo el día con los juegos o mirando YouTube, entonces es nuestra responsabilidad buscarles otras alternativas. Si damos canilla libre para el uso de los dispositivos, también es responsabilidad de los adultos darles otras alternativas a sus hijos".

En este sentido, la doctora Paula Otero, presidente de la subcomisión de TIC de la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP), prefiere ahondar en la relación que los mayores establecen con las pantallas. "Una cosa es usarla un poco más porque tenemos más tiempo libre y otra es que se vuelva una adicción -sostiene-. Los niños son adictos cuando los padres lo son. Ponemos el foco en los chicos cuando como adultos predicamos muy poco con el ejemplo. Hay que mirarnos a nosotros mismos. Ellos copian lo que ven en los padres, que son sus referentes inmediatos. Por eso considero que el problema lo tenemos nosotros. Tenemos un segundo libre y agarramos el celular. No es el cuco la tecnología, pero sí es adictiva. Genera lazos que hacen imposible dejarla. El tema es incorporar hábitos saludables de uso, porque no se puede anular. Pero debe ser una postura familiar, no una bajada de línea al chico nada más".

Jurkowski coincide: "Se educa más con acciones que con palabras. Por eso la limitación en el uso de las pantallas tiene que ser algo que se establezca a nivel grupal. Que en cada casa haya momentos libres de pantallas. No se le puede decir a un chico que limite el uso de los dispositivos si vos estás todo el tiempo con el celular en la mano, leyendo, chequeando y haciendo cosas con el teléfono. Es importante que haya una coherencia, algo que sea a nivel familiar. Y la clave es limitar, no prohibir, porque la tecnología nos atraviesa, forma parte de la vida cotidiana".

Solo ocio
Otero sostiene que el problema pasa cuando la tecnología es solo sinónimo de ocio o entretenimiento: "La cultura de la urbanidad hace que los chicos no puedan estar fuera de casa solos. Y en este contexto la tecnología reemplaza esos espacios físicos que antes eran de los chicos. Pero como adultos tenemos que encontrar maneras de que usen tiempo libre en otras cosas que no sean los juegos o mirar videítos en YouTube. Muchas veces la tecnología es lo más fácil para todos, pero no siempre es la mejor opción. En Internet están lleno de falsos ídolos que entretienen, pero no suman mucho. Y en todo caso no tener miedo a que se aburran: cuando un chico está aburrido seguro encuentra algo que hacer. Se pondrá a pintar, dibujar, cocinar o pelearse con el hermano. Nadie se muere de aburrimiento".

Fernández también resalta que "una buena manera de poder educar a los niños en el uso de las nuevas tecnologías es haciéndoles comprender que hay tiempo para todo estableciendo horarios concretos. Es decir, a la consola se juega una hora los sábados y el celular se guarda en el cajón al entrar en casa y se saca solamente un rato antes de cenar. Esto les hará experimentar el esfuerzo y la recompensa de haber conseguido cumplir con todo, y también los ayudará a disminuir la sensación de ansiedad por la pérdida de conexión".

Otro consejo en caso de que se haga uso de las pantallas es que sean de forma compartida. "El uso social de la tecnología tiene menos repercusiones negativas que el individual. Es igual que con los juegos de mesa. Conforma en sí misma una actividad muy enriquecedora a nivel familiar".

Cuando faltan días para el comienzo de clases, el desafío en las casas pasa por volver a generar una rutina que se acerque a la que se adopta durante el año. Una rutina que incluya una mejor alimentación, mejor calidad de sueño y también menor tiempo de conexión.
Por: Laura Reina

LOS GRANDES AVANCES CIENTÍFICOS QUE PROMETEN TRANSFORMAR A LA HUMANIDAD


Alimentar a una población en aumento, reducir el impacto ambiental, desarrollar computadoras que aprendan  y crear vida artificial son los desafíos en los que más se invierte. El concepto del “big data” se está desplazando hacia el “deep learning”, es decir, que las máquinas sean capaces de aprender. AFP/JUSTIN TALLIS. Clarín

Transportes sin conductor, coches voladores y aviones solares; prevenir y curar el cáncer y el Alzheimer; robots para todos los trabajos; alimentos sintéticos; frenar la acidificación de los océanos: los objetivos de la ciencia son tantos y tan diversos –sólo la Unión Europea y China tienen 1,5 millones de investigadores cada una– que resulta difícil identificar qué áreas concentran mayor interés.
En la investigación hay tendencias y campos en auge; otros quedan relegados. Las inversiones públicas y privadas no siempre coinciden en determinar prioridades. Así, cuando la revista Wired invitó al ex presidente de Estados Unidos a editar el número de noviembre, Barack Obama citó como mayores desafíos científicos la desigualdad social y el combate contra el cambio climático (tema que el presidente Donald Trump juzga menor). Además, lograr la ciberseguridad y curar el cáncer y el Alzheimer.

