Martina Rua. PARA LA NACION. 9
de noviembre de 2019
Hace unos días se cumplieron
50 años de la creación de Internet, esa ventana al mundo que puso la
información global al alcance de un par de clics. Tener acceso a videos, notas,
fotos, artículos útiles para nuestro trabajo, películas o redes sociales es sumamente
fácil. Ahora, que no se pierdan dentro de las 36 pestañas de la compu abiertas,
ventanas superpuestas del navegador, cientos de chats, fotos y links ya es otro
tema más complejo.
La escena se repite: estás en
el colectivo mirando Twitter y ves que tu revista favorita publicó una historia
larga e interesante, arrancás por los primeros párrafos, pero llega el momento
de bajar. ¿Cómo ordenar esa masa que crece sin pausa de cosas interesantes que
queremos leer "cuando tengamos tiempo"?
Recetas universales no hay,
como para todo lo relativo a la productividad, pero hay un mix de opciones para
que pruebes y mezcles como mejor te resulte.
Vamos desde las más
"pro" hasta las más caseras. Sé que somos muchos los nostálgicos que
seguimos extrañando al agregador de noticias (RSS) Google Reader, una
herramienta que nos organizó allá por 2005 cuando todavía estábamos
sorprendidos de la cantidad de fuentes que nos permitía conocer la web.
Si bien las aplicaciones se
multiplicaron, voy a proponerles las más usadas y las que sobreviven en mi
celular sin que las borre, aunque no las use de manera metódica.
Pocket es una gran opción. Es
una app y también una extensión que se puede agregar al navegador, permite
guardar todo tipo de links, subrayar lo que más nos interesa y poner etiquetas
por temática. Además, funciona como red social ya que podemos seguir a otros
usuarios para ver sus lecturas, al mismo tiempo que pueden seguir nuestros
videos y artículos guardados.
Otras opciones muy similares,
pero sin ser red social son Instapaper, Readability o Paperspan, todas con un
diseño simple e intuitivo donde las imágenes nos ayudan a encontrar rápidamente
lo que guardamos.
Dentro de las redes sociales,
la que por su naturaleza es ideal para conocer y seleccionar información es
Twitter. Luego de años de usar el botón de "me gusta" para guardar
tuits para más tarde, desde hace algunos años existe la opción "elementos
guardados" o "bookmarks" para recopilar todo lo que quieras leer
luego.
Por mi trabajo, Twitter es una
de mis principales fuentes de acceso a personas e instituciones que me
interesan, por lo que uso muchísimo esta opción a la hora de intentar ordenar
mis lecturas digitales.
Otra casera, pera infalible es
la de mandarnos mails a nosotros mismos. Levante la mano el que se mandó un
correo, le vibró el teléfono y fue a la casilla a ver qué había llegado. Vamos,
no me dejen sola. En este momento de los 58 mails sin leer de mi casilla tengo
18 que me los "auto mandé". No me juzguen.
Otra que hago mucho es tomar
capturas de pantalla, pero esto requiere luego ir a sitio de donde las tomé y
hacer clic, por lo que implica más pasos que copiar los links. Ahora mismo
tengo 400 capturas de pantalla en el celu. Sí, júzguenme.
En ascenso
Pero la estrella del momento
para el soliloquio digital es WhatsApp y los grupos "con nosotros
mismos". Ajá, a esto hemos llegado. Para tenerlo, armás un grupo de dos
personas y luego quitás al "intruso" y te quedás charlando con vos
mismo. Avisale al otro así no piensa que te atacaron los malos modales.
Una vez solos, empieza la auto
conversación, elegí una foto y un nombre y recordá que verás ese contacto todos
los días. Poner una frase cómica y alentadora es la mejor opción.
Hice la consulta en Twitter
para conocer los más originales y de 300 respuestas elegí un par para ustedes.
La imagen más usada es la del hombre araña por duplicado señalándose
mutuamente. Los mejores nombres: "Sigo acá", "Yo-Ismo", "Dory",
"Yo-yo", "I me mine", "El diván", "FMI (for
my information)", "Gemelo Malvado", "Me, Myself and
I", "Mrs Hyde", "Asuntos internos", entre otras
locuras. Me reí fuerte con muchos.
La información a la que
podemos acceder no parará de crecer, llegará de cada vez más plataformas y con
más formatos. Poder priorizar la información, elegirla y curarla según nuestros
intereses o necesidades laborales es un trabajo de artesano que, como tal,
lleva un período de adquisición de hábitos, pruebas y contrapruebas hasta
encontrar el mejor mix de herramientas para leer, mirar o escuchar los
contenidos de la mejor manera posible.
Sonido recomendado para leer
esta columna: "Ceremony", de New Order.
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