Alberto Fernández designó a
Beliz para ser el articulador con la CGT y activar un centro de capacitación
laboral más moderno
Nicolás Balinotti. 16 de
noviembre de 2019
El Sindicato de Empleados de
Comercio, el más numeroso del país, perdió 62.000 puestos de trabajo en 18
meses, según un relevamiento interno. "La mitad fue por la crisis, por el
cierre de pymes, pero la otra mitad fue por el avance tecnológico",
argumenta un jerárquico del gremio que Armando Cavalieri tiene en puño desde
1986.
Las nuevas tecnologías, o la
inteligencia artificial, como le llaman ahora, son la gran amenaza a los
sindicatos tradicionales. Como afectó a Comercio, también impacta de lleno en
otras actividades, desde bancarios a transportistas. Para detener la
hemorragia, Cavalieri pactó un plan de reducción de aportes patronales con
empresas de electrodomésticos y evalúa imitarlo con los grandes cadenas de
supermercados. Cambiaron los hábitos: cada vez más gente hace las compras de
manera digital.
Preparado para su regreso a la
actividad privada, el ministro de Producción y Trabajo, Dante Sica, sigue de
cerca el proceso y vislumbra que los empleos que se pierden en un sector se
recuperarían en el mediano plazo en la cada vez más aceitada cadena de
logística que requiere el comercio digital. Es la raíz de la tensa disputa que
mantiene retórica y judicialmente Hugo Moyano con Sica y Marcos Galperin, el
cerebro de Mercado Libre.
Más combativo que Cavalieri y
esquivo para negociar una eventual rebaja de aportes, el bancario Sergio
Palazzo redobla la apuesta con protestas por la representación de unos 5000
trabajadores que se desempeñarían en el sistema financiero tecnológico (
fintech) y que considera que deberían estar encuadrados en su gremio. Su
disputa, como la de Moyano, también es con Galperin, por la aplicación Mercado
Pago. Aunque su conflicto más urgente es ahora por el riesgo de cierre de sucursales
del HSBC en cinco provincias. "El home banking permite manejar la cuenta
bancaria desde cualquier lugar y las sucursales bancarias paulatinamente se
transforman en centros virtuales totalmente automatizados sin presencia
humana", escribió el abogado laboralista Julián De Diego en El Cronista.
Algo de eso habría detrás del ajuste en HSBC, a pesar de que desde el gremio
sospechan que se trataría de un intento de las autoridades en condicionar una
negociación con el futuro gobierno.
En este contexto, no fue para
nada casual el mensaje que Alberto Fernández les bajó a los gremios hace ocho
días en la CGT. Exhortó a los jefes sindicales a montar en la histórica sede de
Azopardo un centro de educación tecnológica para capacitar a los trabajadores.
Simbolismo puro.
Tampoco fue casual que el
presidente electo haya sentado en la primera fila de la CGT a Gustavo Beliz, a
quien se lo vio conversar animadamente con Moyano. El exministro de Justicia,
que está dispuesto a regresar a la función pública tras un autoexilio de 15
años, es un estudioso de los cambios en el mundo laboral y disertó sobre el
tema en el Vaticano, tal como lo contó el periodista Pablo Maradei en el sitio
www.mundogremial.com. "Debemos ser conscientes de que hay un calentamiento
global tecnológico sobre nosotros", dijo Beliz el mes pasado durante el
seminario "Dignidad y el futuro del trabajo", organizado por la
Pontificia Academia de Ciencias Sociales que dirige el monseñor argentino
Marcelo Sánchez Sorondo.
Si bien Claudio Moroni será el
futuro ministro de Trabajo, Héctor Daer, uno de los dos jefes de la CGT,
reconoció que Beliz será uno de los articuladores con los gremios sobre el
desarrollo tecnológico. "Tiene una idea revolucionaria", lo elogió el
líder sindical. Y dejó una advertencia, destinada más a los empresarios que a
la futura gestión: "La tecnología no puede ser utilizada para multiplicar
riquezas en detrimento de los trabajadores y para precarizarlos".
En su viaje a México, Alberto
Fernández visitó una sede de la empresa de software Globant, fundada por el
argentino Martín Migoya, uno de los impulsores del chat de empresarios
"Nuestra Voz" y quien apoyó abiertamente la reelección de Mauricio
Macri, como Galperin.
En el Distrito Federal, donde
Globant emplea a unas 1200 personas, Fernández escuchó los avances sobre una
aplicación (app) de YPF que funciona en la Argentina como una suerte de
billetera electrónica, en la que se centralizan pagos, descuentos y beneficios,
y que ya cuenta con 300.000 usuarios. La app no reemplaza al playero de la
estación de servicio ni tampoco es su finalidad. Su puesta en marcha generó
empleo genuino, aunque en compañías o actividades en las que la sindicalización
es mínima.
Así nació el interés de Moyano
en poner un pie en las multinacionales dedicadas a la industria del software al
apadrinar en 2012 el surgimiento de la Unión Informática (UI), un gremio que
cuenta con la simple inscripción y que se forjó a partir de un conflicto en
IBM. La UI tiene hoy 1000 afiliados y ubicó delegados propios en casi todos los
gigantes del software radicados en el país. No logró aún penetrar en Mercado
Libre, en cuya planta de logística manda la Unión de Carga y Descarga a partir
de un retoque a medida del convenio colectivo, cuya reforma fue habilitada por
Sica y objetada por Moyano.
Tarde o temprano, Alberto
Fernández deberá mediar en la pulseada entre Moyano y Galperin por el
encuadramiento en los centros de logística. El presidente electo ya fijó una
postura: "Lo que sea por vía convencional es una decisión de las empresas
y los trabajadores. Lo que no quiero es poner reglas generales de
flexibilización", sentó posición sobre lo que él llama la
"uberización" de las relaciones laborales.
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