Por su parte, el físico Stephen Hawking y el emprendedor tecnológico ruso Yuri Milner lanzaron una iniciativa para financiar con 100 millones de dólares a los investigadores del programa SETI, que busca vida extraterrestre. Y otros multimillonarios invierten en investigar cómo alargar la vida o construir ciudades en el mar.

Carmen Vela, secretaria de Estado de Investigación, Desarrollo e Innovación de España, opina que los mayores desafíos son afrontar los efectos del cambio climático y las áreas que afectan a la salud, como la medicina personalizada o las investigaciones para darle mayor bienestar a una población cada vez más envejecida.

Octavi Quintana, que lleva años en diversos puestos en la Dirección de Investigación de la Comisión Europea, apunta que “la ciencia contribuye a resolver los problemas de la sociedad en todos los ámbitos”. Como muestra de los proyectos que podrían trascender cita dos que son bandera de la UE: el desarrollo del grafeno y descifrar el cerebro humano. Suma, además, la creación de robots para ayudar a las personas de mayor edad; la búsqueda de una energía solar para la aviación y la digitalización del continente africano.

Son varios los ámbitos de investigación a los que se les destina gran inversión o que representan un desafío para la humanidad. Uno de los principales es la investigación en genética, que está pasando a otra dimensión con una técnica que permite reescribir el genoma. Se usan secuencias del ADN de los mecanismos de defensa (CRISPR, por sus siglas en inglés), que facilitan activar y desactivar genes, y luego modificarlos.

Esta edición genética está cambiando la biología molecular y se viene extendiendo, dada su accesibilidad en materia de conocimiento y costos, según señala Eduard Batlle, jefe del programa de oncología del Institut de Recerca Biomèdica de Barcelona (IRB), España. Además de las investigaciones con animales y en botánica, esta técnica empezó a aplicarse en ensayos humanos de terapias contra el cáncer, precisamente para editar genéticamente células que potencien el sistema inmune. ¿El proyecto más ambicioso? Crear un genoma humano artificial, en el laboratorio, desde cero, y hacerlo inmune a virus y bacterias, o sin los defectos genéticos que causan patologías.

El año pasado, en una reunión en la Universidad de Harvard (Estados Unidos) a la que asistieron 150 genetistas, emprendedores biotecnológicos y expertos en ética, se dijo que este objetivo podría lograrse en diez años, con una inversión inicial de 100 millones de dólares. Entre los promotores de la idea figuraron destacados genetistas como Jef Boeke (que trabaja en sintetizar artificialmente el genoma de la levadura) y George Church, que auspició el desarrollo del CRISPR y lo ensaya para modificar genes de cerdo, a fin de evitar el rechazo inmunológico en los trasplantes de órganos de este animal a humanos. Claro que la reunión de Harvard generó polémica. Muchos advirtieron sobre los riesgos evolutivos de crear vida artificial.

Otro tema que es y será clave es la investigación en materiales. Desde que sus descubridores ganaron el premio Nobel en 2010, el grafeno es considerado el material protagonista del futuro: es duro como el diamante, liviano y flexible y, además, relativamente barato. En la actualidad existen unos 5.000 materiales del tipo del grafeno, llamados “bidimensionales” porque se fabrican en láminas plegables de un átomo de espesor. Se derivan del fósforo, el boro, el nitrógeno y varios minerales. Los científicos estudian sus propiedades y aprenden a obtenerlos en el laboratorio, según las necesidades (que sea superaislante, superconductor, flexible...), y a ensamblarlos. El siguiente paso será extender su uso en distintos productos.

