Santiago
Bilinkis
Crédito:
Alma Larroca. 11 de agosto de 2019
Mi
experiencia estudiando en la NASA, en Singularity University, me dejó lleno de
entusiasmo sobre el potencial de la tecnología para mejorar nuestra vida y
solucionar los desafíos globales más complejos.
Nueve
años después, mi mirada cambió. Veo en este momento a la tecnología generando
más problemas a nuestra vida que aportando soluciones. Basta alzar la vista
para corroborarlo: hoy vivimos a merced de nuestros celulares. Nos juntamos con
nuestra familia o amigos en una reunión solo para ver a la mitad de las
personas mirando a través de sus pantallas lo que está sucediendo en otro lado.
En la era de la hipercomunicación, vivimos cada día menos conectados. Estamos
atrapados en la era digital.
Y
esto no es casual: científicos y empresas trabajan intensamente para aprovechar
los últimos avances en neurociencia y psicología, y profundizar nuestra
dependencia a sus sitios y aplicaciones. Con el objetivo de incrementar sus
ganancias, las principales compañías de tecnología están en una guerra por
monopolizar nuestra atención y nuestro tiempo. Y la están ganando: sin siquiera
darnos cuenta, desbloqueamos el celular 120 veces al día, o una vez cada ocho
minutos mientras estamos despiertos.
Esta
es la primera vez que una herramienta, apenas comenzamos a usarla, empieza a
usarnos a nosotros. ¿Cuál es el resultado de esta manipulación? Niños
enchufados a las pantallas a edades cada vez más tempranas; redes sociales y
aplicaciones de citas que vapulean la autoestima de adolescentes y adultos;
numerosas personas que, enganchadas en un consumo maratónico de series, reducen
al mínimo su descanso. La tentadora promesa de novedades permanentes esconde
una trampa detrás de cada app, a menudo a costa de nuestros intereses
prioritarios y hasta de nuestra salud.
Este
vuelco en mi mirada ocurrió hace un poco más de un año. Pasé del entusiasmo a
la preocupación, y sentí la necesidad de hacer algo al respecto. Esta pelea
manipulativa por nuestra atención se está dirimiendo sin que muchos siquiera
nos demos cuenta. Para peor, la cancha está inclinada en nuestra contra, por la
asimetría entre el conocimiento profundo de nuestros mecanismos de neurociencia
y psicología de quienes diseñan los sitios y apps que utilizamos y nuestra
liviandad como usuarios poco advertidos.
Dediqué
los últimos dieciocho meses a investigar sobre esto y el resultado tomó forma
de libro. Escribí una Guía para sobrevivir al presente. Mi objetivo en este
texto es desbloquear nuestra ingenuidad frente a los dispositivos. Y también
ofrecer ideas para utilizar los aparatos digitales para conectarnos y vivir
experiencias compartidas, en vez de encerrarnos cada uno en nuestra propia
pantalla.
Igual
que hice con mi libro anterior, quiero compartir con vos la introducción en
formato digital para que puedas reflexionar sobre el rol de los dispositivos en
tu propia vida y la de quienes te rodean. Si querés descargar el archivo o
compartirlo con otros, podés encontrarlo en https://sobreviviralpresente.com.
En
definitiva, en esta Guía para sobrevivir al presente quiero proponerte ideas
para recuperar el control sobre nuestras vidas personales, familiares y
laborales, y así aprovechar los beneficios y oportunidades que la tecnología
ofrece sin quedar atrapados en ella.
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