11 de octubre de 2019
La
universidad está cerca de cerrar un acuerdo para implementar un programa que
permitiría, por ejemplo, clases por videoconferencia y participación a
distancia. Los detalles.
La
Universidad de Buenos Aires se encamina hacia un proceso de modernización.
Además de los anuncios de hace dos semanas, que incluían wi-fi en todas las
facultades y el trámite de inscripción al CBC online, ahora apuesta a
profundizar esa sinergia. Está próxima a cerrar un acuerdo para establecer una
plataforma que vincule a los distintos actores: estudiantes, profesores y
personal administrativo.
Según
supo Infobae, en la UBA proyectan una “plataforma de colaboración segura para
compartir recursos”, que combinaría un aula virtual con facilidades para la
gestión. En lo académico, por ejemplo, los alumnos podrían ver algunas de sus
clases a través de videoconferencia. Mientras que en lo administrativo una
ventaja estaría en la toma de asistencia y en notificar las calificaciones.
El
primer avance fue conectar a los edificios. El siguiente que desandarán es
generar comunidades dentro de la universidad para que se refleje en vínculos
colaborativos, de intercambio de información.
Como
ya sucedió en la primera etapa, la universidad mantiene conversaciones con la
empresa de telecomunicaciones Cisco. Andres Quinn, su director comercial de
sector público y corporativo para Argentina, Paraguay y Uruguay es quien lleva
adelante el diálogo. “Lo que acaban de adquirir es la autopista y vienen
andando por uno de los carriles, con funcionalidades importantes, pero básicas.
Ahora estamos cerca de que comiencen a usar los otros cuatro carriles en una
fase que puede cambiar la dinámica dentro de las facultades”, consideró.
Federico
Saravia, subsecretario de transformación digital y modernización de la
universidad, confirmó: “La UBA tiene un camino hacia la digitalización. A este
proceso lo llamamos ‘UBA digital’”, confirmó . “Entendemos que las nuevas
tecnologías ayudan mucho en la interacción de los distintos actores: alumnos,
docentes, no-docentes, graduados. Hoy la mayoría de nuestros estudiantes son
nativos digitales. La idea es ir hacia donde están ellos y que no solo ellos
vayan donde estamos nosotros”.
Para
Saravia, hay tres etapas de actualización. La primera de ellas es donde hoy
hacen foco: dar la posibilidad de que los trámites sean a distancia, reducir la
presencialidad. La segunda es generar repositorios digitales, que contengan los
legajos y títulos. La última es la que se orienta hacia lo pedagógico:
“Queremos conservar, guardar y disponer lo que pasa en las facultades. Que todo
lo que hoy ocurre offline, esté online. Compartir la información”, subrayó.
El
Webex es la plataforma con la que avanzan. Desde la empresa, indican que tiene
distintas capacidades. Ellos lo delimitan en “antes de clase”, “durante la
clase” y “después de clase”.
Una
vez definida la lista de estudiantes para una cátedra, la plataforma permitiría
el envío de textos y material, un canal de comunicación entre profesores y
alumnos, consultas por notas, asistencia, horarios de clase y alertas en caso
de ausencias de docentes.
Durante
la clase, en caso de no poder asistir al aula por distintos motivos
(condiciones climáticas, distancia, falta de recursos), los estudiantes
estarían en condiciones de cursar en formato remota. Aquellos profesores que lo
consideren pertinente podrían filmar sus clases y abrir un espacio para
consultas. Incluso sumar a distancia a especialistas sobre temas puntuales.
Algo
similar hace Cisco en Uruguay. Es la principal proveedora del Plan Ceibal, una
de las políticas educativas más elogiadas de la región. A través de ese
programa, Uruguay solucionó la escasez de profesores de inglés. Los alumnos de
primaria reciben clases a distancia vía videoconferencia desde países vecinos
como Argentina o completamente lejanos como Filipinas.
“En
Uruguay está destinado a 100 mil alumnos. En la UBA sola hay más de 300 mil
estudiantes. Por eso, el impacto que tendría podría ser enorme. Claro que, de
concretarse el acuerdo, también dependería de una decisión de cambio de las
facultades y los profesores. No es lo mismo dar una clase convencional que una
en la que te están grabando. La gran ventaja es quedaría almacenado para que el
alumno pueda repasarla cuantas veces quiera”, señaló Quinn.
El
ejecutivo de la compañía lo ilustró con un ejemplo. Un profesor, antes de
iniciar la clase, abre una sesión para que los alumnos que tienen acceso a ese
curso se puedan sumar desde donde estén. Además de la posibilidad de video, hay
espacio para preguntas y respuestas. “Los alumnos, desde cualquier dispositivo
con conexión, solo teniendo 4G, podrían acceder en tiempo real”, agregó.
En
la universidad, apuestan a que “UBA digital” esté finalizado en 2021, cuando se
cumplirá el bicentenario de la institución. Aunque, aclaran, en el medio se
irán dando avances. “Para que se refleje en lo pedagógica se necesitarían
cambios en las prácticas docentes. No es fácil, pero tampoco algo tan lejano.
Hoy todos los profesores se vinculan de alguna u otra manera con la
tecnología”, creen.
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