Por ser flexible, absorber bien la luz y detectar y transmitir muy eficazmente señales eléctricas, el grafeno puede ser muy útil en aparatos sensores. Por eso se ensaya en nanosensores químicos, sensibles a cambios térmicos, o en sensores biomédicos para detectar patógenos, y en implantes cerebrales. En Manchester, el grupo de descubridores del grafeno estudia -con la financiación de Bill Gates- si sería posible utilizarlo para fabricar preservativos más seguros.

Además, el laboratorio Roche colidera un equipo que investiga el uso de grafeno en procesadores basados en el espín de los electrones, un estado de estas partículas que se alarga con el grafeno: se augura que estos procesadores cambiarán la informática. En otra línea, la compañía Airbus busca mezclar grafeno en el fuselaje de los aviones, con el objetivo de reducir los daños ante el impacto de un rayo. Una desventaja para nada menor es que muchos de los nuevos materiales que se desarrollan no son biodegradables, por lo que habrá que evaluar su impacto ambiental.

Un importante tema social del que la ciencia tendrá que ocuparse de lleno es cómo gobernar un mundo desencantado. Cada semana, un millón de personas se va a vivir del campo a la ciudad, lo que, dado el aumento de la población mundial, augura gigantescas aglomeraciones urbanas en las próximas décadas. Esto sumado a otros ítems complejos: la creciente desigualdad socioeconómica, la situación general del sistema capitalista, del que no se sabe, además, cómo asumirá la creciente automatización laboral; la crisis de la Unión Europea y el auge de las derechas autárquicas y xenófobas, entre muchos otros factores. No llama la atención que en las principales instituciones dedicadas a las ciencias sociales, muchos expertos se devanen los sesos para deducir cómo deberían evolucionar las formas de gobierno y organización social, a fin de garantizar una convivencia pacífica.

Además, el mejor sistema de gobierno logrado hasta ahora, el democrático, está en peligro. Así lo cree un estudioso del tema, Yascha Mounk, profesor de Política en la Universidad de Harvard: “La gente está perdiendo su confianza en las instituciones democráticas. Tiene razones para estar enojada. A lo largo de la historia de la estabilidad democrática, el nivel de vida medio de la población fue aumentando de una generación a otra. Pero ya no. Debemos descubrir cómo nuestras democracias pueden ser estables en esta nueva circunstancia”.

“Hace unos años –sigue Mounk– me preocupaba el estado de las democracias liberales, pero pensaba que -por suerte-, no tenían alternativas viables. Nadie iba a imitar el régimen teocrático de Irán, ni el ideológicamente incoherente de China. Pero esto cambió. En Rusia, Hungría o Polonia, los populistas aplican una forma de democracia ‘iliberal’ (no liberal): un sistema en que un líder fuerte canaliza la voz de la gente pero desprecia los derechos e intereses de muchos ciudadanos. Este formato será un desastre a largo plazo, pero ahora resulta muy atractivo en Europa occidental y Norteamérica”. De esta manera, abundan los estudios con financiación pública y privada que analizan desde la situación social actual hasta cómo conseguir una sociedad más igualitaria, o que los jóvenes no canalicen su activismo sólo en protestas y elijan, en cambio, participar en instituciones políticas.

¿Computadoras que aprendan? Este es otro tema fuerte para la ciencia. El concepto del big data se está desplazando hacia el deep learning o machine learning, es decir, que las máquinas sean capaces de aprender, lo que implica un paso más en la inteligencia artificial. Estas tecnologías buscan que las computadoras aprendan de su acción y que se adapten a escenarios cambiantes. El objetivo se completa con programas de reconocimiento del lenguaje humano, de visión y detección de movimientos.

“No es del todo cierto que las computadoras aprendan, pero se avanza en esa dirección”, puntualiza Jordi Torres, catedrático de la Universitat Politècnica de Catalunya e investigador del Barcelona Supercomputing Center (BSC). Cuando las computadoras piensen o reaccionen como los humanos y se reprogramen entre ellas habrá un cambio de paradigma. Ya hay voces que alertan que pueden ser las últimas décadas en que los humanos sean los seres más inteligentes.

Gartner, una de las mayores consultoras tecnológicas, prevé una digitalización cada vez más inteligente a partir de 2020. Dominarían los asistentes virtuales (como Siri y otros similares) y los robots que interactúan con humanos, pero también las apps serán capaces de llevar a cabo tareas más complejas. Y todo en un marco creciente de realidad virtual.

No puede dejarse de lado el horizonte de la computación cuántica. Es que las computadoras procesan la información gracias a un sistema binario (0/1). El sistema cuántico busca aplicar los estados de los elementos del átomo, que permiten más posiciones. Así se procesaría todavía más información, más rápido.

Hablando de recursos, disponer de energías alternativas a los combustibles fósiles es clave: hace tiempo está previsto que se acaben. “Hay que cambiar de modelo energético, usar menos combustibles fósiles y mejorar su combustión para reducir los efectos sobre el planeta”, dice Ramón Gavela, director de energía del Centro de Investigaciones Energéticas, Medioambientales y Tecnológicas (CIEMAT), organismo público español para la investigación y promoción del uso de diferentes energías.

En todo el mundo se investigan fuentes de energía alternativas, en busca de una que sea limpia, abundante y accesible para todos. De las renovables, la eólica y la solar fotovoltaica son las más desarrolladas y su uso crece, pero se debe mejorar su almacenaje y distribución. Se impulsan, además, la energía solar termoeléctrica, los biocarburantes y las energías que usan el agua.

Según Gavela, la alternativa más efectiva a los combustibles fósiles será la fusión nuclear. Está convencido de que esta forma se conseguirá “a largo plazo”. La idea es imitar la energía del sol y otras estrellas, fusionando núcleos atómicos a temperatura extrema. Investigadores europeos confían en disponer de esta fuente energética para 2050, para lo que están construyendo instalaciones muy costosas, igual que Estados Unidos, China y Japón.

Un tema complejo que alerta a la comunidad científica es que según estudios de la FAO/ONU, la producción alimentaria mundial deberá crecer más del 1% anual en las próximas décadas para satisfacer las necesidades de la creciente población. No se podrá disponer de mucha más tierra de cultivo y, para colmo, habrá que reducir el impacto ambiental con sistemas de cultivo más eficientes. Esto con el inconveniente de que el cambio climático dificultará la agricultura en muchas regiones.

Ayudan las estrategias como mejorar la genética de las plantas, pero a corto plazo los investigadores trabajan en el lema de la FAO “more crop per drop” (“más producción por gota de agua”). Se usan sensores en el suelo y las plantas, cálculos de datos obtenidos por satélite y modelos de balance hídrico para aplicar el agua estrictamente necesaria, explica Diego Intrigliolo, investigador del Centro de Edafología y Biología Aplicada de Murcia, España. Su equipo prueba estos sistemas de riego de precisión en cultivos como la lechuga y consiguió un ahorro de agua del 15%. El smart farming es una tendencia mundial.

La carrera espacial no se queda atrás: colonizar Marte e instalar bases en la Luna es una ambición de larga data. Antes de terminar su mandato, Obama anunció que Estados Unidos programaría un vuelo tripulado a Marte en 2030. El multimillonario Elon Musk, que fabrica cohetes en su empresa Space X, fijó un horizonte más cercano: cinco años. Con plazos similares se prevé volver a la Luna y explorar su cara oculta y reservas naturales. China, Rusia y Europa planean, también, misiones.

La renovada carrera espacial viene de la mano de la curiosidad y el ansia de demostrar poderío, pero también de intereses estratégicos y económicos. En las superficies de planetas y asteroides se espera explotar minerales o el gas helio 3 como fuente de energía. Y se ve un próspero negocio en los vehículos e instalaciones espaciales: de hecho, Google tiene reservado un premio para quien proponga una nave capaz de hacer un viaje tripulado a la Luna.

Para algunos el vuelo espacial es una atracción lúdica. En eso trabajan compañías como Virgin, el grupo chino Kuang Chi y Blue Origin de Jeff Bezos (el dueño de Amazon). Los más aventureros -o pesimistas, según se mire- como Stephen Hawking creen que algun día esos mundos deberán alojar a la raza humana, que ya no podrá vivir en la Tierra. Como sea, el fracaso de la sonda Schiaparelli de la Agencia Espacial Europea, que se estrelló en 2016 cuando aterrizaba en Marte, muestra que aún queda mucho por investigar.
Por Marta Ricart / La Vanguardia